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Sábado, 05 Abril 2014 21:34

UNA FIESTA ¿INOLVIDABLE?

Escrito por

 

Un texto para PIJAMA PARTY dirigida por: Mariana La Torre

Antes de entrar a la sala algo se despertó en mi memoria de la infancia, de los pijamas party, del no dormirme para que no me pinten la cara, de los juegos para mantenernos despiertos, de la picardía si todos se habían quedado dormidos y yo no, del despertar sobresaltada.

“Pijama Party es una fiesta olvidada que se reactualiza en cada situación”

Entramos a la sala. Un colchón de una plaza tirado  en el medio del espacio escénico. Apagón. La luz comienza a subir y percibimos unos minutos el sonido de lo onírico, de la noche,  un poco incómodo. Casi en penumbras podemos ver los cuerpos uno encima del otro. Se quedaron dormidos. La luz comienza a dejarnos ver algo en sus gestos. ¿Incomodidad? Sí, incomodidad. 

En este paisaje ellos se van despertando. Amplificando sus movimientos se va volviendo un juego cada vez más violento y el agarre tiene que ser cada vez más fuerte para no zafarse. La que está en la cima de la torre de carne sale despedida y los otros dos siguen luchando para quedarse con el colchón y dormir. Una misión casi imposible.

Lo sonoro y sus vestuarios-pijamas acompañan sin proponer otro tipo de relaciones poéticas o conceptuales.

Ella, la que salió disparada, se va quedando dormida parada, y cae, cae, c

a

                    e c

                           a 

       e 

           c

     a 

                 e

                 .

El sonido de los otros la gira desde la cabeza y cae y se para y 

cae.  

Aparece una silla en escena. Uno de los intérpretes la agarra, estaba a un costado, casi olvidada. El nuevo elemento es jugado, se despierta una pregunta en mí  ¿seguir jugando con una silla en la escena de la danza? Y la escena me responde. El elemento propuso otras reglas. A ella se le sigue cayendo la cabeza, el que tiene la silla, gira encontrando la manera de acercarse. La cabeza derrotada por el cansancio se derrumba, la silla la ataja y automáticamente se transforma en una especie de ñandú o alguno de esos bichos que quieren esconder la cabeza. Ella quiere dormir. Él, sin la silla, se arrastra por la pared, también necesita apoyar la cabeza. El otro intérprete, incómodo, recorre las infinitas formas en el colchón, que deshabitado de sus amigos, parece no tener  lugar para el descanso. 

Las escenas de pijama party son habitadas por diferentes juegos hechos de danza. Juegos que sólo son posibles jugar cuándo la lucha entre el sueño y la vigilia es también una fuerza que irremediablemente quiere jugar.

 “El cuerpo estalla como forma de escabullirse de las estructuras discursivas”.

En una de las escenas, ella de brazos y manos largas, se acerca al público, su cuerpo crece de tamaño, su volumen aumenta mientras sacude sus brazos y manos. La estela de sus movimientos rápidos la sigue. En otra escena los tres corren abrazados. La pared los aplasta, forman figuras,  la primera es una foto. Tal vez sea un buen recuerdo de la pijamada. También juegan una secuencia divertida, se dan patadas, como sentadillas, siempre es un juego, no un hacer cómo. Uno de ellos lucha con el colchón, lo quiere doblegar a toda costa, los otros dos al parecer reciben la resonancia de esa lucha y se retuercen sobre el piso. El colchón queda rendido, se ve que no fue una tarea fácil, ni sostenerlo ahora entre sus piernas lo es. Los elementos fueron vencidos y ellos salieron triunfantes al son de una canción de Otis. La música extraña un poco la escena, parece estar hablándonos de lo que pasó hace mucho tiempo atrás. 

Sin saber si fue un sueño de pijamas party o una noche de juego y de libertad, evidentemente fue una fiesta inolvidable.  

En el material de movimiento se puede leer que hubo un trabajo de experimentación, en relación con la propuesta, entre ellos y con los elementos. Las caídas son extrañas, las pataditas, la lucha con los objetos, la mujer ñandú No son movimientos que se puedan codificar. Evidentemente existe una pauta, una transformación y un recorrido en el espacio. A su vez el cuerpo de los tres está disponible para aceptar lo que viene. 

“Es la materialidad de lo que se está moviendo y todas las preguntas sin respuestas de cómo crear un mundo, de cómo contornear y señalizar el sentido en el constante intento de no clausurarlo”.

Sin embargo, al ser explícito que están hablando de los juegos posibles en ese encuentro, se me genera una contradicción: por un lado el material de movimiento es abstracto y por otro todo encaja en un relato. Como si poner ese nombre a la obra y ponerse pijamas y tener un colchón hubiese cerrado el sentido en vez de ampliarlo. 

En el final, aparece lo que queda, como cuando quien estaba a tu cargo entraba a la pieza y tenías  que disimular  que todo estaba en orden,  que había sido una noche tranquila, que  todos durmieron y nadie tuvo pesadillas. 

Pijama Party es un trabajo que pone en juego a un impulso, un impulso que necesita seguir viajando y desplegándose con todos los interrogantes que ese impulso infancia despertó. 

 

Ana Laura Ossés

Nací el 28 de febrero de 1985 en La plata. 
Soy bailaina y me dedico al trabajo corporal desde diferentes ejes.
En los últimos años me enfoqué en la danza butoh como un campo fértil para experimentar y habilitar las posibilidades que la danza en mi despliega. 
Actualmente curso la Lic. en Artes de la Escritura en UNA, tercer año de la formación en Bioenergética junto a Orlando Zaslavasky y Equipo.
Me gusta trabajar en equipos artísticos de trabajo.
 

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