Newsletter

Cómo citar este artículo
De la Torre, Julia  (2024) C.U.L.O. Cultura Unida para Librarse del Oculocentrismo. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 15 de enero. 

 

Twerk: Suelto, controlo. Suelto, controlo. Suelto, controlo, suelto, controlo, suelto controlo suelto controlo suelto controlo suelto controlo sueltocontrolosueltocontrolosueltocontrolosueltocontrolosueltocon.

El twerk es para mí, pura vibración.

La vida de la vibración es excitante y ambiciosa. Es arrojar un gesto y esperar que se repita, que encuentre su propio ritmo, que sea independiente de una misma. El twerk es un tipo de temblor.

Josefina Zuain últimamente está bastante atravesada por el twerk. Tanto, que está escribiendo una tesis sobre esta tormentosa disciplina de movimiento. Cada tanto, ella viene a Barcelona a impartir talleres sobre este asunto y yo aprovecho para mover mis carnes con ella. Twerk y escritura es un entrenamiento desde el papel hacia el culo, empieza con una entrada en calor del lápiz y termina con una invitación a encontrar el ritmo de la propia vibración. Esa vibración es una curva: cuando un objeto voluminoso (un músculo, por ejemplo) es arrojado al espacio, describe una trayectoria particular dependiendo de la naturaleza de ese objeto y de la fuerza que se le imprima. Esa trayectoria dibuja una curva y cada naturaleza tiene un vibrar particular, una curva particular.

Dibujos, curvas, naturalezas y vibraciones: ¿cuál es el dibujo de mis vibraciones?, ¿cuál es el ritmo de mis curvas?, ¿y la naturaleza de mi vibrar? En esa combinación es donde todo puede pasar. Encontrar un ritmo y de pronto irme de ritmo. Lo maravilloso es el descontrol, algo que se va de la curva que estaba dibujando.

Aquí la pregunta que le hago al papel: ¿Cuál es el ritmo de mi escritura? ¿Es un vals, es un rap, o un trap, es una bachata? ¿Cuál es el ritmo de mi culo? ¿Cuánto puedo operar sobre ese ritmo? ¿Depende del volumen de mis carnes o de la fuerza que le imprimo? Encuentro el ritmo de atrás para adelante, desde mis glúteos hacia el resto del cuerpo, incluso hacia mi cuerpo de letras y palabras y papeles y teclados. ¿Cómo sería escribir vibrando? ¿Cómo escribir desde atrás para adelante?

Josefina nos recuerda que no puedo mirarme los glúteos mientras los muevo. El Culo es eso que tengo ahí atrás, de una autopercepción dudosa, de todo lo que me dijeron de él sin que yo pregunte. Todas esas opiniones que nos toca recibir a las mujeres sobre el músculo que tenemos al final de la espalda. Ese músculo que nos diferencia de los animales cuadrúpedos y que nos mantiene en bipedestación.

¿Cómo saber si todo eso que me han dicho de mi culo es así, entre tanta frontalidad de las ideas? Improviso una posible respuesta: moviéndolo. En el movimiento voy aprendiendo sobre su trayectoria, su volumen, su fuerza, sus curvas y su naturaleza. Solo en movimiento se va descubriendo el dibujo. Porque no lo puedo ver. Entonces ese mito del culo se vuelve carne, glúteo.

En el título de este texto aparece la palabra oculocentrismo, que no tiene que ver directamente con el culo, aunque cobije al fonema en su conjunto. Simplificando muchísimo, es el concepto que nos recuerda que existe una primacía en pensar que entendemos el mundo a través de lo que vemos con los ojos, es decir, el dominio de la imagen por sobre el resto de los sentidos. El entrenamiento del twerk subvierte imperiosamente la frontalidad, por evidencia anatómica. En la historia de las imágenes de nuestro occidente, la referencia de la figura humana es un hombre de pie, frontal, con proporciones áureas: al hombre de Vitruvio no se le ven los glúteos ni está en cuatro patas. Cuando bailamos twerk, organizamos nuestro cuerpo feminizado, de espaldas, en cuatro patas y con un movimiento de naturaleza vibratoria y potencialmente descontrolable. En ese contexto, la imagen parece amenazante.

Josefina cierra la jornada del taller proponiendo “recolectar tesoros”. Volvemos al papel y escribimos todo lo que nos gustó, todo lo que merece la pena ser anotado, recordado, registrado. Nos propone anotar las sensaciones de placer para no olvidarlas. Intento conectar con el estado de mi cuerpo: una sensación de disponibilidad muscular que va desde la zona de la pelvis hacia cada extremo. Vibrar es también un tipo de auto-masaje activador de la musculatura. Los glúteos son músculos muy potentes, de los más fuertes que tenemos en el cuerpo, e insistir en moverlos es la manera más eficaz que encontré hasta ahora de activar mi cuerpo como una globalidad que piensa y siente.

Texto escrito a partir de mi participación en el Taller de Twerk Intensivo de Verano que impartió Josefina Zuain en el espacio Nunart Guinardó. Barcelona, 3 y 4 de julio de 2023.

 

Foto: Alice Springs (1971) para la revista "Dépêche Mode". Otra mujer entre tantas, en el mundo de la fotografía del siglo XX, que vivió toda su carrera a la sombra de su esposo, también fotógrafo.

 

Publicado en En palabras
Sábado, 22 Abril 2023 14:49

Columna no es corbata

 

Llegué a la clase con miedo a llegar tarde y a no poder moverme entre lo que imaginaba que serían acróbatas bailarinas. Está imagen limitante, esta idea confusa inicial de que a las danzantes les gusta saltar y moverse rápido todo el tiempo, son altaneras y no me quieren. Si. Mi imaginario no siempre juega a favor de la experiencia. ¿Alguien más se siente limitado por su imaginario? Con todas estas cosas activas en la mente, me sentí “nada disponible”, salvo un recuerdo propulsor. Muchas veces mi discurso interno habla en contra de la transformación y otra parte de mi, habla a favor de rescatar belleza de la memoria. A esta parte vamos a llamarla ella. Ella se deja mover, sabe bajar la guardia, dejar la dureza y renovar la capacidad de asombro. Ella quiere seguir viviendo.

En el salón, ella y yo fuimos al piso. Gruñendo la falta de plasticidad, sintiendo pesados los talones, cargando algunos kilos de angustia. Eugenia guiaba la exploración. Su voz viajaba calma, segura, a veces no tanto. Yo creía escuchar alguna pregunta entre sus silencios, una pregunta de Eugenia hacia Eugenia “¿por dónde sigue mi explorando mi voz?”. Tal vez nuevamente imagino cosas. O estaba pasando algo más en el salón. Su voz acompañaba el fluir interno de mi observación psicofísica. Suavemente apareció un espacio en mi forma de pensar. Por permitirme escuchar a alguien más, los prejuicios se adormecen y entro en otro carril de la consciencia. Cambio de foco, diría otra maestra mía. Palabras que me inspiraron en otro tiempo, vuelven conmigo. Mi presente recordando. Dejamos el piso. Voy, vamos al movimiento en el espacio, me doy la posibilidad de hacerle preguntas a mi forma. 

La parte “sana” de mí (ella) y yo, la voz de Eugenia y de Jose, las chicas en el salón. Con las preguntas de la espalda, al cuaderno, al piso, a la verticalidad, al piso. ¿Cómo fue el recorrido? Releo el cuaderno de notas, tengo la pregunta: ¿cómo estoy? Entonces hablo del lugar, de mis ganas y no ganas, de la embarazada de rulos, del deseo de entender, me pregunto por qué comí cereales y qué hay después de la muerte. ¿Qué hago acá? Escribí intenciones también. Tres. Uno, dos, tres. Escribí ideas alrededor de mi columna. La exploración escrita fue guiada por Jose. ¿Cómo pienso la columna?, ¿cómo pienso en mi columna? Usábamos la escritura como herramienta de observación.

Este ir y volver de la danza a la escritura, de la escritura a la danza, de forma consciente, dando atención a cómo doy atención, habilitó un nuevo espacio en mi misma, más calmo y respirable. Este nuevo lugar, transitado ya, conocido, reconocido y desconocido, relajó la tensión de mis prejuiciosos músculos. Era menos lo necesario para estar ahí. Este hallazgo, "tal vez es menos" me dijo alguien días después, me da esperanzas y ganas de volver. Ganas de contarles a todxs que hay posibilidades concretas de crear nuevos mundos. Bailar en el salón, es una de ellas.

No sólo escribimos, danzamos, escribimos. También dibujé algunas líneas pensando en mi columna, apareció algo que no esperaba pero estuvo siempre ahí. Aunque ni ella ni yo lo habíamos decidido ¡dibujé una corbata! La columna que había imaginado parecía eso. El papel delataba una versión mía. Tengo problemas con la formalidad y miedo al ridículo. Ese día me había propuesto respirar mejor. Intención primera, cumplida. ¿Qué le pasaría a un ejecutivo no bailante en este taller?, ¿a algún político con problemas digestivos? ¿A alguien que imaginó su columna en línea recta toda su vida? ¿cómo se insertan las imágenes entre las vértebras?

Moverse en un lugar desconocido es incómodo. ¿Qué les pasaría a todes los que estén seguros de donde están, quienes son, cómo es el mundo, hacia dónde van? ¿qué les pasaría con el asombro de la novedad? ¿qué nos pasa cuando nos dejamos tocar por preguntas? ¿cuándo habilitamos otra manera de estar ahí?

¿Desde qué lugares nutrimos el diálogo con nostrxs mismos? ¿Podemos direccionar el imaginario para ir a favor de la danzavida? ¿somos autores de lo que somos o nos arrasa el mar de los prejuicios? 

Recuerdo que al principio de la práctica, me sentí bastante pesada. Tuve un deseo en movimiento al evocar momentos con otra velocidad y oxígeno. Pensé, ¡quiero volver a bailar! Quiero bailar bien lejos de las ideas torcidas de la estética fruncida que todavía me constituye, quería bailar con menos prejuicios y me recordé pequeña. El imaginario a favor.

Entonces sí, ella se desplegó. Con la decisión de nutrir el espacio interno y el vínculo conmigo alrededor, sucedió lo imposible. Tal vez es la enseñanza más importante que me deja la danza nutrida de buenas manos y pies. Si direccionamos el deseo, pasan cosas, cambian las úlceras y las vísceras. Escribo ingenua y alegre otra vez, siento el fruto de la danza para el mundo en mi vientre: la carne escucha. Quiere ser escuchada también. 

Con el despliegue y el aire renovado, algo cambió en mi configuración interna y se hizo más liviano mi cuerpo en el espacio. La danza, el Feldenkrais, Alexander, la escritura, me brindan un campo de entrenamiento de la observación interesante para el autoconocimiento. Estás prácticas amplían el panorama mental, me cambian el mapa, me dan ganas de hacer preguntas todos los días. Las necesito todos los días, ¿por qué no lo logro? ¿Desde qué ideas me estoy moviendo ahora? ¿A través de qué conceptos pensamos el peso de lo que pensamos? La impresión que quiero dejar en los demás, ¿me inspira o me aplasta? ¿Cómo están tus talones? ¿Se puede construir identidad desde un lugar más blando y verdadero? Pausa y dilatación. Mejor dejar la pretensión de conocimiento absoluto. Un rato al menos. Descansar.

Aunque insisto. ¿Por qué no alcanza el testimonio para transformarlo todo? ¿por qué no alcanza que diga “yo me curé bailando” para que todxs salgan a bailar? ¿Por qué es tan escurridizo lo revolucionario? Parece dejar de existir cuando atravieso la puerta inflacionaria. Escribo ahora para recordar y porque recuerdo y quiero volver siempre a construir memoria desde la parte sana, desde ella.  Es necesidad vital. Más allá de los condicionamientos y el no reconocimiento, voy a tener que volver al salón y bailar, ejercitar el plan de operaciones para que gobierne ella, la que quiere seguir viviendo.

La posibilidad de registro del cómo estoy en diálogo con la percepción, sensaciones, ideas, la dirección de la intención, la perseverancia. Eso existe. El trabajo con el campo atencional viene siendo posible y renovador en danza, en escritura, en danza. Volví a darme tiempo para estar donde estaba. El diálogo con la situación conmigo entre las otras me alivió. Dejé el pozo para subirme a la intención de liberarme. Leo las notas otra vez y renuevo curiosidad, me ablando, respiro mejor. Una, dos, tres intenciones vividas.

Gracias bellas maestras por darme la posibilidad de darme un rato de paz y repensar el diálogo interno con el que nutro mi cuerpo. Lo repito. Gracias.

 

Texto hijo del taller de Josefina Zuain y Eugenia Estévez. Danza y Escritura. Vivido concretamente el 30 y 31 de enero del 2023, en un salón de la calle Fraga. Amplio, con piso de madera, baño pequeño. Vivido mentalmente, antes y después. 

 

Publicado en En palabras

Cómo citar este artículo. 

Biagi Ana (2023) El Túnel. Reseña bibliográfica: Salon de Baile Palacio Errázuriz Alvear. Acercamientos al espacio desde la danza. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Entrega: 2 de Marzo. 

 

Fuimos construyendo un boquete para aparecer en el salón, como espías minuciosas de todas las posibilidades de bailarlo. 

Soy Ana Biagi y participé en este libro. 

La inquietud. Todo comenzó con la curiosidad que me despertaban esos puntos en donde la danza y la escritura podían tocarse. Un territorio distinto y atractivo. En las redes sociales veía circular propuestas de Josefina Zuain sobre esa mixtura, sobre ese hacer. Así llegué al laboratorio.

El primer ejercicio fue escribir sobre una imagen, una hoja con letras y manchas; una hoja amarillenta con detalles que no podía entender. Ese, también, fue el primer contacto con mi túnel. Empecé a cavar un túnel de la imaginación sin saber cómo construirlo pero sabiendo que tenía que llegar a un Salón de Baile. Me pregunté cómo usar las herramientas que tenía y me pregunté de qué están hechos los pasos en un baile.

El equipo de trabajo se fue armando desde y a la distancia, en un contexto en que los cuerpos permanecían un tanto anclados; y en esa realidad, el laboratorio activó movimientos y sentidos: en nuestra imaginación, en nuestra lectura-investigación, en nuestros modos de hacer contacto, en nuestros deseos. 

La creación. ¡Qué suave a veces! Qué ácida otras… Hubo momentos en que me sentí perdida, no había sostén ni densidad en la escritura, me aburría de mis palabras y quise abandonar el proyecto,  abandonarme… así… como un desprendimiento natural e inevitable. 

Me desvié del túnel hacia otra salida que no era el Salón, una fuga sin dirección; y me quedé quieta, sin mover las manos y sin mover imágenes. Josefina me escribió diciéndome que había perdido mi rastro y yo le respondí que yo también. En ese registro de la pérdida,  resolví regresar sobre algunos metros del túnel y continué haciendo obra, abriendo, rompiendo y armando. 

Retomé sólo uno de los textos que había bocetado a lo largo del laboratorio, empecé a quebrarlo, a tomar partes y a re-escribirlas, una práctica que estaba guiada por la consigna “escriban textos que les guste mucho leer”. No sé si estaba llegando a ese punto, ni siquiera sé si lo rozaba, pero sí había una pulsión por crear un circuito entre pensamientos, manos y cuerpo imaginado en el salón. Desarmé y armé, rompí renglones y los combiné, tomé fotografías, las edité, las borré, las recuperé. 

En ese vaivén de danza y mampostería me preguntaba cómo estarían mis compañeras, cuáles serían los fantasmas en sus túneles, sus dudas al construirlo, sus placeres en el camino.

Me capturaba la idea de “hacer teoría”, algo que nos propuso Josefina y que yo traduje como el armado de un mecanismo en el que se hilan pensamientos sobre el movimiento cruzados con  la historia de la danza. Bailes protocolares, rupturas estilísticas y lenguajes derivados, en articulación con una subjetividad que almacena la historia de mis zapatillas de danza y un tutú rosa, la historia de mis pies descalzos haciendo una alabanza a la danza contemporánea. En este “hacer teoría”, también hay algunas callecitas que cruzan con las ideas de otras personas sobre cómo bailar, sobre la fiesta, sobre el encuentro.

No sé si me aproximaba a una teoría pero sí a darle otra sustancia a esa historia llena de intersecciones; una historia real y una historia imaginada. Había una intención de sacar a la luz ese relato que, cuando bailamos, va por lo bajo.

El trabajo de escritura me llevó a una suerte de condensación en la que reuní relatos vividos, relatos no vividos; un texto-archivo (un poco personal) pequeño, que pretende contar mis pensamientos sobre la danza y los espacios de baile. Me dí el permiso de jugar con una narrativa un tanto abstracta y algo  simbólica, intentando maquetar un espacio desde la danza, burlando las reglas del danzar y configurando reglas particulares. En este juego/investigación emergieron preguntas sobre bailar y escribir y se fue amasando tiernamente un deseo de futuras escrituras. 

Cuando nos enviaron la maqueta con la selección final de textos, encontré otro de mis textos en el borrador del libro, Josefina no lo había desechado a pensar de que yo sí lo había hecho. El texto presenta una propuesta performática para hacer un uso posible del salón. Tomé el malentendido como una invitación a mimar la propuesta y, finalmente, Flashmob Homenaje también forma parte del libro.

 

 

 

La corrección.

Fui una de las correctoras del libro; algo que podría describirse como haber comprado un ticket para llegar a un lugar desconociendo el medio de transporte.  Cada texto, dibujo, imagen, me transportó de una manera  diferente al Salón. En este viaje encontré la cercanía y la lejanía entre los textos, una intertextualidad emparentada y a veces bien distinta; con los diseños singulares de la imaginación de cada compañerx, con las vinculaciones que les despertó el proyecto, con sus trazos y sus miradas. Vi el viaje que cada unx había hecho para llegar al Salón, para reunirnos ahí. Fue un recorrido casi tan íntimo como el de mi propio túnel. 

Creo que sería posible recrear un mapa del Salón bosquejando todos los surcos y laberintos subterráneos que cavamos, e imaginándonos a nosotrxs con nuestras herramientas abriendo camino hasta llegar a él. Le dimos una arquitectura ampliada, otros planos, otra textura. Lo hicimos palpable en un momento en que los contactos estaban sujetos a cuestionamiento. Metimos un salón de baile en nuestros cuerpos y lo escribimos, lo trazamos. Escribimos sobre bailar, hurgamos en cómo se bailaba en aquellos años, en cómo se escribía una danza y en cómo podemos escribir nuestras danzas, todas: las soñadas, las espirituales, las reales, las que creemos imposibles. 

 Escribimos sobre cómo es habitar un lugar desconocido, un lenguaje que logra hacer permeables los cuerpos, los tiempos, las paredes, los espejos y las pantallas a través de las cuales nos encontramos aquellos meses, aquellas primeras veces. 

 

 


 

Cómo citar este libro. 

Zuain, Josefina (Comp.) (2022) Salon de Baile Palacio Errázuriz Alvear. Acercamientos al espacio desde la danza. Buenos Aires: 2DA En Papel EDITORA.

 

Publicado en En comentarios
Jueves, 16 Febrero 2023 15:13

Twerk & Escritura

Este texto es una crónica y registro documental del Seminario de Twerk & Escritura coordinado por Josefina Zuain en enero de 2023  en Galpón FACE, Buenos Aires, Argentina.

Sube. Baja. Sube. Baja. Sube, sube. Baja, baja. Sube, Baja, Sube, Baja, Sube, Baja. El sudor acariciando la piel invita a la sonrisa placentera. La carne vibra. Miradas cómplices. Manos tocan vibraciones ambiguas que bailan hasta el amanecer. Solo creo en un Dios que sepa Bailar con el culo.

F.P.

La carne rebota, se escapa por los costados, junto a pensamientos que se desparraman. Mi cuerpo se expande, se desordena en el espacio, se revoluciona mientras el culo rebota-rebota, se abre, experimenta.

Luciana

Mover las carnes, placer. Soltar como si pudiera despegarse del hueso y de las estructuras, como si pudiera ocupar unos tantos espacios tiempos distintos a la vez, como si fuera líquida y otra. La vibración se asemeja hermosamente a la alegría. Vibrante puede adjetivar un estado, vibrar puede sustituir una oración. Estoy vibrando.

Gaby Moura


 

Día 1. 16 de enero del 2023

“Captar la diferencia es el aprendizaje” decía Jo. Y en eso estábamos. Buscar con nuestros glúteos sueltos ya era el aprendizaje.

Llegué temprano a Galpón F.A.C.E, luego de una tarde de calor y confusión en Buenos Aires. Estaba sin celular y no sabía a qué hora exactamente empezaba el seminario. Me senté en la vereda a esperar y ver la gente pasar. Al ratito aparecieron Jose y Paz, me contaron de su editorial (2DA En Papel EDITORA) y de sus mil proyectos hermosos. Jose me propuso hacer una crónica del seminario de tres días que estaba por arrancar: en cada encuentro habrá un primer momento de escritura, un momento de twerk y un tercer tiempo de escritura. Un sandwichito de prácticas.

Entramos a la sala. Nos presentamos cada unx y empezamos. En la presentación todxs expresamos algo en común: muchas ganas e inquietud por incursionar en el mundo del twerk. En el ambiente se sentía una excitación curiosa por lo que estábamos a punto de emprender. La primera práctica de escritura es presentada por Jose como una entrada en calor. Es mental pero también una bajada al cuerpo: la pauta es explorar la escritura a partir de la pregunta: ¿Cómo estoy hoy, ahora? 

Escribimos sin soltar la lapicera hasta que Jose nos frena. Después nos propone que identifiquemos diez preguntas que están ahí activando nuestro estar hoy-acá, que las materialicemos en la escritura. Ni más, ni menos. 

Luego nos ponemos de pie y empezamos la entrada en calor fisica. Con las manos en la pared, separando los glúteos y abriendo el piso pélvico hacia atrás elongamos nuestras piernas. Josefina nos propone realizar algunos ejercicios como subir y bajar en relevé (manteniendo siempre los glúteos separados), la exploración de la curva de la columna nos va preparando para la práctica.

Así, de a poco, en ronda y en cuatro patas, empezamos a probar con nuestros culos las maneras posibles de moverlo. Jose nos iba mostrando en su propio cuerpo, a su manera, las formas de hacerlo. Primero, Up y Down. Después, Up y Down dividido. Ósea, Up-Up, Down-Down. Después levantamos las rodillas y lo probamos en una nueva configuración del cuerpo. Vamos llegando a Bubble: un Up y Down muy rápido en el que se arma una vibración (in)controlable.

Con todas estas técnicas y direcciones de cadera pasadas por el cuerpo, comenzamos a probar desplazarnos por la sala. Hicimos una especie de pasarela en la que íbamos trasladándonos en grupos de cuatro personas usando todas las herramientas aprendidas ese día y más. La invitación fue también a incorporar lo que a cada unx le daban ganas de probar, jugar, bailar y vibrar. 

La última práctica fue dividirnos en dos grupos para poder vernos mientras bailábamos. Bailar mirándonos, usar las caras y las miradas propias y ajenas como sostén de la danza fue un gran ejercicio, tanto para inspirarse al estar mirando “desde afuera” como al estar twerkeando “desde adentro”. ¿Qué actitud tiene mi culo hoy? Desde afuera daban ganas de entrar, desde adentro daban ganas de llamar la atención de lxs compañerxs que hacían de público. La mirada tensaba lo que en el otro extremo pasaba en los glúteos. 

Al final-final, escribimos lo que nos había generado esta práctica. Estabamos todxs felices, risueños y fulgurantes. No podíamos creer que tan cerca teníamos algo tan liberador. Soltar los glúteos, mover el culo. Jose nos propuso que armemos, de cada encuentro, un párrafo para compartir con el grupo: párrafos que aparecen intercalados en la presente crónica. 

 


 

La mandíbula se empieza a soltar y la transpiración lubrica a la vergüenza. Cuando mi pelvis está en alto en posición horizontal y mi cabeza se desorienta puedo moverme mejor. Las manos me devuelven la presencia de lxs otrxs en el registro de mi cuerpo. ¿Cuánto de mi culo puede dejar de responder a quien soy hoy? Ese personaje en realidad siempre acecha y se desata cuando la disputa se distrae. No es de forma inmediata, pero eventualmente el cuerpo se ensortija. La posibilidad de entender desde la acción del movimiento, sin ver, quizás desde el tacto. Recordatorio: poner las manos en los glúteos para registrar la vibración, y tal vez, eventualmente, pueda hacerlo sin ese tipo de tacto dactilar. ¿Habrá lugar entre mis uñas y las huellas dactilares para tocarme al revés?

Guich

 

La clase me hizo sentir libertad tanto de cuerpo, específicamente de culo como de mente. Si bien es un trabajo que requiere concentración para entender qué es lo que hay que mover, también requiere liberación de prejuicios y experimentar en cuerpo el movimiento. Considero que se siente mejor de lo que se ve y creo que ahí está el código, para entenderlo hay que experimentarlo. El movimiento del culo me dio relajación no solo en esa zona sino en todo el cuerpo. La forma de enseñanza es muy acorde a lo que buscaba, ya que Jose explicó movimiento por movimiento y también hubo un espacio de impro. Estoy muy feliz y siento un nuevo hallazgo.

Pri

Venía en bici a la clase pensando en la consciencia de la musculatura interna en relación a las carnes movedizas incontrolables que quedan a la vista de lxs otrxs. Mi control vs. Mi caos. ¿Cuál me pertenece? ¿Cuál es realmente para mi? ¿Por qué lo liberador de este movimiento es hacia afuera (en un principio)? Además de soltar las carnes habrá que soltar la mente (que piensa: “qué pensarán los de afuera”). Para poder volver la mirada a tus ojos mientras te bailo este tema.

Leti

 

Laxa-deseos-fluir-apertura-agua-expandirse-cómoda-confianza-suelo pélvico. Soltarse-soltar-administrar-fluir-no pensar-sentir-disfrutar-no reconocerse-descubrirse-crecer.

 

Anónimo

 

Vibro desde los pies a las nalgas. Dejo que sean las nalgas. Abro el culo. ¿Cómo es un movimiento erótico? Ablando la rectificación de mi columna. Circular.  Recular. Ir hacia el atrás.

Flor

 

 


Día 2. 17 de enero del 2023

¿Cuantos huecos desconocidos para mi tiene la cadera que suda hoy?

 

En el segundo encuentro, varias personas me acercaron papeles cortados a mano de sus cuadernos con párrafos de reflexiones para el grupo. Empezamos de la misma manera que el día anterior: escribimos cómo se sentía cada unx ese día, en ese momento. En relación al encuentro anterior, en relación a la vida misma. También, anotamos 25 palabras/conceptos que surgieran a partir del seminario y del twerk.

Entramos en calor el cuerpo. Repasamos lo visto el encuentro pasado y seguimos. Probamos el “Jigle”. Fuimos probando distintas maneras de hacerlo, desde distintas posiciones. Se planteó la importancia de experimentar en lugares difíciles porque clarifica la prueba desde posiciones más simples. Es decir, que probamos lugares complejos para que luego lo más “simple” nos resulte más directo, más fácil. Incluso probamos el movimiento desde lo sonoro con un cinturón con monedas (tipo de danza arabe). A algunas nos facilitó encontrar el movimiento. Con el cinturón, era muy claro si el movimiento se estaba generando desde la cadera o no, si estábamos encontrando lo que buscábamos. Aprendimos también recursos geniales como girar la cabeza, usar el pelo en nuestro favor. Este detalle, para nada menor, me resultó buenísimo para el resto de mis danzas. El uso de la mirada, mover la cabeza, soltarla, lanzar el pelo, acomodarlo, son recursos que dan al twerk (y a la danza en general) un toque expresivo, sensual, absurdo, carismático (lo que se desee que genere) tan sutil como genial. Me cuesta creer que recién ahora lo descubro. Pienso: “Claro, estamos moviendo lo que tenemos en favor de nuestra danza, de la diversión, de la tensión con lx otrx, con el espacio”. Si para esto usamos nuestro culo… ¿por qué no usaríamos también otros elementos como el pelo, la cabeza, la mirada, la lengua, los dedos, las manos? Usar nuestras herramientas nos sirve para la vida, para la fiesta, para encontrarse con lxs otrxs. Esa actitud de jugar con lo que hay. En el juego sincero, creo yo, está la belleza.

Luego, nos trasladamos como en el encuentro anterior. Trasladarse es clave para entender las transiciones y el ir de a poco coordinando el movimiento del culo con el traslado. Ir conectando vibración con traslado no es fácil. Mientras lo hacía pensaba que eso era una verdadera fiesta: mover el culo con técnica y a su vez ir probando, agregando, mezclando, condimentando con maneras y búsquedas propias de movimiento. Todo al ritmo de reggaeton. ¿Por qué no quisiéramos entrenar para la fiesta y festejar el entrenamiento? Desde ese encuentro, no vi más la diferencia entre la exploración y la sonrisa que tengo en una fiesta un sábado a la noche que la exploración y la sonrisa que tuve entrenando twerk. El contacto con el propio cuerpo y con los otros cuerpos es una fiesta. ¿Por qué no?. Del tan conocido binarismo naturaleza-cultura me surge pensar la existencia de un “binarismo fiesta/no fiesta”.

En este encuentro nos dividimos en dos grupos para mirarnos bailar. Si bien sabíamos de qué se trataba, algunxs estábamos menos sueltos, menos disponibles, quizás por cansancio, quizás por vergüenza. Aunque estuvo buenisimo volver a ponerse en la posición de observadora y de observada. Te pone “en una”. Ser observada genera una tensión que, si estás bailando sola, es mucho esfuerzo imaginar. Además, el feedback (la mirada, el aliento y la sonrisa) es muy estimulante. Fagner Pavan, quien participó del seminario, en sus clases de “Prácticas escénicas performativas” nos habla de “lianas” como líneas de tensión dramática. Pienso que la mirada ajena podría funcionar como un conjunto de “lianas” que nos va llevando de un lugar a otro, armando un recorrido de ridiculez, sensualidad y búsqueda con el culo abierto. La música, el espacio y el resto de los bailarines también son “lianas” para una búsqueda de múltiples constantes, hallazgos, traslados, movimientos y seducciones. 

La del observador también es una posición muy útil. Por un lado, te permite ver cosas que desde adentro no se ven. Por ejemplo, a dónde lleva la mirada la compañera y cuánto más intenso se arma todo cuando la mirada penetra en algún lugar concreto con intención. A veces, también, cuando la búsqueda de la compañera es muy sincera no la podes dejar de mirar y acompañás, expectante cada hallazgo. Observar te “manijea”, te dan ganas de entrar y darlo todo, te recarga energías para imaginar todo lo que harías estando ahí y luego entrar y hacerlo.

Terminamos el encuentro escribiendo. Por un rato largo se armó mucho silencio, un silencio grupal sintonizado. Todxs con los ojos, la atención y las lapiceras en los cuadernos, escribimos muy concentradxs. Me resultó increíble la diferencia de estados (tanto individual como grupal), es decir, cómo estábamos antes y cómo después de la práctica… 

“Se ve que abrir el orto te deja en una” pensé. Estamos muy acostumbradxs a guardar, cerrar, endurecer, callar lo que nos dicen que tenemos que guardar, cerrar, endurecer y callar. 

Lo que pasa cuando todo eso se suelta y se comparte, es (como minimo) novedoso y liberador. Me pregunté qué es lo que nos guardamos TANTO. El deseo, la sexualidad, la sensualidad, la seducción parecen esos objetos que unx pretende cuidar tanto que cuando los busca ya no sabe en dónde los dejó. Confundimos cuidar lo sagrado con privatizarlo, darle solo el espacio individual de nuestras casas, familias, hogares, parejas, en aquello que llamamos “intimidad”. Más allá de todo esto hay un deseo efervescente de aquellxs que creemos que hay algo más. Que hay una calle a la que salir, que hay algo más público, más colectivo, más compartido, más sutil, más amorfo. Hacer Twerk fue hacer público ese deseo vibrante y encontrarse con la hermosa sorpresa de otras personas en la misma situación. Personas con deseos, con contradicciones, con curiosidad, con cara de concentración, sorpresa y expectación, con ganas. Salimos todas felices y excitadas con el hallazgo. Felices al descubrir que, algo tan cerca y tan simple como mover el culo, nos puede hacer tanto bien.


 

 

Cambia la dirección del movimiento de la cadera y la sensopercibo distinto, modifica la imagen, se abren nuevos imaginarios. Existe un movimiento que encuentro apenas por instantes cuando algo en mi libera, suelta o simplemente deja de retener.

Gaby Moura

 

 

Día 3. 18 de enero del 2023

La música? De fiesta. Claro! Si es una fiesta! Mover el culo, mirarse, reírse, encontrarse, guiarse por el deseo es una fiesta.

Si la mirada puede funcionar como contrapunto del culo mientras lo muevo, el culo también puede ser lo que compensa otro movimiento no lineal, interno. Un deshielo desde mi nuca al sacro. Se van sacudiendo con cada traqueteo, los cimientos que me abrazan y me fijan alrededor de la columna a este eje. Cada vaivén es una brazada que da la fiera, personaje tratando de llegar a la tierra firme de mi yo. Cada serpenteo de la columna, la cara al piso, empujar el suelo para salirme de él hacia arriba o sostenerme para pegarme a él, son movimientos para no ahogarnos. Temblor-calor-dulzor de la transpiración, de ser agua en publico, imitarme en el espejo de la reacción. Obedecer por el placer de saber que la resistencia siempre cabe entre las hendijas y los pliegues .

Para el tercer y último encuentro ya había más papelitos cortados a mano. Se sentía en el aire la expectación de seguir con lo que estábamos descubriendo. Ya sabíamos más o menos de qué se trataba pero queríamos seguir probando. Hablamos de lo contentas que nos habíamos ido los encuentros anteriores. Cómo no había comparación entre el estado que llevaba una al Galpón (con la ciudad, los quehaceres y el estrés cotidiano a cuestas) con el que te ibas de la clase.  Al salir de la clase, nada parecía importar tanto. La soltura del culo, da una liviandad que no se puede explicar, ¡hay que vivenciarlo!. Y si esa soltura es acompañada, si tiene la complicidad de un grupo, si no hay un ocultamiento ni vergüenza, si hay risas de por medio, es una liviandad casi, me atrevo a decir, revolucionaria. 

Hacer de los tabúes comunidad y carne tiene algo de revolución. Porque… ¿podríamos cambiar como sociedad si algunas cosas de las que no podemos hablar se colectivizaran? Si dejáramos de ocultar y silenciar cosas que nos pasan a todxs y que acarrean vergüenza, represión y aislamiento…. Sostener una vida en base a ideales de belleza y movimientos hegemónicos que no existen trae frustración, consumismo, alienación y, por qué no… crisis ambiental. 

Como los anteriores encuentros, empezamos escribiendo. Cada unx en su cuaderno plasmó cómo se sentía y pensó tres deseos o metas, para la práctica de ese día. 

Los mios tuvieron que ver con la no-frustración, con el deseo de soltar y con poder conectar con la mirada de lxs otrxs. Repasamos lo que habíamos visto hasta ahora al son de “Marianela”. Una canción muy divertida que nos proponía pasar por todos los movimientos aprendidos: Up, Down, Up-Up, Down-Down y Bubble. Después un poco de Jigl agregando curvas. Las curvas fueron otra herramienta nueva fundamental. Aparentemente simple pero genial y necesaria para todo lo que se quiera hacer en materia de movimiento y de fiesta. Las mil pruebas que se pueden hacer moviendo la columna y culminando con un movimiento en seco del culo: para los costados, moviendo la cabeza, en cuatro patas, arrodilladas, etc, etc. Habilitar la curva es habilitar toda una proyección del culo y la sensualidad. Agregamos también mover la cabeza, usar el pelo, ir bajando e ir subiendo. Todo en distintas posiciones. 

Probamos desplazarnos con todo lo practicado en los tres días y nos observamos en dos grupos. “No soy yo, es mi culo”. Esa es la actitud que nos interesa. Es un personaje que no es ni tan solemne ni con un ego tan grande. Es un culo que se mueve, que se ríe del absurdo, que entiende que no hay mucho más para transitar la existencia y el encuentro con lx otrx que soltar y pasarla bien. 

El protagonista acá es el culo. No somos tan importantes. Permitirse ser poseídas por el culo que sabe más que una y “sufre” menos. La vibración trae más vibración. Me viene la pregunta ¿Mover el culo mueve mi deseo o es al revés? ¿O es una relación simibiótica? Soltar, también porque es un movimiento que, así como se encuentra, se pierde, y vuelve y se vuelve a ir y vuelve a aparecer. Se trata de confiar. De dejarlo ser, que se descontrole, que la vibración recorra y haga de las suyas. De pronto, cuando se pierde el movimiento, no hay que desesperar, él mismo vuelve. Soltar la carne del glúteo te libera la mandíbula. Jose nos decía “no dejo de pensar, dejo de flashear pensando”. Empieza a aparecer otra cosa. No un juicio, sino un acompañamiento de transformación. La idea no es anular el pensamiento, sino ir atendiendo cómo y dónde está el pensamiento. 

La consigna para la improvisación final fue: “Empiezo estando en una”. De vuelta, nos encontramos con la mirada del otrx como sostén. Tener en claro que si te perdés, tenés herramientas de las que agarrarte para volver a la exploración. Siempre habrá un espacio, una mirada, un ritmo, una propuesta, un sostén del que agarrarse. Una vez que se internaliza todo esto, el resto es mandarse a ese abismo, tomar ese riesgo. Soltar. 

Terminamos cada unx escribiendo en su cuaderno. En esa carne evidentemente está contenido lo que negamos. La concentración final de la clase dio cuenta de lo que se movió. Soltar la carne mueve cosas. Libera algo que es un misterio. El silencio de concentración grupal colectivo se repitió en todos los encuentros. Empezábamos “en una” y terminábamos “en otra”.

 


 

Cuando la carne se sacude, se vuelve algo eléctrico. Como un cable pelado. No fluye, pero hay chispas, hay conexión. El cuadrado lumbar ha sido fuente de dolor durante muchísimos años. Que de pronto pueda ser punto de apoyo de toda la práctica, es una novedad que me tiene conmovida y perturbada.

Raquel

 

Me duele bastante el cuerpo, la zona de la espalda baja y las dorsales. Ayer sentí el culo mucho más blando que la primera vez y yo estaba más predispuesta a hacer la práctica ya que sabía con que me iba a encontrar. Al salir me sentí más relajada y fue una experiencia aún más hermosa que la primera 

Pri

 

Ardiente como un fuego. Filoso como una navaja. Jugoso como un pomelo. Vibrante como un terremoto. Picante como un jalapeño

F.P

 

De lo simple a lo complejo para que el retorno a lo simple tenga lucidez al movimiento. Distintas estrategias para descubrir movimientos que traen sensaciones nuevas. Es mi culo y yo soy mi culo. 

Luciana

 

En estas dos clases o encuentros de Twerk se abrió la pregunta por la sensualidad. Me llevó a pensar en diferenciar lo que se puede hacer, explorar con las posibilidades del cuerpo. Me llevó a pensar sobre el adentro y el afuera. Descubrir las señales que el cuerpo puede dar. Pero señales para qué, para quién. Me queda esa sensación de que por ahora lo que voy descubriendo son las gestualidades. Que al surgir de lo desconocido en tanto de lo que se puede expresar como de lo que se recibió, es como una obra de arte que con la materialidad del cuerpo se puede armar. La mirada, la postura,la pose, lo que cada unx puede comunicar. Con lo que se tiene y se desconoce. Que no es un bailar o decir solo para el espectador. Si no, en primer lugar, para una. Como esa pose, postura que Jose dice: “Aca ya estoy en una”. Ahora estoy en esa = EN UNA ¿MISMA?

 Graciana

 

 

 

 

 

Publicado en En palabras

Cómo citar este artículo.

Zuain, Josefina (2022) Algunas claves somáticas para entender por qué el Twerk es revolucionario. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN 22508708. Publicado el 3 de Diciembre.

Luego de varios años de dar clases de twerk, empecé a llamar Somatic Twerk a una parte de la práctica, a esos momentos “suaves”, de detención, de estudio, esos momentos en que nos concentrábamos en una parte, en una sección o en una relación muy específica. Las sesiones de Somatic Twerk eran tiempos durante los cuales igualmente la parte desvelaba que somos un todo, era un ejercicio de atención. 

En verdad las técnicas somáticas operaron siempre en mi manera de transmitir el Twerk y lo único que se transformaba durante la sesiones de eso que llamábamos Somatic Twerk era la intención de restar variables para concentrarnos en alguna cosa: pop con el glúteo derecho, pop con el izquierdo, pasar la fuerza del isquiotibial a la lumbar, hacer wain para sentir la cabeza de fémur y ganar flexibilidad. 

Así que Somatic Twerk nace como una resta para explorar el movimiento desde la percepción sensible y ganar precisión técnica, fuerza, flexibilidad y conciencia. Este es un principio fundamental de las técnicas somáticas, que Feldenkrais (1) describe de la siguiente manera: 


Cuando levanto una barra de hierro no siento diferencia alguna si una mosca se posa sobre ella o alza vuelo desde allí. En cambio, cuando sostengo una pluma puedo sentir una diferencia si sobre ella se posa una mosca. (...) El control más delicado y perfecto del movimiento sólo se alcanza mediante el aumento de la sensibilidad, es decir, mediante una capacidad mayor para sentir diferencias. (1972, p. 67)


Estamos evidentemente hablando de la Ley Weber-Fechner que establece que “el menor cambio discernible en la magnitud de un estímulo es proporcional a la magnitud del mismo (...) la intensidad de la sensación es proporcional al logaritmo de la intensidad del estímulo (...) si un estímulo crece en progresión geométrica, la percepción evolucionará en progresión aritmética” (3).

 

Partes del cuerpo, miscelánea médica, Alemania, manuscrito anonimo siglo XV.

Fuente: Biblioteca Británica.

 

Entrenar Twerk es un ejercicio de diferenciación constante. Diferenciar direcciones, diferenciar partes del cuerpo, vibrar y sostener. La tarea es trabajar atendiendo y sintiendo, es decir, el entrenamiento es con la percepción y a través de la investigación kinética se va constituyendo la discriminacion de tonos, posiciones, ritmos e intensidades de fuerza.

Se dice a menudo que el Twerk es revolución y efectivamente esta danza puede darlo vuelta todo. No solo porque, claro, es necesario atender el culo y desmenuzar ese bloque que llamamos cadera y del cual solemos usar una porción mínima de sus direcciones potenciales. Sino también porque para danzar Twerk hace falta derribar unos cuantos prejuicios del mismo modo que hace falta aprender nuevas formas de usar las cadenas musculares. Hace falta recalibrar las relaciones de la musculatura profunda con la carne y la piel para lograr la vibración. Hace falta disociar partes, ritmos e intenciones. Hace falta desandar los juicios morales que sostienen clasificaciones de danzas y cuerpos. Digamos, para empezar, que hacen falta varias cosas…

Manuscrito que recopila textos de medicina, astronomía y filosofía de los siglos XIII al XVI, Harley MS 3719 se encuentra en las colecciones de la Biblioteca Británica. El cuerpo sangrantes, como se ve en esta ilustración, se representaban comúnmente en los textos médicos medievales. Indica dónde retirar sangre en función de la enfermedad y el temperamento del paciente. 


 

Clave Nro. 1. El Twerk exige superar el dualismo mente-culo. 

Esto significa que es necesario desarmar juicios morales que distribuyen estilos de danzas. Esta acción puede darse simplemente quitando los procedimientos propios de las técnicas académicas del trono de la danza para dar espacio a lo erotico, lo bizarro, lo ridículo y lo divertido. Asumir que incluso en esos climas es posible (y muy copado) el proceso de aprendizaje. Asumir que cuando nuevos  procedimientos son posibles, otros hallazgos tienen lugar. 

Cuando hablo de destronar no me refiero a la eliminación o la persecución de las danzas académicas. No me refiero a la desvalorización o el desprecio de ciertas formas de danzar, es evidente que esa postura sería la misma pero ubicada en otro lugar. Feldenkrais (2) lo explicaría de la siguiente manera: 


Los modos de pensamiento primitivos tienden a oponer bueno a malo, blanco a negro, frío a caliente, luminoso a oscuro, y a ver en esos términos oposición o conflicto. Un pensamiento más evolucionado no puede atribuirse oposición en un sentido real. Oscuro y frío, por ejemplo, no son los opuestos de luz y calor; hay oscuridad cuando no hay luz, y la relación entre calor y frío es más completa aún. (p. 52)


Entonces, cuando hablo de superar el dualismo mente-culo, me refiero a que es necesario quitar de ahí “arriba” una verdad de danza, generalmente adosada a la danza clásica, el ballet y las técnicas modernas... para eliminar (así) la pesquisa de verdades, esencias y juicios en el ámbito de las prácticas de movimiento. Ejecutar un corrimiento, un cambio de posición, para que otras danzas tengan lugar. 

 

 


Clave Nro. 2. Es menester mover el culo. 

Aquí comienzan a emerger los problemas porque, en principio, siempre que me muevo muevo el culo. De hecho decimos “mové el culo” cuando queremos decir “pasa a la acción”. Pero si el culo es el elemento de la acción como totalidad es probable que no pase nada, es probable que no sepa qué hacer con él. Hace falta entrar en el culo para entender sus elementos y sus relaciones. El proceso de aprendizaje que propone el Twerk es también un proceso de desaprendizaje e implica una larga exploración, porque hemos aprendido a inmovilizar la cadera a lo largo de la vida.

Este era un tema en el que me interesaba investigar, porque se escucha y se sabe que las personas que bailan Twerk afirman que esta práctica ha transformado todo y, con ello, la sensación cotidiana de sus propios cuerpos. ¿Por qué creemos que sucede esta transformación? 

Con seguridad sea simplemente la integración del culo a la vida. No podemos andar por ahí negando su existencia. Todos somos (también) un culo. Allí suceden funciones vitales, el culo es una fuente de placer. La columna es un conector culo-cabeza. 

La minuciosidad de las direcciones de cadera junto al fortalecimiento de las zonas fundamentales del cuerpo transforma los alcances del movimiento y probablemente la clave sea que estos componentes entran en relación a través de la vibración. ¿Cómo se organiza el cuerpo para realizar una vibración? ¿A qué le llamamos vibración? ¿Cómo se pone en juego la oscilación de la carne y los líquidos? La vibración desarma el binomio control-descontrol, algo que solemos escuchar en las clases de danza y desarma al mismo tiempo el binomio activo-pasivo, porque hace falta entrar en otras formas de relacionar y pensar la relación entre los elementos. 


Clave Nro 3. La vida es lo que hacés mientras vivís. 

Siempre me he interesado por observar las maneras en que se inmixtan la vida y las prácticas. También me ha parecido un poco tonta la lucha por la llamada reintegración del arte a la vida, que tantos artistas han proclamado con objetivos institucionales e institucionalizantes. Creo que hay un antes en las prácticas, porque hacer es en sí un estar vital. Y todo lo que hacemos es aquello que hacemos, aquí las palabras no pueden rellenar los agujeros, de modo que los agujeros se revelan parte del hacer, atender, aprender, pensar y bailar. Todo es con huecos.

También me han llamado la atención la clasificación y jerarquización de las prácticas según la clase económica que las lleva a cabo y cómo todo ese universo de valoración moral determina experiencias y pensamientos, es decir, determina vidas y prácticas, prácticas dignas de realizarse según ciertas vidas, prácticas indignas y prácticas de la indignación. Dentro de eso que he llamado el hacer está precisamente el mundo, porque hacer incluye no hacer, incluye deshacer e implica rehacer. 

Bailar Twerk es un sacudón de zonas erógenas y dado que “en la mayor parte de los casos en que la acción se relaciona con un fuerte deseo, se puede mejorar su eficiencia separando la meta de los medios para lograrla”, (Feldenkrais, 1972, p. 91) las transformaciones operadas a nivel de la propiocepción, autoimagen, sexualidad y habilidad, a través del twerk, permiten llegar al deseo por medios inesperados. 


Clave Nro. 4. Tu culo no está atrás tuyo. 

Durante el tiempo de las prácticas (sean estas las que sean) es posible tanto individuar partes como atender a las relaciones que son tan parte como las partes que pretendemos ficcionalmente individuar, de esa ficción bebe la pedagogía. En mi acercamiento al twerk encontré una palanca muy poderosa en la integración de la sensualidad y el juego erotico a la danza, tanto como en el proceso de desfrontalización que implica la intención de mover el culo. De hecho, mientras mi culo imaginario permanecía ubicado demasiado atrás, trabajar con el espejo me mareaba. Tuvo que revelarse físicamente que el culo viene por los lados y que existe una elasticidad en el ojo que era necesario entrenar, luego de años de mirar las cosas demasiado de frente. 

Ese culo que desborda por los lados recordándonos que somos volumen, impacta eróticamente. Luego de varios meses de entrenamiento, con los grupos las conversaciones técnicas empiezan a ir hacia cómo el twerk está transformando nuestra performance sexual. Qué hacemos y cómo lo sentimos. El desempeño físico gracias al entrenamiento facilita la permanencia en el juego y en determinadas posiciones, lo que hace que las posibilidades y las sensaciones sexuales sean nuevas y renovarse sexualmente es maravilloso. Pero además, lo erotico se vuelve un proceso que es con una misma, quiero decir, se amplía el juego a nuevas relaciones porque se integran y mueven pliegues demasiado plegados. 

El mundo cambia cuando te animaste a bailar en calzones y descubriste que la vibración de la carne es justo lo contrario al tan practicado control de la imagen que te ha torturado toda la vida. En el Twerk las posiciones, la intención de ciertos pasajes, la música, la ropa son eroticos, sensuales, guarros, bizarros. Por mi parte considero que hay algo muy vital aquí.


Clave Nro. 5. Es preciso des-higienizar la imagen. 

Para bailar Twerk hace falta des-higienizar la imagen. Esto requiere, implica y exige desprenderse de ciertas preocupaciones que hacen las cosas bastante densas pero en verdad son cuestiones muy superfluas. Me refiero específicamente a la textura de la piel, la celulitis, los pelos, los granos, los agujeros, el labio derecho, el labio izquierdo, los huevos, el ano…  

Vibrar la zona del piso pélvico, exige abrir pliegues que suelen estar arrugados, como apretaditos. La disociación entre la fuerza que hacen los esfínteres y los músculos que se encuentran permite que algunas zonas de piel que suelen permanecer “adentro”, asumen por los bordes. Corre aire donde antes no corría nada, se experimenta la diferencia entre zonas que trabajan como bloque. Ese culo pulido, terso, rosado y duro que quizás hemos pretendido tener, se revela en la experiencia como una imagen de estatua, el trabajo de los captores sensoriales de tu piso pélvico y tu ano, te recuerdan que no sos de marmol (o que no estás muerta). Lo sucio, lo caliente, lo rugoso son tus zonas erógenas. Entre el placer provocado por el movimiento de las terminaciones nerviosas que allí se encuentran concentradas y a montones, la velocidad y tu atención que anda un poco excitada, ese culo de mármol que nunca tuviste no solo ya no te pertenece, sino que ahora no te interesa mas tenerlo. Vibracion es vida!

Entonces, el entrenamiento va dando cuenta de cómo el cuerpo se va transformando porque nuevos pensamientos se hacen posibles y nuevos pensamientos se hacen posibles porque ciertos usos acostumbrados de la atención pierden sentido o se vuelven imposibles. 

Digamos que no podemos hacer Bubble sostenido mientras caminamos en cuatro apoyos, combinando con up-down y deslizando cada tanto la rodilla derecha para abrir el piso pélvico y, al mismo tiempo, estar preocupada por las estrías...

 

 


Notas

(1) Feldenkrais M. (1972) Autoconciencia por el movimiento. Ejercicios fáciles para mejorar tu postura, tu visión, imaginación y desarrollo personal. Barcelona: Paidós. 

(2) Feldenkrais M. (1972) Autoconciencia por el movimiento. Ejercicios fáciles para mejorar tu postura, tu visión, imaginación y desarrollo personal. Barcelona: Paidós. 

(3) https://psicologiaymente.com/psicologia/ley-de-weber-fechner


 

 

 

Publicado en En palabras

Este año, que tantas danzas vimos por pantalla y tan pocas danzas vimos en vivo... Año abierto a la investigación, año abierto (este es un deseo) a la escritura. Este año, se presentó una película que pone en escena un tema que me obsesiona: la relación dinámica y de co-constitución de la danza y la escritura. La película se titula Les Enfants d´Isadora y fue dirigida por Damien Manivel.

La historia, el archivo, los documentos de la danza participan del largometraje poniendo en movimiento escenas y personas (o personajes).  

Todo comienza con una bailarina que lee las memorias de Isadora Duncan, lectura obligada de quienes se dedican al arte del movimiento y que ha teñido los relatos biográficos de generaciones y generaciones de bailarinas desde el año de su publicación, allá por 1927. 

Se trata de una joven llamada Agathe Bonitzer, la lectura la emociona, la conmueve, la concentra. Impacta en la joven un momento específico de la vida de Isadora, la bailarina-mito que ha trazado líneas fuertes que viajan de principios del siglo XX a hoy: la muerte de sus hijos. El drama despierta en la joven un gran interés. Mientras se encuentra reconstruyendo una pieza titulada Mother, la infancia, la maternidad, la vida y la muerte pasan a formar parte de sus reflexiones cotidianas.  

No es la muerte de los hijos de Isadora en sí misma lo que da existencia a la película, es el hecho de que Duncan compuso en 1923 una danza a partir de su dolor. En la obra, de la cual no se conservan registros fílmicos, el cuerpo que danza se relaciona con el volumen, con la memoria táctil de los hijos muertos, con el estado de conmoción ante la pérdida y con la sensación pesante de la despedida el día del funeral. 

En el proceso de reposición, la joven bailarina estudia el movimiento de una mano mientras con la otra sostiene documentos: baila leyendo. Sus movimientos por la ciudad, sus mañanas y sus recorridos en el parque son oportunidades para tomar apuntes y repasar las líneas de las memorias de Duncan. 

Para estudiar el tono, las direcciones, las dinámicas y el espesor espacial de los gestos que componen Mother, va a la biblioteca, revisa archivos, observa imágenes, recolecta relatos y ensaya movimientos. Analiza e interpreta kinéticamente múltiples escritos, entre ellos, la escritura de la pieza en Notación Laban. 

Pasando de la danza al papel sin drama, el drama es otro. 

Y no sólo pasa de una cosa a la otra, en su proceso de investigación de movimiento, la danza y la escritura están manifestándose como partes de lo mismo. 

La reconstrucción de la danza perdida, aunque relatada, notariada y trazada en dibujos: es legible, es accesible como archivo de conocimiento y, por ello, puede danzarse. 

El archivo de fotografías de la vida de Isadora también es prolífico. Isadora sola, Isadora con algunos de sus amantes, Isadora con sus hijos, Isadora bailando, Isadora posando, Isadora y sus Isadorables. Sin embargo de Isadora en movimiento sólo se conserva un fragmento mínimo de un film, un recital al aire libre que puede verse en el siguiente link: https://www.youtube.com/watch?v=MEb6KIPrvRQ

En sus memorias habla constantemente de su relación con artistas visuales, escultores y fotógrafos. El archivo más grande de imágenes de ella y sus hijas adoptivas es de las fotografías de Arnold Genthe: 

Cuando llegamos a Nueva York, nadie fue a recibirme, porque mi telegrama no había sido entregado debido a las dificultades de la guerra. Por casualidad, llamé a un gran amigo, Arnold Genthe. No sólo es un genio, sino un mago. Había dejado la pintura por la fotografía, pero su fotografía era de lo más extraña y mágica. 

Es cierto que apuntaba su cámara a la gente y tomaba sus fotografías, pero las imágenes nunca fueron fotografías de sus modelos sino su imaginación hipnótica de ellos. Me ha tomado muchas fotografías que no son representaciones de mi ser físico, sino representaciones de las condiciones de mi alma, y una de ellas es mi alma misma. (1)

 

 

Isadora Duncan Dancer, C, Arnold Genthe ,1915.

 

En la película, como en las imágenes de archivo: la atención se posa directamente sobre las manos. No es sólo la cámara, la danza relata un dolor con las manos, un dolor de tacto perdido. Tocar las fotografía de sus hijos, en parte, ayudó a Isadora a sanar su pérdida, su relato dice así: 

 

A partir de entonces viví en Viareggio, encontrando coraje en el resplandor de los ojos de Eleanora. Ella solía mecerme en sus brazos, consolando mi dolor, pero no solo consolando, porque parecía llevar mi dolor a su propio pecho, y me di cuenta de que si no podía soportar la compañía de otras personas, era porque todos jugaron la comedia de intentar animarme con el olvido. Mientras que Eleanora dijo: “Háblame de Deirdre y Patrick, y me hizo repetirle todos sus pequeños dichos, sus modos, y mostrarle sus fotos, que ella besó y sobre las que lloró. 

Ella nunca dijo: “Deja de sufrir" , ella sufrió conmigo y por primera vez desde sus muertes, sentí que no estaba sola. Eleanora Duse fue una super-ser. Su corazón era tan grande que podía recibir la tragedia del mundo, su espíritu era el más radiante que jamás haya brillado a través de las oscuras penas de esta tierra. A menudo, cuando caminaba con ella por el mar, me parecía que su cabeza estaba entre las estrellas y que sus manos llegaban a las cimas de las montañas. (2)

 

La película se compone de tres actos. El primero, la investigación de la joven bailarina (sola), el segundo la realización entre una coreógrafa y una intérprete y, al final, el tercero, una espectadora que ve alguna de las dos piezas resultantes (o ambas) y regresa a su casa para interpretar Mother, componiendo una nueva versión (sola y para sí misma). 

Del segundo acto, donde se retrata el proceso de trabajo entre Marika Rizzi (coreógrafa) y Manon Carpentier (intérprete adolescente con síndrome de Down), extraemos algunos rituales que también son parte de esa misma cosa: ponerse y sacarse la ropa, calzarse y descalzarse, entrar y salir de un espacio, transitar la ciudad, comer algo luego del ensayo, mirarse al espejo, autopercibirse, repetir y repetir, vueltas y vueltas de ensayo, tiempos de estudio, crisis, desafíos y muchas (muchas) palabras. 

El trabajo es incesante hasta el día de la función. En el teatro toma existencia lo público. Espectadores que participan, algunos que se incluyen, una mujer que se emociona. Interpreta a la mujer del público: Elsa Wolliaston. Entre su momento de expectación y la interpretación de la danza sola en su casa, se compone el tercer acto. 

Tres generaciones, si se quiere, tres formas muy distintas del cuerpo: morfológico, etario y, por supuesto, la historia personal. 

¿Qué propósito tiene la escritura de memorias? ¿Se transforma el dolor con escritura?, ¿Se transforma el dolor con danza? En la introducción de su autobiografía, Isadora cae en la cuenta de que hace doce años que se siente cansada. Isadora tiene cuerpo. La docena corre desde el momento en que recibió la noticia de la muerte de sus hijos: 

Acostada aquí en mi cama en el Negresco, trato de analizar eso que se llama memoria. Siento el calor del sol del mediodía. Escucho las voces de niños jugando en un parque vecino. Siento el calor de mi propio cuerpo. Miro mis piernas desnudas, mientras las estiro. Siento la suavidad de mis pechos, mis brazos que nunca están quietos, que se agitan continuamente en suaves ondulaciones, y me doy cuenta de que durante doce años he estado cansada, este pecho ha cobijado un dolor interminable, estas manos que tengo frente a mi han sido marcadas por la pena y, cuando estoy sola, estos ojos rara vez se encuentran secos. Las lágrimas han corrido desde hace doce años, desde ese día, hace doce años, cuando, acostada en otro sillón, de repente me despertó un gran grito y, volviéndome para mirar, lo vi a L como un hombre herido: “Los niños fueron asesinados”. (3)

 

***

 

Me resta comentar que, Les enfants D´Isadora, como título, plantea un pequeño corrimiento. Corrimiento histórico relacionado a la figura de la madre (¿de la danza?) y en el cual he estado trabajando arduamente durante este año, para un libro que pronto estará disponible para su lectura. 

 

Foto de Arnold Genthe de la gira estadounidense Isadora Duncan Dancers, 1930, con la Orquesta Sinfónica de Minneapolis. De izquierda a derecha: Abby Goodman, Anna Kris, Nadia Chilkovsky (Nahumck), Sylvia Davis, Ruth Kranburg (Fletcher), Hortense Dolan (Kooluris), Julia Levien, Mignon Halpern (Garland).

 

Notas. 1, 2 y 3. Las traducciones son propias, y están incluidas en (des)ordenando a Isadora Duncan. Segunda En Papel Editora. 2021.

 

Publicado en En comentarios
Domingo, 09 Abril 2017 17:12

Cómo hacer obra con la obra

 

María sobre María abre el juego y pone sobre la mesa la pregunta: ¿cómo hacer obra con la obra? Es decir, ¿cómo montar en escena el trabajo de una bailarina, el trabajo de una investigación en danza? Invierte la lógica: el escenario no es más ese espacio ilusorio en el cual se traza en la frontera con el público Otro Mundo; no hay Drama que poner en marcha; no hay un teatro esculpido concienzudamente. Al contrario, en este caso la obra-producto (espectáculo) nace de la puesta en escena de la obra-oficio del bailarín, el cual, como todo oficio comienza, en alguna medida, al aprender de los antecesores.

Un solo de manos, un solo con silla, Génesis del Chaco. Una serie de coreografías de María reapropiadas , reinventadas, reelaboradas por María. ¿Puede María imitar a María? ¿Pueden dos cuerpos hacer los mismos movimientos? Pero, ¿puede hacerlo un mismo cuerpo? 

Este ejercicio de recreación implica un proceso de traducción complejo. La imitación de una coreografía supone la observación de los movimientos de un cuerpo-objeto y una posterior traducción de esos estímulos visuales en movimientos dirigidos por la propiocepción en el cuerpo-instrumento. Si bien la imitación de movimientos nos resulta natural (nos ocurre cotidianamente como reflejos instantáneos) cuando se pone este procedimiento bajo la lupa y se estudia minuciosamente este esquema complejo de traducción, se abre un mundo infinitamente grande, infinitamente selectivo: no sólo se percibe la forma, sino también la calidad, el peso, las direcciones, el tiempo, etc.; son detalles que el ojo analiza y el cuerpo decodifica en propiocepción. 

Se encienden las luces. María le pide a alguien del público que le lea una lista bastante larga de títulos que tiene anotados en una hoja. María desdobló cuidadosamente los movimientos de María y les puso nombres, es decir, los recopiló en estímulos auditivos que despertarán en la memoria de su cuerpo cada una de las secuencias aprendidas. El público lee los ayuda-memoria, convierte el estímulo visual de la escritura en huella auditiva que reproduce con la voz mientras María recibe el estímulo sonoro y lo traduce en movimiento. 

Todo este experimento de intercambios perceptivos ocurre ya entrada la noche. Visto desde la cuarta fila pareciera que estamos ayudando a María a repasar la lección de mañana sobre María.

 

Este comentario fue construido a partir de la asistencia a la función ofrecida en Café MÜLLER Club de Danza, el 2 de Diciembre de 2016. 

 

Ficha artística y técnica

Intérprete: María Kuhmichel

Producción: Lucía Llopis, Josefina Zuain, María Kuhmichel

Coproducción: Café Müller Club de Danza

Música original: Paula Shocron

Iluminación: Fernando Berreta

Colaboración teórica y artística: Eugenia Cadús, Ayelén Clavin

Identidad visual y fotografía: Bacana Estudio

Asistente de dirección: Josefina Zuain

Dirección: Lucía Llopis

ph. Maria Fux. tomada de http://valentinavano.blogspot.com.ar/2012/08/raccontero-qui-alcuni-dettagli.html

Publicado en En comentarios

TODOS LOS TEXTOS EN COMENTARIOS

  • Como diamantes al brillar 2 +

    Recuerdo la primera Daimón, en el TACEC de La Plata en 2017. Invité a mi mamá a ir porque no tengo auto y necesitaba que alguien me llevara. Cuando vi Leer más
  • Cuna del hombre, incubadora de la humanidad +

    Cuna del hombre, incubadora de la humanidad Un texto para: África // dirigida por: Luis Biasotto Quizás sea necesario aclararle al lector que soy de las personas que lee los textos Leer más
  • Cambiar el paradigma +

    Statu nascendi (1). Dejo que las imágenes toquen mis ojos. El origen de la Tierra que gira, el volumen que configura el cosmos al rotar es análogo al movimiento de Leer más
  • Un relato adolescente +

    Un relato adolescente Obra: Se puede borrar Palabras sueltas y discursos existenciales marcan la trama de Se Puede Borrar. Danzas frenéticas son gritos con el cuerpo. Las cuatro intérpretes, todas, Leer más
  • Fantasmas en la ciudad +

    Dos mujeres antiguas, aniñadas, con un levemente distinto andar, rasgos y perfiles, pero muy parecidas entre sí, aparecen y desaparecen de la escena. Son petisas Morticias o niñas poseídas por Leer más
  • Contrapesos para la representación +

    Aproximación al estar siendo del deber ser Los distintos modelos de belleza habitan de forma segmentada y simultánea la acción de ambos cuerpos femeninos en escena… Solo un simbólico biombo-pizarra, Leer más
  • Todas las fiestas las llevo en el cuerpo +

    "Si hay algo asociado siempre a la experiencia de la fiesta, es que se rechaza todo aislamiento de unos hacia otros” H-G. Gadamer: El arte como juego, símbolo y fiesta. Leer más
  • Acá-cerca, allá-lejos y acá-lejos, allá-cerca +

    Acá-cerca, allá-lejos y acá-lejos, allá-cerca Obra: Lejos Acá y allá, la reconstrucción del pasado es un tema recurrente en la producción artística. Aclaro además, que en términos teóricos, la reconstrucción Leer más
  • No tengo que ser honesta +

    Cómo citar este artículo Lanfranco, Marina (2022) No tengo que ser honesta. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 19 de abril. En estas líneas te cuento que ando un poco desbordada, derramada, yéndome Leer más
  • Superar la Pérdida +

    Del orden de lo dispuesto, diríamos que un duelo determina la tensión, directamente dual, entre dos posiciones opuestas complementarias que delinean un estado emocional. Dos direcciones disímiles disminuyen su diferencia Leer más
  • 1
  • 2
  • 3
  • 4
  • 5
  • 6
  • 7
  • 8
  • 9
  • 10
  • 11
  • 12
  • 13
  • 14
  • 15
  • 16
  • 17
  • 18
  • 19
  • 20
  • 21
  • 22
  • 23
  • 24

ESCRIBEN EN SEGUNDA