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Viernes, 16 Diciembre 2016 01:39

Gilles Jobin y Jerôme Bel

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El viernes 5 de agosto asistí a Coreografía cuántica, una conferencia organizada por la Universidad de San Martin. La charla constaba de dos partes: la primera, una introducción a conceptos básicos de física cuántica realizada por el físico Daniel de Florian. Él nos explicaba cómo interactúan las partículas elementales ya que éstas interacciones son la base conceptual del sistema coreográfico creado por el suizo Gilles Jobin.

Un sistema coreográfico, según Jobin, es una especie de partitura donde los movimientos responden a un concepto específico. En este caso, nociones de la física cuántica. A él le interesa este tipo de composición, en donde el bailarín solo tiene que seguir la partitura y ningún aspecto de su psicología o expresión son requeridos para la pieza.  El sentimiento lo pone el espectador, nos contaba, contrastando esta manera de trabajar con la danza expresionista alemana de Pina Bausch.

En un momento, los bailarines se acercaron al escenario para hacer una demostración.  El resultado de esta investigación era algo literal: si el principio utilizado para generar el movimiento era la simetría, dos bailarines enfrentados realizaban movimientos simétricos; si era una fuerza de no contacto entonces los movimientos que hacía un bailarín hacia el otro, eran esquivados para evitar el contacto. Se podía inferir, por la demostración, que estos generadores de movimiento no tenían ninguna progresión, sino que eran variaciones sobre lo mismo.

La obra, Quantum, no la pude ver, quizás en escena sucedía algo distinto.  También vimos un video de otro trabajo suyo y el tipo de movimiento que aparecía en los videos era muy similar a la demostración que habíamos visto hacía un momento.  Me hizo pensar en un ballet, en el cual en vez de contar la historia del Lago de los cisnes, lo que se ilustraba eran conceptos de la física cuántica. En todo caso, en los trabajos lo que no cambiaba era la manera en que se movían los intérpretes.

Me pareció que para Jobin, danza es tipos de movimientos que responden visualmente a una idea o estilo de danza contemporánea mas o menos estandarizada a partir de la segunda mitad del siglo XX.  En este sentido, no importaba si lo que generaba los movimientos era la física cuántica o las instrucciones para usar el lavarropas; lo que veía era solamente el estilo.

En la demostración, los bailarines se movían impecablemente, daba placer mirar esos cuerpos. Sin embargo esta sensación no tenia que ver particularmente con algo relacionado con la danza, sino con la precisión y la destreza física. La misma sensación que me da cuando veo las Olimpiadas.

Si bien la danza, en mi opinión, tiene que ver con una propuesta concreta sobre el cuerpo y el movimiento, los sistemas coreográficos de Jobim, aunque específicos, me resultaban un poco estáticos, por el tipo de movimiento que utilizaba,  como si se cerraran sobre si mismos. Como estar escuchando siempre la misma frase.

 

 

 

Pensé también en The show must go on la obra que Jerôme Bel vino a montar al Centro Cultural de la Cooperación en el 2008.  Bel es un coreógrafo francés identificado comúnmente con la “no-danza “: un movimiento transdisciplinar que si bien se considera danza, no siempre utiliza su vocabulario sino que se sirve del lenguaje de otras artes como el teatro, el video, conferencias, la música o las artes plásticas.

The show eran 20 intérpretes en escena, un iluminador que hacía de DJ y 18 canciones pop interpretadas de manera mas o menos obvia. Cuando escuchabamos La vie en rose la platea era iluminada por una luz rosada. Sonaba la canción de Titanic (My heart will go on) y los bailarines hacían la famosa escena de Leo Di Caprio y Kate Winslet en la proa del barco. Nick Cave cantaba Into my arms (en mis brazos) y un performer caía en los brazos del otro. Y así. 

Jerôme Bel, al elegir cada canción chequeaba la cantidad de ventas de la misma, para cerciorase de que su gusto fuera un gusto común. Viendo la obra, lo que me pasaba  era que cada canción me generaba distintas cosas: me aburría, me moría de amor, me reía, no la sabía, me emocionaba. Es decir, algo me pasaba cada vez que empezaba una canción y sospecho que a los demás espectadores también.  

De casualidad, tuve acceso al montaje de la obra. Una de las canciones era Killing me softly de Roberta Flack cuyo estribillo dice: Strumming my pain with his fingers/Singing my life with his words/Killing me softly with his song/Telling my whole life with his words.[1] Me acuerdo que Bel indicaba a los bailarines que ese morirse suavemente es lo que te pasa cuando escuchas una canción que te moviliza, que te cambia la vida. (En la escena los interpretes se iban desplomando sobre el piso). Y eso era un poco lo que me pasó durante las casi dos horas que duraba el show: la que se movía era yo.

Los bailarines al hacer algo tan aburrido como “ilustrar” las canciones generaban el espacio y el tiempo para  que pudiera “colgarme”, recordar, hacer la lista del súper e inclusive indignarme por haber pagado la entrada a eso.

Hace 6 años que vi la obra. Hoy se me ocurre que para Jerôme Bel danza es algo que tiene que ver con un movimiento que no pasa por lo kinésico. Si bien hay gente bailando, no era necesariamente esto lo que me movilizaba. Sin embargo esto no implica que lo que hace Bel no tenga que ver con la  danza, sino que su propuesta trabaja sobre “lo que se mueve” y esto, no siempre es obvio.

Lo que vi en The show must go on eran ideas: la idea de Titanic, la idea de estar juntos, la idea de morirse suavemente y lo que generaban en mi eran sensaciones concretas, un recorrido especifico mío.

La que bailaba, al final, era yo.

 

Este comentario fue escrito a partir de mi asistencia a Coreografía Cuántica, conferencia de Gilles Jobin y Daniel de Florian el viernes 5 de agosto en la Universidad de San Martin y a The Show Must go On el miércoles 22 de octubre de 2008 en el Centro Cultural de la Cooperacion.

 

Coreografía Cuántica

A cargo de: Gilles Jobin y Daniel de Florian/Espacio: Universidad de San Martin.

 

The Show must go on

Concepto y puesta en escena: Jerôme Bel/Montada por: Dina Ed Dik y Enrique Neves/ Intérpretes: Francisco Brandolino, Miguel Ángel Baquedano, Roman Ghilotti, Alejandro Karasik, Gustavo Long, Marcelo Velázquez, Eduardo Pérez Winter, Pablo Limarzi, Luciano de Luca, Santiago, Laura Papa, Valeria Cuesta, Claudia Barretta, Gabriela Prado, Patricia Sapkus, María Eugenia Cappellari, Eleonora Mónaco, Lisa Simkin, Marta Lantermo, Viviana Iasparra/ Iluminacion y DJ: Eli Sirlin.



[1]

Rasgando mi dolor con sus dedos/Cantando mi vida con sus palabras/Matándome suavemente con su canción/Contando mi vida entera con sus palabras.

 

Bel Eiff

Nací en julio de 1986 en Buenos Aires. Me mudé muchas veces. Estudié en la UBA y me recibí. Trabajé en diferentes lugares. Me encanta la danza. Amo esta revista. 

 

 

 

 

 

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