Peligroso, insalubre puede resultar para la constitución de las personas asociar la educación a la disciplina como valor positivo, si no se discierne entre un eje normativizante y otro crítico. Miles de dispositivos (en las dimensiones macro, meso y micro) son los ya puestos en marcha para intentar controlar la subjetividad, tanto en su anclaje colectivo como en el singular. Instituciones, organizaciones, normas, ideas y valores que se imponen de formas diversas como el forzamiento para una identificación masiva y prácticas cotidianas que asumimos en nuestras casas, trabajos y con amistades, responden o pueden responder a una fuerza opresora que, cuanto más ignorada o no criticada, más fuerte y avasallante. Uno de los dispositivos mencionados se viabiliza a través de la educación, más precisamente la Educación Bancaria, así denominada por Paulo Freire. Este autor postula y trabaja desde la necesidad de romper con la educación formal/bancaria, pues es la que reproduce un sistema de aprendizaje donde el saber es entendido y se lo opera desde un modo verticalista, unidireccional, depauperante: es la educación mecánica, domesticadora, que facilita la alienación de…