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Miércoles, 01 Agosto 2012 15:00

Retazos animales

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La obra da su inicio con una impronta fantasmagórica. Una franja blanca-como una especie de pantalla donde los médicos miran las radiografías- atravesará el ancho de las paredes de fondo y de ambos lados del escenario. En un principio, no hay más luz que la de esta franja y los intérpretes, que forman una fila al fondo, se transformarán enseguida en un grupo de sombras que empiezan a dar su recorrido por el espacio. Se escuchan pasos fuertes y a un ritmo acelerado, sin música aún. Todavía no sabemos qué clase de cuerpos son los que se presentan. Hasta que, de repente, la luz y la música dan lugar a la aparición de un cuerpo desnudo y trémulo desparramado en el piso. Los intentos por erguirse de este no dejarán de estar acompañados –o vigilados- por un conjunto de “machos” que observa atento el proceso.

La energía que circula en esta pieza artística no dará tregua. Los bailarines, todos hombres, permanecerán constantemente en escena. Esta carga, o sobrecarga, será acompañada por los gemidos, zapateos, cabalgatas, saltos, disputas, dominaciones y secuencias coreográficas que tomarán la forma de solos, dúos, tríos y bailes grupales. Entre idas y vueltas, estos hombres bestias tendrán, sino siempre, la mayoría del tiempo una actitud desafiante: ¿pero quién se mete con quién? Habrá un armado y desarmado continúo de vinculaciones entre los intérpretes, que permitirá, de esta forma, un desplazamiento de lo humano y personal hacia los recovecos más salvajes y animales del hombre.

En esta búsqueda bestial, podrán leerse también algunos elementos extraídos del folklore: la actitud varonil, de pisadas fuertes, con el pecho bien en alto y el cuerpo en una posición precavida ante cualquier ataque pero listo también para atacar (hasta se hará uso de un símil de boleadoras). Por otro lado, y contrastando con todo lo dicho hasta ahora, la acción de uno de los bailarines -por su vestuario, presencia y particularidad escénica- surgirá y se desenvolverá a lo largo de la obra como un otro menos bestia, más femenino (de hecho, él interpreta el desnudo inicial cuando todos los otros están vestidos y, cuando se viste, su vestuario es diferente). Esta será la única marca de distinción dentro del aglomerado varonil, atrayendo y generando distancias casi simultáneamente. De esta forma, entonces, confluirá la disposición escénica de dichos hombres vestidos de retazos, como una invitación a hallar la desmesura en los retazos extraños de lo animal que habitan en el ser humano. Un giro existencial de lo que nunca fuimos hacia lo que en el fondo somos.   

Un texto para: Las Bestias // dirigida por: David Señoran

Ficha técnica: Integran Las bestias: Alegre Bartoli - Oscar Farias - Nahuel Leopoldo Ledesma - Jhonatan Gonzalez - Mauro Poledo - Matías Furio - Andrés Avendaño Suárez - Matías Tello - Martín Gil - Iván Asborno - Nahuel Valenzuela - Leandro Bustos / Música Original: Alejandro Catarino / Fotografía: Mariel Vélez - Iván Asborno / Diseño de iluminación: David Seiras / Diseño de vestuario: Mariela Iturregui / Diseño escenográfico: Ángeles Miranda / Asistente de escenografía: Cristel Magnetto / Diseño Gráfico: Luciano Crispi / Asesoramiento teatral: Ariel Osiris - Luciano Crispi / Asistente de dirección: Virginia Rossi / Dirección: David Señoran.

 

 

 

Irene Claverie

Formó parte del Equipo Editorial de Segunda cuadernosdedanza.com.ar desde su fecha de fundación hasta el año 2015