Es jueves 11 de abril de 2013 y son casi las nueve de la noche. La ciudad poblada de los, ya célebres, autos, colectivos y motos; dejan ver cual arteria colectiva, el mandato de la calle; la velocidad del afuera y la ausencia de un adentro, la naturaleza reticente de brotes hormigonados. La insistencia del trabajo mueve a quienes huyen del miedo, mientras la voluntad se confunde con esperanza. En “El Rojas”, precisamente adentro, allí; los sentidos aguardan silenciosos. Se pueden disipar y aquietar las perturbaciones irascibles, dejando anticipar un goce fugitivo y brillante como un relámpago. #1 Las nueve se hacen a punto y arriba, subiendo tres pisos por escalera, en la sala (“la cancha”) los espectadores se acomodan en orden de llegada. Suena una música calma de cellos y pianos que permite acomodarse con soltura. Sobre el escenario aguarda una persona que, a los hechos de estar en escena, permite pensar que se trata de una intérprete. Fácilmente identificable, la silueta de una persona se recorta, sentada sobre una banqueta, delante de un fondo blanco de forma rectangular…