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Sábado, 04 Agosto 2012 21:29

La Luna late desproporcionada

Escrito por

 

Una Luz puntual, subiendo de a poco su intensidad, anuncia el comienzo de la obra, dejándonos ver a la intérprete. Estática, parada cual si fuera una estatua. Inevitable no pensar en El David, e igualmente inevitable que no se me (nos) dibuje una sonrisa en algún lugar de mí (nuestra) presencia allí.

La interprete-estatua lleva un vestido que es un tejido que durante el ser- estatua, y a través de alguna fuerza invisible, empieza a ser destejido. La quietud y el movimiento constante y veloz de ese destejer- se nos involucra, sin preguntarnos y de lleno, afectivamente con lo que extrañada -mente ahí sucede.

A la vez, la intérprete -estatua en su rostro denota la expresión de quien está mostrando un poquito de su alma.

Leticia baila a Leticia, sombras multiplicadas, cuerpos que se despliegan, apariencias, apariciones. Si bien hay una sola intérprete esta obra es habitada por la singular multiplicidad de ellas. 

En la construcción coreográfica, contrastes y oposiciones entran en juego, en juegos, a veces de niños. Movimientos cotidianos, de soledad, de fuerza, de “yo puedo” arriba, en el torso. Pasos de danza clásica, abajo, en las piernas. En momentos la estética es cine mudo, es lo circense. La intérprete transita por el escenario, camina velozmente, se prepara para dar el gran salto! Y, lo que acontece, lo acepta. También evoca la presencia de deformaciones de un cuerpo en el juego del tener que seducir a otro.

La música acompaña durante toda la obra, creando un paisaje sonoro, por momentos abrumador.

De repente una grieta en el aire, un breve silencio musical por primera vez nos deja escuchar la respiración agitada de la intérprete, y desde ese soplo aparece la poesía, ahora, materializada en palabras. 

Palabras que devienen coreografía. Palabras agitadas, entrecortadas, dichas a toda velocidad sin tregua y sin pausa, y sobre todo excitadas por tener la posibilidad de ser dichas, escuchadas. ¿Y si estoy muerta?

La intérprete vuelve a hacer un recorrido por los lugares que ya paso, esta vez en otra velocidad, la música también entra en una ruptura. Todo pasa más rápido, como el rebobinar la vida para entender quiénes somos. ¿Dónde estamos parados ahora? De esto, asoma la sensación de que la interprete "algo entendió", algo, ni más ni menos, de su existencia. 

Leticia baila, baila, baila, baila ya casi como si no estuviéramos más allí. Pero estamos, contemplándola en silencio, entre sonrisas, entre nosotros. 

Un apagón, en plena caída, la ataja para capturar un final en puro movimiento.

Desafiante, femenina, intuitiva, lunática. La intérprete se desnuda, nos convida recovecos de sí. ¿De qué se ríe Leticia? ¿Qué le causa risa de la danza? Y, generosamente, me (nos) invita a reír con ella. 

 

 

 

Ficha Técnica: Creación e Interpretación: Leticia Mazur /  Espacio y Luz: Alicia Leloutre y Matías Sendón / Música original: Alejandro Terán y Manuel Schaller / Vestuario: María Gonzalez / Tejido: Ana Paula Méndez / Fotos: Sebastián Arpesella / Diseño gráfico: Pablo Sternbach /Asistentes de Escenario: Leandro Orellano, Yamil Zeid y Ezequiel Covarrubias / Supervisión dramatúrgica y texto: Elisa Carricajo / Colaboración creativa: Inés Rampoldi y Rafael Ferro / Co- Dirección: Elisa Carricajo y Bárbara Hang / Dirección general: Leticia Mazur 

Ana Laura Ossés

Nací el 28 de febrero de 1985 en La plata. 
Soy bailaina y me dedico al trabajo corporal desde diferentes ejes.
En los últimos años me enfoqué en la danza butoh como un campo fértil para experimentar y habilitar las posibilidades que la danza en mi despliega. 
Actualmente curso la Lic. en Artes de la Escritura en UNA, tercer año de la formación en Bioenergética junto a Orlando Zaslavasky y Equipo.
Me gusta trabajar en equipos artísticos de trabajo.