Yo, vos, nosotros, recuerdo. Son las palabras que me resuenan de las dos obras de Celia Argüello Rena, actualmente en cartel: “Azúcar” y “Villa Argüello”.
La subjetividad aparece en escena, hegemonizándola, construyéndola, guiando la narración y poniendo en juego la distancia entre ficción y realidad, entre representación y presentación.
Azúcar se define como un “drama coreográfico sobre la biografía de los intérpretes” (aunque nos es difícil sostener la categoría de “intérpretes”, para este caso), particularmente sobre su diabetes. Esta puesta en primera persona, a su vez nos conduce a un relato acerca de la memoria. Y esos recuerdos traen a escena otra obra, una que según cuentan, realizaron juntos, Nahuel Cano y Diego Echegoyen, unos años atrás. Una obra que hablaba del amor, algo tan indefinido como la historia misma. Y luego, la diabetes, enfermedad que comparten ambos.
Es entonces cuando aparece cierto rasgo performático, ya que se nos devela la construcción de la pieza. Hablando de una obra del pasado, hablando de la del presente, poniendo el acento en la subjetividad, oscila el límite entre ficción y realidad.
Asimismo se devela la construcción fragmentaria del relato como reflejo de la igual construcción fragmentaria de la memoria. Esto se evidencia en los papeles de diferente tipo que se encuentran adheridos al panel móvil, las frases que escriben sobre éste, las fotografías que están adosadas, nos muestran la incapacidad de abarcar la totalidad del recuerdo y la totalidad del relato mismo, como representación.
Por su parte, Villa Argüello. Espacio de evocación a un mundo cordobés, enuncia su autorreferencialidad en el título mismo, aludiendo al apellido de la directora, así como a su origen cordobés y el de la protagonista, Estela Ortiz.
Aquí nuevamente aparecen las narraciones en primera persona, destacándose espacialmente, por medio de una tarima con micrófono, así como en el intento de imitar a este sujeto, con sus particularidades, su acento, su sociolecto, su danza.
El relato se construye también fragmentariamente, a partir del recuerdo del baile, del chico, de los amigos; a través de la evocación de estos recuerdos y de cierta caracterización de la provincia de Córdoba; a partir de la primera persona de alguien que cuenta algo sobre su vida, que cuenta que es de esa provincia pero que ahora vive acá; a través de la nostalgia.
“Me acordé de algo, medio borroso” enuncia uno de los protagonistas de Azúcar, “Yo nací en Argüello y mi familia aún vive ahí, pero yo ahora vivo acá” dice Teli en Villa Argüello, y se nos hace presente la autorreferencialidad para develar el artificio espectacular, la construcción de ficción con trozos de realidad y quizás también, viceversa.
Un texto para: Azúcar // dirigida por: Celia Argüello Rena
Ficha técnica: Autoría: Celia Argüello Rena, Nahuel Cano, Diego Echegoyen, Macarena Orueta / Intérpretes: Nahuel Cano, Diego Echegoyen / Escenografía: Julieta Potenze / Diseño de luces: Eduardo Pérez Winter / Música:Fernando Tur / Fotografía: Juan Antonio Papagnni / Diseño gráfico: Leandro Ibarra / Asistencia de dirección: Macarena Orueta / Dirección: Celia Argüello Rena.