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Domingo, 01 Diciembre 2013 01:12

La hija de puta de la niña

Escrito por

I.

Cuentan por ahí que un día una niña irrumpió en un teatro, se puso frente a un escenario ambiguo y tomó el mando. Cuentan que quienes ocupaban la escena quedaron atados a sus demagogias y demonológicas ganas de ver algo más parecido a la tele que a la vida del teatro independiente. Cuentan que nadie intervino para acomodar a la niña, para ubicarla. Cuentan que hubo sensación de impotencia por parte de los intérpretes y un estado generalizado de confusión por parte del público. Cuentan que nadie hizo nada para modificar la situación. Cuentan que sólo lograron, todos los adultos allí presentes, llegar al fin de la obra y revelarse silenciosa y pasivamente ante la desgracia que una pequeña niña les imponía vivir. Cuentan que esa niña andaba sola, sin adultos que pudieran decidir que era momento del cachetazo. Y cuentan que no hicieron nada para detenerla, pues no sabían cómo... 

 

II.

Quizás toda esa gente tampoco sabía porqué hacerlo. 

 

III. 

En Obra es capaz de generar estas situaciones, ya que se trata de un dispositivo de danza que propone la interacción real-efectiva-concreta para un público, que sino pudiera ser interferido por cualquier hijo de puta, entonces no sería un dispositivo real, sería representación de un dispositivo.

Ante la niña maldita, la crisis emocional que viven el público y los performers, es por efecto del éxito de la pieza. Su funcionamiento es cabal, no hay titubeos. Si alguien pide tal o cual cosa, pues ahí están los trabajadores de la danza respondiendo a los deseos de su insaciable público, que pretenderá ver, al menos, a todos los artistas en acción y si es posible cansados y confundidos. Somos así, muchos humanos han torturado a otros humanos, ¿de qué nos sorprendemos? 

 

IV.

En En Obra, entender el funcionamiento, no siempre es parte de "lo exitoso" en témrinos de espectación, ¿es que acaso usted sabe cómo funciona su propia computadora?. Claro, existen dispositivos simples y dispositivos complejos, es cierto, pero entre el in pu y el out put siempre ocurre algo que funciona, al decir de un maravilloso texto de Cesar Aira, como una caja negra. 

Acá también, aún cuando el dispositivo incluya la acción concreta de seres humanos y eso nos permita sentir una tranquilidad falsa, el paso de la información se ve teñido por estados de ánimo, deseos, ritmos presentes de la respiración, capacidad de revertir el estado de acción... 

 

Conclusión. 

Sin embargo, sino hubiera espacio para la decisión real, no existiría, tampoco, espacio para la intervención de una niña impertinente. Celebrable intervención que da cuenta del riesgo y refuerza una idea fundamental y, muchas veces descuidada, todo hecho escénico funciona en un aquí y ahora, el cual es más o menos modificable en su forma, pero el cual, igualmente permanece en estado de imprevisibilidad. 

 

Epílogo. 

Digo... sino no fuera acción... ¿sería registro?. 

 

Ficha Técnica. Idea y dirección: María Eugenia Cadús |Equipo de montaje: Ayelén Clavin, Carolina Espósito, Mariana De Vincenzo, Marina Otero, Rocío Stellato.| Performers: Ayelén Clavin, Ma. Eugenia Cadús, Marina Otero, Rocío Stellato.| Video: Mariana De Vincenzo

Josefina Zuain

El tema del ser es para mí un tropezón asegurado. Bailo y escribo, bailo y estiro, bailo y no bailo. Me gusta decir: soy bailarina y escritora. Escribo, escribo, escribo... bastante compulsiva-mente.

Tal vez todos mis textos hablan de la acción de separar y del amor. Separar como modo de re-unir, re-condensar, volver a pensar y seguir (no) siendo. Amor: mi cuerpo. Segunda es mi relación más estable y duradera. Aquí, entre amistades, casualidades, pasiones y deseo, inventamos y recreamos los modos en que podemos pensar (seguir pensando) y volver a pensar en-con-a través de la danza.