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De la Torre, Julia  (2024) C.U.L.O. Cultura Unida para Librarse del Oculocentrismo. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 15 de enero. 

 

Twerk: Suelto, controlo. Suelto, controlo. Suelto, controlo, suelto, controlo, suelto controlo suelto controlo suelto controlo suelto controlo sueltocontrolosueltocontrolosueltocontrolosueltocontrolosueltocon.

El twerk es para mí, pura vibración.

La vida de la vibración es excitante y ambiciosa. Es arrojar un gesto y esperar que se repita, que encuentre su propio ritmo, que sea independiente de una misma. El twerk es un tipo de temblor.

Josefina Zuain últimamente está bastante atravesada por el twerk. Tanto, que está escribiendo una tesis sobre esta tormentosa disciplina de movimiento. Cada tanto, ella viene a Barcelona a impartir talleres sobre este asunto y yo aprovecho para mover mis carnes con ella. Twerk y escritura es un entrenamiento desde el papel hacia el culo, empieza con una entrada en calor del lápiz y termina con una invitación a encontrar el ritmo de la propia vibración. Esa vibración es una curva: cuando un objeto voluminoso (un músculo, por ejemplo) es arrojado al espacio, describe una trayectoria particular dependiendo de la naturaleza de ese objeto y de la fuerza que se le imprima. Esa trayectoria dibuja una curva y cada naturaleza tiene un vibrar particular, una curva particular.

Dibujos, curvas, naturalezas y vibraciones: ¿cuál es el dibujo de mis vibraciones?, ¿cuál es el ritmo de mis curvas?, ¿y la naturaleza de mi vibrar? En esa combinación es donde todo puede pasar. Encontrar un ritmo y de pronto irme de ritmo. Lo maravilloso es el descontrol, algo que se va de la curva que estaba dibujando.

Aquí la pregunta que le hago al papel: ¿Cuál es el ritmo de mi escritura? ¿Es un vals, es un rap, o un trap, es una bachata? ¿Cuál es el ritmo de mi culo? ¿Cuánto puedo operar sobre ese ritmo? ¿Depende del volumen de mis carnes o de la fuerza que le imprimo? Encuentro el ritmo de atrás para adelante, desde mis glúteos hacia el resto del cuerpo, incluso hacia mi cuerpo de letras y palabras y papeles y teclados. ¿Cómo sería escribir vibrando? ¿Cómo escribir desde atrás para adelante?

Josefina nos recuerda que no puedo mirarme los glúteos mientras los muevo. El Culo es eso que tengo ahí atrás, de una autopercepción dudosa, de todo lo que me dijeron de él sin que yo pregunte. Todas esas opiniones que nos toca recibir a las mujeres sobre el músculo que tenemos al final de la espalda. Ese músculo que nos diferencia de los animales cuadrúpedos y que nos mantiene en bipedestación.

¿Cómo saber si todo eso que me han dicho de mi culo es así, entre tanta frontalidad de las ideas? Improviso una posible respuesta: moviéndolo. En el movimiento voy aprendiendo sobre su trayectoria, su volumen, su fuerza, sus curvas y su naturaleza. Solo en movimiento se va descubriendo el dibujo. Porque no lo puedo ver. Entonces ese mito del culo se vuelve carne, glúteo.

En el título de este texto aparece la palabra oculocentrismo, que no tiene que ver directamente con el culo, aunque cobije al fonema en su conjunto. Simplificando muchísimo, es el concepto que nos recuerda que existe una primacía en pensar que entendemos el mundo a través de lo que vemos con los ojos, es decir, el dominio de la imagen por sobre el resto de los sentidos. El entrenamiento del twerk subvierte imperiosamente la frontalidad, por evidencia anatómica. En la historia de las imágenes de nuestro occidente, la referencia de la figura humana es un hombre de pie, frontal, con proporciones áureas: al hombre de Vitruvio no se le ven los glúteos ni está en cuatro patas. Cuando bailamos twerk, organizamos nuestro cuerpo feminizado, de espaldas, en cuatro patas y con un movimiento de naturaleza vibratoria y potencialmente descontrolable. En ese contexto, la imagen parece amenazante.

Josefina cierra la jornada del taller proponiendo “recolectar tesoros”. Volvemos al papel y escribimos todo lo que nos gustó, todo lo que merece la pena ser anotado, recordado, registrado. Nos propone anotar las sensaciones de placer para no olvidarlas. Intento conectar con el estado de mi cuerpo: una sensación de disponibilidad muscular que va desde la zona de la pelvis hacia cada extremo. Vibrar es también un tipo de auto-masaje activador de la musculatura. Los glúteos son músculos muy potentes, de los más fuertes que tenemos en el cuerpo, e insistir en moverlos es la manera más eficaz que encontré hasta ahora de activar mi cuerpo como una globalidad que piensa y siente.

Texto escrito a partir de mi participación en el Taller de Twerk Intensivo de Verano que impartió Josefina Zuain en el espacio Nunart Guinardó. Barcelona, 3 y 4 de julio de 2023.

 

Foto: Alice Springs (1971) para la revista "Dépêche Mode". Otra mujer entre tantas, en el mundo de la fotografía del siglo XX, que vivió toda su carrera a la sombra de su esposo, también fotógrafo.

 

Publicado en En palabras

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Zuain Josefina (2023) La paciencia es una forma de energía, una revisión crítica a los tutoriales de Twerk. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 13 de agosto.

 

La paciencia es energía de escucha y de atención porque deja entrar el tiempo. Pensarla de esta manera es una clave somática que desarma toda idea de pasividad vinculada a momentos de descanso y de no-hacer, destituyendo la imagen de que una espera aletargada media entre algo que se hace y los resultados. Esta clave somática reintegra la potencia a los procesos de aprendizaje que son, necesariamente, procesos de transformación. Variar la tarea atencional dislocando el ejercicio de valoración y evaluación de resultados finales, implica en sí darle espacio al trabajo con, entre y durante los procesos de aprendizaje.  

La paciencia es energía de espera que deshace el binomio activo-pasivo a la hora de palpar procesos de aprendizaje en danza, lo que reintegra al entrenamiento el valor de experiencia en sí, más allá de su virtuosismo alcanzado por la suma de frecuentaciones de una práctica. 

Una moda que danza

El Twerk se ha convertido en una danza de moda gracias a la gran difusión alcanzada en plataformas digitales. Circulando a través de escándalos y comentaristas, videos sugestivos y hasta un gran circuito de batallas y cursos online durante el 2020, el twerk ha devenido una moda que danza, tanto como una danza que moda. 

Se ha señalado insistentemente que la creciente difusión del Twerk ha tenido una plataforma de propulsión, aquella aparición de Miley Cyrus, cuando:


Salió al escenario para interpretar su single "We Can't Stop" vestida con un ajustado corsé que se quitó para lucir un bikini color piel plastificado y acabó bailando al estilo twerking (conocido en español como perreo), restregando su trasero contra el cantante Robin Thicke al ritmo de la canción "Blurred Lines". (González, 2013:1)  


Esto no quiere decir que dicha escena haga visible el nacimiento de la práctica, porque evidentemente muchas horas de entrenamiento previo habrá necesitado la cantante para poder hacer su show. Además de que en un videoclip anterior, ya se la había visto twerkeando “con sus amigas”. Todo esto irrefutablemente indica que el Twerk ya se estaba bailando. Sin embargo, este Jiggle, este “restregado del trasero contra Robin Thicke”, ha cambiado definitivamente la escena mundial del Twerk, abriendo discusiones, cerrando puertas y estallando sentidos de la práctica. 

A partir de ese paso simbólico que Miley Cirus representa: de la nena inocente de Hannah Montana a la joven rockstar sexy y provocativa, el twerk se convierte en estandarte de juventud y liberación, mientras abre espacios de existencia para sí mismo. Una danza provocativa y emancipadora, la danza de la revolución, una exposición erótica, un medio de exploración de la propia sexualidad, una categoría del porno y, no puedo obviarlo, una forma de danzar hiper adaptada a la pantalla vertical del celular. El estallido del Twerk fue acompasado por la publicaciones masiva de tutoriales en redes sociales, tips para mover el culo como dios manda a cargo de referentes de está danza que si no lo eran en el momento de escribir sus contenidos, se convirtieron en ello a fuerza de likes.  

Sin embargo, bailar Twerk también es una oportunidad para experimentar la paciencia como energía y es esta la pista que quiero seguir, pensando qué tipo de procesos de acercamiento a la práctica se promueven a través de tutoriales y de qué manera se juega la paciencia en la posibilidad real de la expansión de los imaginarios sexuales, la encarnación de una revolución erótica y, también, simplemente, la transformación del cuerpo por vía de la emancipación del deber ser de la carne. 

Mundo tutorial

Aproximadamente el 30% del contenido actual de YouTube son tutoriales. Tutoriales para arreglar lavarropas, lavavajillas, microondas y heladeras; tutoriales para abrir una caja, para limpiar la cocina, para resolver complejas situaciones de programación, para hacer trámites en paginas gubernamentales, para cocinar un pastel, para maquillarse, para resolver un cubo rubik, para conseguir más seguidores en Instagram. Y el summum del summum: tutoriales para hacer tutoriales. Los tutoriales no son todos iguales, su tono, su texto y su manera se encuentran entre la explicación paso a paso, detallada y útil y la lista de tips rápidos o claves indiscutibles al estilo de la literatura de autoayuda y otros textos directivos. Al fenómeno de los tutoriales, que indiscutiblemente nos ha resuelto más de un problema doméstico, se le suma algo un poco más reciente y que ha provocado un gran giro en las redes sociales (con el impulso de tik-tok) hacia la creación constante de contenido audiovisual en el formato de shorts y reels, que duran menos de un minuto y aun así pretenden comunicar reglas de acción. 

Dentro de este gran universo de videos cortos que pueden entretenernos el día entero, y que no podríamos ver en su totalidad ni siquiera a lo largo de una vida, existen los tutoriales de Twerk. No pretendo aquí revisar o reponer el archivo de los tutoriales de Twerk existentes, tampoco detenerme a analizar puntualmente el modo en que han sido creados por cada quien. El objetivo es pensar de qué manera los soportes a través de los cuales circulamos conocimientos determinan la morfología, el tono y el alcance de los mensajes. Aquello que McLuhan y Fiore llamaron “el masaje”, la manera en que nos toca el medio como tal (1987), la indiferenciación soporte-texto y, puntualmente, qué nos hace el tutorial de Twerk, ¿qué cuerpos hacemos a través de tutoriales?, ¿qué tiempos cultivamos para nuestras prácticas cuando las mismas nos son transmitidas en pocos minutos de un montaje sin fracaso? 

A grandes rasgos, podemos decir que los tutoriales de Twerk duran entre dos y cinco minutos y en muchísimos casos superan el millón de visualizaciones. A veces aparecen otro tipo de contenidos en los mismos canales en donde encontramos sobre todo tutoriales, pero que son de la familia de las clases online, dichos contenidos tienen entre treinta minutos y una hora de duración, y en principio los distinguiremos de los tutoriales por los tiempos de trabajo que proponen. El tutorial es una cápsula de video de corta duración en la cual se explica como hacer algo. En el caso del Twerk, suelen estar organizados por lo que se llaman “pasos”, técnicas y/o conceptos. Específicamente los tutoriales se enfocan en una o dos de estas habilidades y/o sus combinaciones: up-down, bubble, jiggle, tik-tok, cyclon, booty-clap, entre otras. 

No podemos negar que el estallido del Twerk ha hecho especial sinergia con los dispositivos de autorreproducción y autodifusión que fueron, crecientemente, instalándose en las dinámicas sociales de la actualidad. Una actualidad muy tiktokera, instagramera, online y en la cual mostrar el culo levanta las métricas de forma considerable.

Si bien sostengo que la difusión de la práctica y la creciente incorporación de esta danza en la vida cotidiana se debe principalmente al placer físico que la misma genera, no me es posible soslayar el hecho de que se ha convertido (tanto desde la burla, como desde la calentura del voyeur, como desde la autoerotización) en una danza de moda. Y tampoco me es posible soslayar que esto ha sucedido muy rápidamente.  

A lo largo de la historia, vemos que las danzas de moda que circulan y se difunden con velocidad e impacto, suelen estar asociadas a temas musicales, de hecho, más bien son composiciones coreográficas que ilustran literalmente una composición musical. De hecho, yendo lejísimo, así se han difundido las danzas cortesanas, estableciendo coreografías específicas que ilustran piezas musicales, lo cual también representaba un saber danzado que definía pertenencia de clase (Zuain, 2022). Cuando hablamos de literalidad en composición coreográfica nos referimos a la relación punto a punto con los ritmos, las texturas y la polifonía de la música, nos referimos a un tipo de composición kinética que ilustra la música. Cuando una coreografía se pone de moda, la danza se acabalga a la difusión musical que cuenta hace muchas décadas con un circuito mainstream que la mueve y, si nos remontamos a siglos atrás, cuenta con un sistema convencional de escritura que ha permitido y facilitado la difusión de sus estructuras compositivas. El acabalgamiento entre danza y música ha implicado, en muchísimas ocasiones, una sinergia en la difusión de ambas como partes inseparables de una misma cosa: vals, pavana, chacarera, por nombrar algunos ejemplos. 

El caso del Twerk es diferente, principalmente porque no se trata de una danza asociada a una música (por más que muchos estudios confunden Twerk con Reggaeton) y mucho menos una danza que circula como coreografía anclada a una tema musical específico (a excepción de los challenge, fenómeno que analizaremos en otra ocasión) y ni siquiera a un solo estilo de beat. El Twerk, como habilidad y conjunto de técnicas que permiten el desarrollo de movimientos sutiles con la cadera y las nalgas es un fenómeno singular, que da cuenta de características específicas también acerca de las vías en las cuales se difunden danzas hoy por hoy y la velocidad que alcanza su circulación. Redes sociales, reels, tutoriales, breves notas que relatan micro escándalos mediáticos, el Twerk circula a la velocidad de la actualidad. 

 

La paciencia es energía: procesos de aprendizaje, procesos de tiempo 

No se incorpora una práctica escuchando algo al respecto durante unos escasos dos minutos de una larga vida. De los procesos de entrenamiento y aprendizaje del Twerk he podido comprobar que las personas transforman su autopercepción porque transitan, atienden, tocan y mueven espacios poco conocidos de su propio cuerpo, porque encuentran posibilidades corporales infinitas en zonas que tendían a ser presentadas como un bloque indiferenciado. 

La transformación está en todo vinculada a la sexualidad: sacudir genitales, estudiar sus conexiones, entrenar sus expansiones y posibilidades musculares, lubricar articulaciones, disociar esfínteres de otros músculos, es parte de lo que se trabaja técnicamente para lograr que las carnes vibren, una experiencia que es en sí misma reveladora. 

Entrenar Twerk ofrece una experiencia totalmente “diferente” del propio cuerpo, no tanto como una ontología de lo experiencial, sino como una relación y un sistema de relaciones de partes que se transforma al ser abordada al bies del culo, movimiento atencional que desarma la imagen corporal construida a lo largo de la vida. “Lo diferente” en esta práctica se constituye como una experiencia que renueva la vida cotidiana del cuerpo organizado en la cara como centro simbólico, identitario y presencial. 

Fedora Aberastury sostuvo en la década de los ochenta que “estábamos debilitados por el exceso de todo”. Esta afirmación puesta en perspectiva puede parecernos una mirada excesivamente pesimista de su propia época. Es tentador afirmar, sin embargo, que ahora sí estamos debilitados por el exceso de todo. Esta tentación da cuenta de cómo cada época se juzga excesivamente tanto como se celebra autodefiniéndose como una etapa evolucionada de algún pasado “en todo” peor. Sin embargo, las cosas son, en principio, más complejas. Es necesario desglosar este tipo de afirmaciones, que, al mismo tiempo que albergan lo que Ranciere llama la buena voluntad del intelectual, incapacitan de forma generalizada a todxs y cada unx. Y en una trama compleja y excesiva existe, se difunde, se piensa, se discute, se promociona y se practica Twerk. 

La sensación de exceso de cada presente, podría estudiarse al interior de las dinámicas cotidianas, los modos de vida de cada persona, en cada territorio, desde y a partir de cada cuerpo. De nuestra actualidad y experiencia vemos que, en principio, si un exceso se ha instalado en nuestras vidas recientemente ese es el video corto, el reel y el tutorial, por ello, pretendo abrir una lectura de sus “masajes”, de las maneras en que hacemos cuerpo a través de estos modos comunicación. En principio, estoy convencida de que para poder crear nuevas posibilidades, es necesario habilitar procesos de desaprendizaje, que desarmen tanto los cuerpos, como las claves de lectura de las experiencias y los imaginarios sobre y con los cuales sostenemos nuestros modos de existencia. ¿Qué posibilidades de transformación se habilitan a través del consumo del video corto, el reel y el tutorial, por ejemplo a la hora de intentar bailar Twerk?

Volviendo a Fedora Aberastury, creadora del Sistema Consciente para la Técnica del Movimiento, sostuvo que "cada unx de nosotrxs puede hacerse cargo de lo que representa su propia humanidad, cada unx puede mostrar las imágenes con las que desea ser representado" (2014:11). Para Fedora, el objetivo de la práctica de los ejercicios que conforman el Sistema Consciente… era elaborar mecanismos de escucha que permitieran acceder a la propia humanidad que habita en cada unx. Experiencias de (des)aprendizaje que fueran capaces de tejer nuevos sentidos en torno a las sensaciones y con ello nuevas sensaciones y posibilidades de estar en el mundo. Le debo a Fedora la frase que titula este texto: La paciencia es una forma de energía.  

Nunca tomé clases “de Fedora”. Sin embargo, sé que su método de trabajo ha estado presente en casi todos los espacios en los cuales me fui “formando” en Argentina. Algunos puntos claves de su sistema incluyen las manos, la lengua y las manos como lenguas, la exploración de las formas en que podemos percibir la conexión ano-boca, la respiración y el desmontaje de la idea de que relajación es sinónimo de inactividad total. A través de la lectura del libro que reúne sus escritos, el cual fue redactado después de su muerte por tres de sus discípulas y publicado por Editorial Leviatán en 1991, intento comprender qué y cuánto de Fedora hay en mi, en mi modo de bailar Twerk y en mi modo de coordinar un espacio para la práctica de una danza de moda la cual transmito al bies de las técnicas somáticas. 

Fedora ha decidido no hablar de método ni de técnica. Esta posición es destacable, no sólo en sí misma, sino también leída en el contexto en que desarrolló su trabajo. Hoy por hoy es menos común y suele parecernos un poco absurdo cuando alguien se anuncia al mundo de la oferta de clases de danza con la autoría de una “nueva técnica”, la registra en copyright y la “vende”, sin embargo, la etiquetación de métodos y técnicas ha atravesado el siglo XX y organiza la historia oficial de danzas, instituciones, biografías y técnicas somáticas. Y si bien palpamos en Fedora la intención de establecer una marca registrada, es interesante pensar de qué manera construye ese nombre. Sistema Consciente para la Técnica del Movimiento desplaza dos nociones regentes en otras áreas: el método que define un paso a paso y la técnica que pule la forma. La palabra Sistema nos anuncia el objetivo del desarrollo de circuitos y transducciones, la puesta y apuesta por las relaciones entre partes, zonas, sensaciones, imágenes y representaciones de un si mismx, como forma de reconfigurar la energía que hace cuerpo. El componente de lo Consciente aquí tiene que ver con el uso del lenguaje, abarcar la condición poliédrica de la experiencia es factible a través de la insistencia y la metamorfosis de la lengua, en cada ensayo de acercamiento a través del lenguaje a una práctica que no define ni la metodología paso a paso, ni la buena forma a la cual hemos de arribar. Entiendo que aparece como consciente, no tanto porque el lenguaje sea el medio de la clarividencia, sino porque la suma, la repetición y la variabilidad que implica el volver a hacer una investigación somática va dando consistencia a la experiencia de aprendizaje que es siempre un proceso de transformación. La tercera parte de este largo nombre dice que este sistema consciente es para la Técnica del Movimiento, lo que nos da la pauta de que Fedora busca algo muy diferente a la forma cuando habla de la cuestión técnica. La técnica aparece como una herramienta del movimiento y el movimiento no es únicamente una danza que representa otra cosa, de hecho, la técnica del movimiento puede ser para el canto, puede ser para la escritura, puede ser para la danza, porque lo que principalmente acompasa es la posibilidad de hacer(nos) un cuerpo creador de sus propios modos de moverse. 

Dentro del Sistema Consciente… emerge la clave somática que transforma el modo en que pensamos la paciencia. La paciencia es energía de escucha y de atención porque deja entrar el tiempo. La paciencia es energía de espera que deshace el binomio activo-pasivo. La paciencia va a otorgarnos un conocimiento desconocido, una experiencia de (des)conocimiento que habilita vías de transformación. 

La paciencia como forma de energía tiene mucho menos que ver con la aceptación, la resignación y el sostenimiento de un “yo soy así”, porque asume que el movimiento provoca cambios o, insistiendo en algo ya dicho: todo proceso de aprendizaje es un proceso de transformación.

 

Tocar el cuerpo con la lengua

Fedora sostuvo que el lenguaje permite metabolizar la técnica, lo que significa que el lenguaje (lo que se dice, lo que se escucha, lo que se traduce, en suma, todo lo que se comparte durante una práctica) facilita la asimilación de la experiencia como modo de transformación del cuerpo. Me interesa la imagen del metabolismo, porque abre dos vías simultáneas al proceso de hacer(nos) un cuerpo: incorporar y desechar, vectores que actúan tanto juntos como uno sobre el otro. Las técnicas somáticas hacen uso del lenguaje no solo como orientador de la atención sino también como vía de contacto. Con el lenguaje es posible tocar los huesos, tocar las imágenes que componen los imaginarios de nuestros propios cuerpos. 

Tocar el imaginario a través del lenguaje es una apuesta por la vía doble que abre la metabolización: incorporar y desechar durante la escucha son procesos que se dan simultánea e indistintamente y que producen al mismo tiempo una asimilación que transforma y hace cuerpo. Y esto implica que los procesos de metabolización son diferentes cada día y en cada práctica. 

Mientras Fedora desarrolla su Sistema Consciente... disuelve las fronteras que separan las manos del pensamiento, disuelve las fronteras entre el placer y el pensar:  


Ya no existe ruptura entre mis manos y el Sagrado lugar del Pensamiento que piensa; esa ruptura que impide crear con el placer que se produce cuando la palabra del pensamiento creador nos recorre desde todos los ámbitos existentes. (Aberastury, 1991, p. 13)


Aquí reside una clave crítica a la idea de cápsula mágica de transmisión de un saber. Un riesgo de exceso de entendimiento que los tutoriales componen como mensaje y en cuanto características específicas del soporte obturando la noción de proceso como tal, reponiendo las fronteras en placer y pensamiento. El tutorial tiene la cualidad de dirigirse hacia la resolución de un problema, la explicación paso a paso de lo que hay que hacer para hacer algo bien forma parte de su modo de escritura y es su mensaje principal. Sin embargo, las personas que trabajamos con el cuerpo sabemos que el entendimiento no es la única, ni la mejor vía para transformar hábitos y hacer procesos de aprendizaje. De hecho, en muchas ocasiones el perderse aparece como una clave epistemológica para el saber de las prácticas de danza, las técnicas somáticas y la improvisación (Bardet, 2022; Paxton, 1987; Feldenkrais, 1972). 

La ficción de claridad del mensaje se sirve del soporte reduciendo la complejidad que se implica en la práctica. Quiero decir, el tutorial de danza es de por sí un medio limitadísimo y, en cierto punto, limitante, porque lo mismo dicho siempre de la misma manera, no permite transformar el abordaje, crear y acceder a nuevos imaginarios para crear nuevos cuerpos. Repetición, lenguaje, práctica, aproximaciones e insistencias, imaginarios que ponen en movimiento llevan a Fedora a sentir que a lo largo de los años de practica e investigación: 


He desarrollado mi capacidad de atención para adquirir el medio que me permita llegar a mis voluntades más queridas. (Aberastury, 1991, p. 13)


La atención como capacidad entrenable es fundamental para entender el trabajo que se realiza y que proponen realizar las técnicas somáticas, herramientas fundamentales e insoslayables para pensar todo tipo de danza y trabajo corporal hoy por hoy. En Fedora, como en Feldenkrais y otros, los procesos son pensados, entendidos y asumidos como de trayecto no lineal, de modo tal que se invierte esa intención punzante que, por ejemplo, aparece reforzada por la noción de tutorial. 

 

Cada tutorial es una forma de publicidad

Para avanzar en nuestra tarea no podemos obviar la condición de circulación de los objetos a los que nos estamos refiriendo. En la mayoría de los casos, los tutoriales de Twerk son formas de publicidad. La repartición entre contenidos gratuitos y contenidos pagos que, por otro lado, hacen sinergia entre sí, ha convertido la propaganda en un falso contenido “de regalo”. Creo que aquí tenemos un problema. La idea del tip, del tutorial, del DIY, puede ser útil, necesario, divertido, posible, pero es de por sí muy limitado. ¿Qué políticas pedagógicas se tejen a través de los tutoriales? ¿Qué entendemos por artista, práctica, entrenamiento, exploración, técnica, cuerpo, relaciones, vergüenzas, sexualidad, danza, Twerk, historia, escritura, archivo, saberes, cuando nuestra circulación es en y con tutoriales?

La lógica de funcionamiento de la publicidad no es la misma hoy que hace pocos años atrás. Al revisitar las reflexiones de Berger, por ejemplo, podemos palpar los grandes cambios que se han operado en lo que entendemos por publicidad: 


La publicidad es algo esencialmente sin acontecimientos. Su campo de acción es justo aquel en el que no ocurre nada. Para la publicidad, todos los acontecimientos reales son excepcionales y les ocurren únicamente a los extranjeros. (Berger, 1972, p. 84)


En una circulación en redes sociales basada en el acontecimiento como tesoro a encapsular en pocos minutos de video, imágenes y relatos, con la intención de viralizar el mundo con el registro de “lo real”, de “la vida personal”, la publicidad ha dejado de ser el escenario de lo excepcional para convertirse en la puesta en escena de la intimidad. Un video en el cual Rosalia prepara un sándwich para su desayuno, es visto por millones de personas, compartido, reproducido una y otra vez. El video que reproduce la vida privada de la cantante, vida privada que podríamos preguntarnos si es efectivamente privada, si está siendo teatralizada y otras cuestiones más, es, principalmente, una publicidad de Rosalía. La publicidad aparece hoy situada en el aquí y ahora, reponiendo el concepto de aura al instante “original” (Benjamin, 1987). Berger había pensado que la publicidad se encontraba “situada en un futuro continuamente diferido, excluye el presente y con ello elimina todo cambio, todo desarrollo” (Berger, 1972, p. 84). De hecho, la publicidad presentaba, según el autor, una imposibilidad de la experiencia, porque todo lo que ocurría en el mundo de la publicidad ocurría fuera del mundo real. El tipo de publicidad al que Berger se refiere sigue existiendo hoy por hoy, pero, las redes, la autopublicidad y la vida en streaming han cambiado las narrativas y las experiencias que la publicidad no solo vincula a lo real sino que ofrece como experiencias posibles. En este amplio espectro se encuentra un tipo de publicidad específica: el tutorial. 

Tutorial: pequeña exposición oral, intercalada con imágenes dinámicas y ejemplos exitosos, que explica cómo se hace algo, componiendo la sensación de que se hace de UNA manera. ¿Es capaz un tutorial de provocar una emoción? 


Emoción, palabra que define lo más profundo dentro del mundo de la creación. También ella, en sí misma, es una palabra que representa un cuerpo físico y exige la motivación de los adjetivos para que las imágenes sustantivas adquieran la verdadera representatividad y reciban un valor como elemento de comunicación expresiva, en la definición de los cuerpos físicos por medio de adjetivos que expresan un movimiento emocional, radica el código particular de un movimiento que se establece como medio de comunicación con el que cada ser, en particular, trata de rescatar, desde su experiencia más profunda, las infinitas gamas de posibilidades de comunicación que se pueden establecer con el prójimo. Aquí, los códigos particulares juegan un rol en cada ser, que se expresa por ese medio posible  su alcance, y lo que es admirable es que cada uno vaya buscando a través de la vida, el lenguaje que lo identifique con su propia naturaleza. (Aberastury, 1991, p. 16)


Fedora insiste en la idea de que el Sistema Consciente… es un acceso de trascendencia que permite entrar en contacto con unx mismx, para “hacerse cargo de todo aquello que representa nuestra humanidad personal, en los momentos en que debemos manifestarnos con nuestras voluntades”  (Aberastury, 1991, p. 16). Estoy convencida de que ese acceso de trascendencia, esa transformación profunda de los modos en que estamos en el mundo, puede hacerse a través del Twerk, incluyendo, como ya he dicho en otras ocasiones, las dimensiones de lo ridículo, lo bizarro, lo erótico, lo grotesco y lo sexy durante una práctica que requiere de mucha paciencia. 

Me preocupa qué escribimos, para quién y qué políticas se hacen a través de dichas escrituras. Considero necesario pensar cómo nos hacemos cuerpo y sobre qué potenciales nos montamos para hacer dinámicas de trabajo, enseñanza, autoerotismo y exposición. Coincido con val flores cuando nos dice que hace falta pensar: 


sobre los modos en que (des)organizamos la vida, el lenguaje, el cuerpo, la escritura, el activismo, el amor, el sexo, la ciudad, el coger, es animarse a escribir sobre los modos en que se constituye y se desbarata el poder neocolonial y sus procesos de sujeción en el tejido celular de nuestra propia subjetividad. Pensar los procedimientos mediante los cuales (nos) hablamos, es también ser reconstructorxs de un archivo de la insubordinación sexo-genérica que ha sido borrado de la cultura pública. (flores, 2017, p. 233)


Encuentro en el Twerk la potencia de ese gesto capaz de (des)organizar la vida, el lenguaje, el cuerpo, la escritura, el activismo, el amor, el sexo, la ciudad y el coger. Un gesto que, al mismo tiempo, es capaz de sacudir (algo) de lo que determina (algo) de lo que hacemos y, así, plantear nuevas posibilidades de organizar, tensar y friccionar las relaciones que nos habitan y que habitamos. El culo tiene esa potencia porque sostiene como mínimo un sistema de repartición moral del cuerpo que jerarquiza sus partes, entre otras cosas, ubicando en un plano superior al pensar y en un plano inferior la sexualidad. Es por ello que afirmo que sacudir las carnes del culo permite hacer nuevos cuerpos que transiten hacia nuevos mundos.  

¿Son los tutoriales formas de escritura? Los clips de corta duración en donde tanto exitosa como fracasadamente, se movían culos en primera plana fueron un contenido de circulación viral hace poco menos de una década. Y ese contenido hizo sinergia con la emergencia de tutoriales, ambos tipos de cápsula de contenidos forman parte sustancial de la amplia difusión que el Twerk tuvo entre 2013 y 2023. La lógica del tutorial aplicado a la danza ya existía, pero algo se puso en ebullición al encontrarse ante los culos en movimiento. Didi-huberman sostiene que ante la imagen estamos ante el tiempo (2006). Podríamos sumar que así como ante la imagen estamos ante el tiempo, ante el tiempo estamos ante lo viviente y ante lo viviente nos encontramos frente a frente con la sexualidad, mucho más aún cuando esa imagen es un culo.


Toda acción humana encierra un acto físico y emocional y es muy difícil que dentro de su cuadro psicofísico, el hombre actual, sin una profunda disciplina de conducta, pueda realizar una acción determinada sin contraer gran parte de su sistema total. De allí una consciente labor que actúa sobre su sistema nervioso, permita ir deshaciendo las corazas corporales y psíquicas, para que no se transformen en enfermedad. (Aberastury, 1991, p. 26)


Entonces, la supuesta transparencia comunicativa que encierra la transmisión en tutoriales puede generar lo que Fedora llama una contracción del sistema total, porque elude los tiempos de escucha, de práctica y las mil opciones lingüísticas que van habilitando el estudio de los movimientos y que son la clave táctil con la cual contamos quienes coordinamos espacios de práctica. En el tutorial algo se fija, porque la fijación de un mensaje ha sido parte de la estrategia de comunicación.  

Estos procesos se ven facilitados por danzas que invitan a la disociación. Aprendí a hacer jiggle estando en cuarentena, mientras pintaba mi cuarto y escuchaba música inspiracional, al son de “mamita, qué culazo”. La combinación de una actividad que requería una atención específica: pintar la pared, con la búsqueda de la vibración, me ofreció un entorno de desafío renovador que permitió desarrollar una habilidad nueva. La renovación de entornos, imaginarios y consignas es fundamental para poder hacer procesos. Es decir, no se trata de ver diez mil veces el mismo tutorial. Incluso cuando hacerlo diez mil veces, claramente, no es lo mismo que una. 

Se trata de una frecuentación, de un abordaje poliédrico, de un tiempo que entra a la práctica para darle espacio a la transformación que es siempre producida por un proceso de aprendizaje.


Cada nueva fuerza que se desarrolla, surge y ocupa un lugar exigiéndonos una entrega particular hasta que se incorpora naturalmente en nuestra totalidad. Se va creando un pensamiento organizado. El poder de concentración que se consigue es en sí mismo una centralización de fuerzas que son la relajación de la lengua permite penetrar con sus voluntades hasta estratos muy profundos. (Aberastury, 1991, p. 28)


Parafraseando a Fedora, haciendo procesos de aprendizaje con el Twerk aparecen posibilidades guardadas en casilleros abandonados, usados quién sabe cuándo, un conocimiento que no habíamos aprendido. Una vibración. 

 

 

Bibliografia citada.

Aberastury, F. (2014). Escritos. Sistema consciente para la técnica del movimiento. Leviatán.

Bardet, M. (2022). Perder la Cara. Editorial Cactus.

Berger, J. (1972) Modos de Ver. Gustavo Gili. 

Feldenkrais, M. (1972) Autoconciencia porel movimiento. Ejercicios fáciles para mejorar tu postura, tu visión, imaginación y desarrollo personal. Paidós.

flores, v. (2017). La intimidad del procedimiento. Escritura, lesbiana, sur como prácticas de sí. La plata: Editorial Popova. https://www.bibliotecafragmentada.org/la-intimidad-del-procedimiento/ 

McLuhan, M. y Fiore Q. (1987) El medio es el masaje. Un inventario de efectos. Paidós.

Paxton S. (1987) Improvisación es... En Revista Contact Quarterly, vol. XII, N° 2, primavera/verano '87. (Traducción de Alma Falkenberg y Vicky Abramovich).

Zuain, J. y A.A.V.V. (2023) Salón de baile Palacio Errázuriz Alvear. Aproximaciones al espacio desde la danza. Segunda en Papel Editora. 

 

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Lunes, 08 Mayo 2023 20:58

Reguetón, el nuevo pop

Cómo citar este artículo. 

Escalona Rafa G. (2023) Reguetón, el nuevo pop. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 8 de Mayo.

Tal vez desde los años dorados de la disco la música occidental no había experimentado un cisma semejante. Surgió como un género menor en el Caribe de finales de siglo; par de décadas después se erige como el nuevo pop, encabezando los grandes festivales del mundo, destrozando listas de Billboard, contadores de reproducción de Spotify y YouTube, y convirtiendo más artistas a su causa que paganos la iglesia católica. Es el reguetón, esa música que muchos miraron por encima del hombro y le auguraron la corta vida de las modas comerciales. Todos los que vaticinaron su muerte se equivocaron.

A Cuba la invadió como siempre sucede con las campañas victoriosas en este país, de Oriente a Occidente, y hoy es parte indisoluble del paisaje sonoro contemporáneo. Atentos escuchas, artistas y agrupaciones orientales como Candyman, Marca Registrada y El Médico, se convirtieron en pioneros en la creación del reguetón cubano. No pasó demasiado tiempo para que raperos como El Micha, Alexander Delgado o los grupos Eddy K (cuyo núcleo conformó posteriormente el popular Los 4) y Cubanos en la Red se fueran sumando a la ola. Estos y otros muchos grupos fueron dándole forma a una manera nacional de hacer reguetón, con temáticas y referencias locales y la progresiva incorporación de ritmos y orquestaciones típicos de los géneros bailables cubanos (en los últimos tiempos, le ha nacido un hijo natural en la Isla, el reparto, un género que toma el espíritu del reguetón y lo metaboliza en clave de rumba). Entre los factores que motivaron su adopción por parte de los músicos locales, la musicóloga Yurien Heredia enumera “lo pegajoso del ritmo, el bajo costo de su producción y la libertad para expresar las problemáticas sociales de una manera diferente a la del rap, con el empleo de un lenguaje más directo, la sátira y la jocosidad”.

Se ha repetido hasta la saciedad que el cubano es bailador, y los reguetoneros han sabido arrebatar el batón a los timberos en la pista. Como le explicara el productor Frank Palacios a la investigadora y periodista Nora Gámez, “el reguetón empieza con un coro y rápido viene el contracoro. La gente que va a bailar no quiere oír veintiséis compases de una letra bonita como sucede en la salsa, sino que desde que tú arrancas, quieren estar bailando. Si de una canción de cinco minutos solo puede bailar dos, no tiene sentido ir a verte para bailar, va a verte a un teatro, pero no te paga un cover. Eso es lo que tiene el reguetón, que desde el principio es un género bailable”.

El investigador Geoff Baker ha advertido sobre los vasos comunicantes del reguetón y la rumba, al punto que muchos de sus cultores han “reguetonizado” o “rumberizado” indistintamente canciones de uno y otro género. Como ejemplo de ello destacan piezas como Le gustan los artistas, de Gente de Zona, Tú de qué vas, de Los 4, y Ponte pa lo tuyo, de Yoruba Andabo, en las que tanto la presencia de la clave de la rumba como el desarrollo de los coros evidencian sus respectivas interinfluencias.

El reguetón, en definitiva, se ha ganado la carta de naturalización en nuestro país a través de la fusión con nuestra música popular, incorporando géneros y estilos cubanos, y abriéndose un hueco en el repertorio de artistas de otras escenas, que añaden elementos de reguetón en sus composiciones, e incluso incursionan en el mismo. A la altura del 2022, la verdadera pregunta no es cuándo pasará la moda del reguetón, si no qué formas seguirá tomando un género que ha demostrado llegó para quedarse.

En espacios académicos y en medios de comunicación se ha hablado con frecuencia del “fenómeno del reguetón”. Con honrosas excepciones –escasamente visibilizadas, por desgracia– la tónica dominante del discurso es una postura prejuiciosa, cargada de recriminaciones a sus textos agresivos y repetitiva estructura musical. Cuando, curiosamente, ni la agresividad de los textos es privativo del reguetón (y si acaso es reflejo de temáticas sociales, nunca causa); ni es por asomo el único género con sonidos monótonos.

Se ha hablado menos de las razones para su popularidad, de la cadenciosidad de su base percutiva y de su efectiva captación y narración de temas socioculturales presentes en nuestra contemporaneidad. Otros de sus elementos notables y que han sido escasamente tratados son su carácter DIY (Do it yourself o Hazlo tú mismo) –que permite a personas con inquietudes estéticas adentrarse en su composición sin necesidad de grandes conocimientos musicales, contando apenas con unos sencillos softwares de producción y un puñado de backgrounds (que para mayor felicidad, sus autores suelen distribuir de manera gratuita en Internet)–, así como sus ágiles mecanismos de comercialización, que han marcado pauta en la autogestión en la música cubana.

Sepultados bajo el apresurado dictamen de plagio y falta de originalidad, se le ha prestado muy poca atención al uso en el reguetón del pastiche, la cita y la intertextualidad, características todas de la posmodernidad y de la música pop en particular, pero que se expresan notablemente en el género. El lenguaje del reguetón es el lenguaje de la calle; sus letras se popularizan rápidamente porque comparten los códigos de amplios grupos sociales en el país. El reguetón recoge, sintetiza y sublima palabras y acciones asociadas a la marginalidad, pero no es raíz de los problemas que afectan a la sociedad cubana, sino una vitrina de asuntos que muchos preferirían no ver para evitar lidiar con ellos (por mencionar unos pocos: machismo, violencia, pobreza y aspiraciones consumistas).

El sentido de la oportunidad del reguetón es rayano en lo perfecto. La sencillez de su estructura musical le permite fagocitar sin problema alguno cuanto género se le presente delante, cuestión que ha sido captada por la industria del pop mainstream, que ante su empuje ha estimulado las colaboraciones de cantantes pop con reguetoneros. El resultado son esas bombas que han poblado las listas de éxito (Despacito, Mi gente, Te boté y compañía), canciones capaces de atrapar a un extenso público apoyadas en la transversalidad de su propuesta.

En Cuba el reguetón es algo así como el sobrino atento del rap y la timba, capaz de sintetizar las prácticas de producción, comercialización y consumo desarrollado por estos géneros en los años precedentes, y conectar todo esto a un contexto marcado por el apogeo a nivel mundial del género (el auge de internet y las plataformas digitales ha sido esencial para su expansión) y establecimiento de una escena transfronteriza entre Cuba y el sur de la Florida.

En la medida en que el reguetón ha ganado preferencia entre amplias audiencias, con el consecuente rédito comercial para sus creadores, ha sufrido un proceso de “aburguesamiento”, que no por ello ha disminuido su popularidad. Sus creadores tienen bien claro que no deben perder en el discurso su pertenencia a “la zona”, elemento que no dejan de recalcar, esas “expresiones de territorialidad que marcaron una pertenencia social en los inicios creativos del reguetón”, para decirlo a la manera de las investigadoras María Eugenia Espronceda Amor y Ligia Lavielle Pullés. En cualquier caso, se encuentran en una situación de ganar-ganar ya que su éxito no es interpretado como una traición a sus esencias, sino que recoge las aspiraciones de amplios sectores sociales económicamente desplazados, así como los emparenta con las clases acomodadas, tanto las establecidas como las emergentes.

En este sentido, es sumamente llamativo el proceso de “miamización” del reguetón hecho en Cuba, es decir, la cada vez mayor influencia del mercado de Miami en los procesos de creación, distribución y consumo del reguetón cubano, en un viaje de ida y vuelta que modifica comportamientos de músicos y públicos en el espacio nacional. Al calor de esta situación, y por la influencia de otras cuestiones como la profundización en los últimos años de la crisis socioeconómica que afecta a Cuba, muchos artistas y otros miembros de la industria han trasladado su cuartel general hacia Estados Unidos.

Esta inserción en un contexto regional –Miami es el hub por excelencia de la música latina en Estados Unidos– y dentro de dinámicas establecidas del mercado de la música comercial, ha obligado a sus cultores a estandarizar determinados sonidos y textos, en aras de alcanzar ese heterogéneo público que los anglosajones llaman “latino”, aunque sin perder los elementos que los distinguen de sus pares del continente.

Hace falta mucha y mejor reflexión sobre la evolución musical y sociocultural del género, con sus luces y sombras. El reguetón llegó para quedarse. A días de hoy, un repaso preliminar por los veinte clips más reproducidos desde Cuba en Youtube, arroja que 17 son de reguetón (y dos de los excluidos -Shakira, de Shakira con Bizarrap, y Calm Down, de Rema y Selena Gomez- son sonidos netamente urbanos). Digan lo que digan las autoridades culturales cubanas, el presente de la música cubana parece estar en manos de personas como Charly & Johayron, El Taiger, Chacal, y Chocolate MC. Los audífonos, altoparlantes, discotecas, aceras y plazas públicas están poblados por sus respectivas estéticas que entrecruzan una propuesta lírica y sonora que va desde lo estilizado y wannabe hasta lo agresivo y marginal. Pa’ lxs miki y pa’ lxs repas. Cada uno a su modo representa diversos sectores sociales, con sus respectivos discursos, frustraciones y aspiraciones, sectores que forcejean, se entrecruzan y retroalimentan en el relativamente democrático espacio del reguetón.

 

(Una versión de este texto fue publicada originalmente en Magazine AM:PM)

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Cómo citar este artículo. 

Zuain Josefina (2023) Twerk: autoconciencia a través del culo. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Entrega: 10 de Abril. 

Moshe Feldenkrais ha dicho que una autoimagen completa es un estado raro e ideal porque supone un conocimiento cabal del cuerpo. Sin embargo, sostuvo que se trata de un ideal puede ser alcanzado, aunque (y evidentemente) “en raras ocasiones”. El señalamiento de un ideal como posible y/o de un posible como ideal es, en este caso, el constructo de un estado superior de conocimiento y quizás también del ser (en el peor sentido del término), lo cual  vuelve a edificar el peligroso escenario en el que se realizan reparticiones morales dentro y a través de las técnicas de movimiento, las danzas y la morfología de los cuerpos.

El Twerk revela que la  autoimagen no puede ser completa, no puede ser aprehendida, atrapada o retratada; no se puede consumar en un saber-sabido porque cambia y seguirá cambiando. Porque la carne, que ha pasado a ser sujeto de la vibración, ya no puede fijarse en una autoimagen, porque la autoimagen nunca es (en el peor sentido de ser). 

Al mismo tiempo, ese culo que vibra por detrás y se disocia de las piernas, de la cara, del pecho, de las tetas y los brazos, ofrece una multiplicidad de sensaciones que revelan que la imagen no está necesariamente adelante. Volviendo contra las palabras de Moshe Feldenkrais, podemos retomar su afirmación acerca de que (...) 


Nuestra imagen es más precisa en la región situada frente a nuestros ojos que en la situada detrás de nosotros o sobre nuestras cabezas, y también lo es en posiciones que nos son conocidas, como la de estar sentados o de pie. (Feldenkrais, 1972, p. 31)


Puedo al menos señalar dos factores que se ponen en juego durante el entrenamiento de Twerk y que hackean, precisamente, los modos acostumbrados de la percepción (incluso de la percepción pensada desde técnicas de movimiento muy interesantes), a saber: (1) el culo que está atrás, no está tan atrás; (2) para bailar Twerk todas las posiciones son posibles, pero en contadas ocasiones te encontrarás bailando de pie o sentada. 

Es decir, esta tendencia a fijar la imagen por el frente, puede revolucionarse al incorporar el Twerk en la vida cotidiana, puede ofrecer una torsión que se vive, por ejemplo, al mirar el rebote de tus cachetes por los lados en un espejo que ya ni sabes si está delante, detrás o al costado de tu cuerpo (y eso ya ni importa). 

 

Ph. Moshe Feldenkrais. 

He podido comprobar, en las clases que tomo, en los laboratorios que coordino y en las confesiones que envian por escrito las personas que toman mis clases, que para entrar en el juego del Twerk es necesario asumir la condición cambiante de la autoimagen, y de esta manera, dar espacio a los procesos que pasan a tener lugar. En este proceso la escritura ofrece una alianza que considero una pieza radicalmente potente para vivenciar que el lenguaje también se parece más a una vibración del culo que a esa imagen certera de una autoimagen completa y erguida (a riesgo de rectificarse…) 

Es decir, la conciencia de la autoimagen no evoluciona hasta consumarse, porque la percepción, escucha y transformación de la autoimagen operan allí también, moviendolo todo. La autoimagen es móvil y cambiante, emerge y se escabulle entre la herencias, la educación y los procesos de autoconocimiento, es decir, entre aprendizajes y experiencias. Entre Twerks, charlas, sexo y escritura. Entre otredades de Twerk, de articulaciones, de culos y carnes (des)controladas.

Escribir con el culo: escrituras somáticas

Notando el carácter revolucionario del Twerk a niveles profundos, superficiales, cotidianos, sociales e íntimos, incorporé a los entrenamientos la invitación a realizar distintas operaciones para la escritura de registros. Escrituras que fueran capaces de atesorar momentos, elementos, aprendizajes y herramientas recolectados durante los procesos de transformación y “escabullicion” del yo tanto como del mi-cuerpo-mi-culo. 

La intención de la escritura, para mi y para el grupo, era y es la vuelta sobre preguntas, sensaciones, temores, vergüenzas, divertimentos, cansancios y la reflexión acerca de la mala fama que tiene lo grotesco, lo incomprensible, lo difuso, lo vibrátil. Así que para acompañar el entrenamiento en Twerk llevamos un diario en el que se van pegoteando los momentos del proceso, los procesos del vibrar y los tesoros de bailar y sentir las zonas erógenas vibrando y rebalsando. 

El diario de Twerk no es un espacio de registro de verdades, no es una herramienta para acceder a la autoimagen completa o completar la autoimagen y consumarla. El diario no es una propuesta para delinear bordes claros y establecer(nos) en autosaberes-autoidentitarios. El diario permite ver cómo el registro mismo hace de motor de cambio. Es un trabajo de atención con la percepción, una práctica somática.

Estoy convencida de que la escritura de un diario jamás funciona como la fijación de un yo o una autoimagen, sino que se constituye como un práctica  que acompaña e impulsa los procesos de transformación, siempre y cuando el diario se sepa íntimo y destruible. Cuando emerge la imagen de una lectura potencial, el diario pierde sentido como tal y pasa a ser una imagen proyectada en palabras.  Una imagen a la cual se quiere acceder y a la cual probablemente no se acceda ni se accederá jamás. ¿Me levanté un poco drástica?

Así, desde las clases, atender cómo muevo el culo es atender también cómo escribo y atender cómo escribo (cuándo, dónde, a qué velocidad) es atender cómo vivo. Es que, evidentemente, observarse a una misma es mucho más transformador que repetir mecánicamente cualquier acción o comportamiento, eso lo aprendimos en las clases de Feldenkrais y Eutonía, las sesiones de psicoanálisis y las charlas con amigas. 

Atenti! Separá los cachetes, no arrugues el piso pélvico

Las indicaciones pretenden menos la reproducción mecánica de un estilo de danza y más el desarrollo de superhabilidades culísticas por medio de la orientación de la atención y la escucha. Este entrenamiento, el de la práctica de la escucha de ese atrás que se desborda por los glúteos medios, es una técnica somática. Lejos de entrar en la cuestión del  copyright, la pregunta acerca de los modos en que los saberes de las prácticas somáticas me podían ayudar a transmitir el Twerk se manifestó en la acción. Podríamos decir que sucedió solo, pero esa fórmula me quitaría toda respons(h)abilidad al respecto. 

Necesitamos saber y sentir que el trocánter es circular, que el psoas conecta costillas con trocánter pasando por delante de la cresta ilíaca. Necesitamos sentir para saber que existen tonos musculares y que podemos maniobrar con ellos para componer vibraciones, configuraciones y twerkeos. Necesitamos distinguir tendones de huesos de carnes de piel… Los imaginarios, la información colaboran con el desarrollo técnico. Dentro de estos parámetros necesitamos también, hacer pausas. La pausa permite resetear la atención, hacerlo cada vez como si fuera la primera vez, y, de alguna manera, desarmar o torcer la noción de que la cantidad es preferible a la calidad. Feldenkrais explica la pausa de la siguiente manera: 


La posibilidad de una pausa entre la creación de la pauta de pensamiento de cualquier acción particular y la ejecución de esa acción constituye la base física de la conciencia. Esa pausa permite examinar qué sucede en nuestro interior en el momento en que se forma la intención de perpetrar el acto, así como durante su comisión. La posibilidad de aplazar la acción —de prolongar el período que separa la intención de su ejecución— permite al hombre aprender a conocerse. Y es mucho lo que hay por conocer, pues los sistemas que llevan a cabo nuestros impulsos internos actúan automáticamente, como en el resto de los animales superiores. (Feldenkrais, 1972, p. 54)


Las imágenes y las herramientas nombradas y convocadas en cada clase, permiten pensar y actuar, actuar pensando y pensar actuando. Esta es una base pedagógica de muchas técnicas de danza y del abordaje técnico de muchos estilos, escuchar mientras al mismo tiempo se está haciendo permite realizar ajustes sin detener el movimiento y la exploración kinética que se está atravesando, permite acompasar la escucha al movimiento.

El principio de trabajo es la noción de que el proceso de aprendizaje es un proceso de diferenciación. Esto quiere decir que desarrollar la técnica de Twerk es entender, sentir, percibir y maniobrar la(s) diferencia(s) entre vibraciones, direcciones de cadera y ritmos; entre partes del cuerpo, texturas, densidades cárnicas y empujes. Sostener este discernimiento en el espacio y en las distintas posiciones, por ejemplo, hacer jigle en cuatro patas, en ranita, invertida, de pie y en cualquier otra posición o configuración del cuerpo en la que me las arregle para no detener la vibración.

 

Pseudo Galeno, origen inglés, mediados del siglo XV. Londres, Wellcome Library, Ms. 290, fol. 52v (el cuerpo de la gestante y la formación del feto).

 

La habitualidad de los hábitos 

Hace falta desarmar muchos hábitos, este proceso no implica reemplazar de una imagen por otra, sino construir otra forma de pensar, sentir y constituir técnica. Una oportunidad para hacerlo de otra manera porque el Twerk cambia los modos en que habitualmente vivimos-usamos-somos el sistema de colaboración dinámica entre mirada, tacto y propiocepción. 

Durante el Twerk la mirada no puede funcionar como vigile de tus movimientos. No podés corroborar con la vista, incluso cuando estés bailando frente a un espejo e intentes mirar(te) el culo, la relación se organiza de un modo diferente porque el oído interno y la mirada se ubican en torsión: permanecen torsionando. 

La configuración del cuerpo en torsión también modifica el sistema de información que circula entre y en las articulaciones, lo que, como decía, transforma los circuitos de información que constituyen la propiocepción y eso cambia la imagen y las intenciones de su captación y construcción. 

Además, el Twerk es un modo de multiplicar los usos y las variabilidades tonales de los músculos que realizan la mayor porción de fuerza en toda actividad. No solo cada uno de ellos, sino fundamentalmente sus modos de funcionar en relación. Feldenkrais sostiene que para que los movimientos sean “eficaces” el trabajo pesado debe ser transferido a los músculos capaces de hacerlo y señala que los músculos más grandes y fuertes son los conectados con la pelvis:


La mayor parte del trabajo la ejecutan esos músculos, en particular los de las nalgas, los muslos y el abdomen. A medida que nos alejamos del centro de gravedad del cuerpo en dirección a las extremidades, los músculos se tornan cada vez más delgados. Los músculos de los miembros están construidos de manera que puedan dirigir sus movimientos con exactitud; a la vez, la mayor parte de la potencia de los músculos pelvianos es conducida por los huesos de las extremidades hasta el punto donde debe ejercerse. (Feldenkrais, 1972, p. 95)


El movimiento es el mejor medio de aprendizaje porque es la principal ocupación del sistema nervioso.  El fortalecimiento y la apertura de variabilidades de la musculatura ofrece una optimización de la atención durante la escucha. 

De la imagen plana vamos pasando a un volumen multidireccional, un(os) espacio(s) densos, opacos, bifurcados. Densidades de carne, variabilidades de la(s) piel(es), variabilidad de las sensaciones. No olviden que en el piso pélvico está el clítoris y la vibración del clítoris provoca orgasmos. 


Un cambio fundamental que opere en la base motriz, dentro de cualquier patrón de integración, puede fracturar la cohesión del conjunto y, en consecuencia, liberar al pensamiento y el sentimiento de las ataduras que los sujetan a los patrones de sus rutinas establecidas. En esa situación es mucho más fácil efectuar cambios en el pensamiento y el sentimiento, puesto que la parte correspondiente a los músculos, por intermedio de la cual el pensamiento y el sentimiento llegan hasta nuestra conciencia, ha cambiado y ya no expresa más las pautas que nos eran familiares. El hábito ha perdido su principal sostén, que son los músculos, y se ha tornado más dócil al cambio. (Feldenkrais, 1972, p. 47-48)


 

Twerkear y Persistir. Persistir y Twerkear

Volviendo a la pregunta por lo que se revoluciona en el Twerk, podríamos decir, aplicando los términos en que se expresa Moshe, que el Twerk es revolución porque, dado que vivimos en una sociedad que exige un desarrollo mínimo de las personas, solo aquellas que viven fuera de lo corriente, persisten en mejorar su autoimagen, ampliar su potencial y vivir la vida como una transformación constante, como un proceso vital. 

De la misma manera que para hacer cambios en la forma de danzar, vivir, sentir y pensar, es necesario cambiar la autoimagen y provocar en ella cambios constantes. Estoy convencida de que cambiando las formas de danzar es posible ejecutar cambios a todos los niveles. Del todo a la parte de la parte al todo o, mejor dicho, del todo como parte de la parte que es el todo. 

Bailar Twerk es placentero, energizante, divertido, sensual y difícil. La integración de actividades con estas características en la vida cotidiana de las personas es revolución porque permite darlo vuelta todo.

La autoimagen puede tener la forma de una vibración, lo que la vuelve difusa o borrosa. O al menos no la vuelve ni tan clara, ni tan distinta. La autoimagen tiene un desarrollo muy específico cuando la vibramos sacudiéndola como agua posada en la piel de los cachetes del culo. En definitiva, estamos trabajando con la pregunta que presenta Marie Bardet en Perder la cara, un libro-dispositivo que desmantela o raja la tela de fondo que sostiene la hegemonía de lo visual y su consecuente organización frontal del cuerpo (Realicemos una lista de las consecuencias para el culo!!):  


¿cómo situar -y situarse con - una atención (antes que con-ciencia) corporeizante, o ecosomatica, relacional, que emerge por fricción y con-tacto, intensidad y extensión que crecen de los movimientos y las sensaciones? Una atención dinámica “ a través del movimiento”, por tendencias movientes de manera conjunta a los cambios y a través de las sensaciones como diferencias, que afirma sin una interioridad segura de si mismx (moi), ni una síntesis conjuntiva del yo (je), componiendo un agenciamiento de sensaciones, movimientos e imágenes. (Bardet, 2022, p. 148)


Y el proceso no es simplemente sencillo, porque “a medida que se operan cambios en la propia persona se descubren dificultades nuevas, hasta entonces inadvertidas (...) solo a medida que la confianza en sí mismo se fortalece se torna posible reconocerlas” (Feldenkrais, 1972, p. 17). Y sacudrilas y (des)ordenarlas y transformarlas.  

 

Bibliografia. 

Bardet, M. (2022) Perder la cara. Buenos Aires: Editorial Cactus. 

Feldenkrais M. (1972) Autoconciencia a través del movimiento. Ejercicios fáciles para mejorar tu postura, tu visión, imaginación y desarrollo personal. Barcelona: Paidós. 

 

Ph de portada. Tomada de “Peter Reed. El clasicismo de los glúteos apretados de un bailarín”. Autor: Robert Mapplethorpe. Estados Unidos, 1980

 

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Jueves, 16 Febrero 2023 15:13

Twerk & Escritura

Este texto es una crónica y registro documental del Seminario de Twerk & Escritura coordinado por Josefina Zuain en enero de 2023  en Galpón FACE, Buenos Aires, Argentina.

Sube. Baja. Sube. Baja. Sube, sube. Baja, baja. Sube, Baja, Sube, Baja, Sube, Baja. El sudor acariciando la piel invita a la sonrisa placentera. La carne vibra. Miradas cómplices. Manos tocan vibraciones ambiguas que bailan hasta el amanecer. Solo creo en un Dios que sepa Bailar con el culo.

F.P.

La carne rebota, se escapa por los costados, junto a pensamientos que se desparraman. Mi cuerpo se expande, se desordena en el espacio, se revoluciona mientras el culo rebota-rebota, se abre, experimenta.

Luciana

Mover las carnes, placer. Soltar como si pudiera despegarse del hueso y de las estructuras, como si pudiera ocupar unos tantos espacios tiempos distintos a la vez, como si fuera líquida y otra. La vibración se asemeja hermosamente a la alegría. Vibrante puede adjetivar un estado, vibrar puede sustituir una oración. Estoy vibrando.

Gaby Moura


 

Día 1. 16 de enero del 2023

“Captar la diferencia es el aprendizaje” decía Jo. Y en eso estábamos. Buscar con nuestros glúteos sueltos ya era el aprendizaje.

Llegué temprano a Galpón F.A.C.E, luego de una tarde de calor y confusión en Buenos Aires. Estaba sin celular y no sabía a qué hora exactamente empezaba el seminario. Me senté en la vereda a esperar y ver la gente pasar. Al ratito aparecieron Jose y Paz, me contaron de su editorial (2DA En Papel EDITORA) y de sus mil proyectos hermosos. Jose me propuso hacer una crónica del seminario de tres días que estaba por arrancar: en cada encuentro habrá un primer momento de escritura, un momento de twerk y un tercer tiempo de escritura. Un sandwichito de prácticas.

Entramos a la sala. Nos presentamos cada unx y empezamos. En la presentación todxs expresamos algo en común: muchas ganas e inquietud por incursionar en el mundo del twerk. En el ambiente se sentía una excitación curiosa por lo que estábamos a punto de emprender. La primera práctica de escritura es presentada por Jose como una entrada en calor. Es mental pero también una bajada al cuerpo: la pauta es explorar la escritura a partir de la pregunta: ¿Cómo estoy hoy, ahora? 

Escribimos sin soltar la lapicera hasta que Jose nos frena. Después nos propone que identifiquemos diez preguntas que están ahí activando nuestro estar hoy-acá, que las materialicemos en la escritura. Ni más, ni menos. 

Luego nos ponemos de pie y empezamos la entrada en calor fisica. Con las manos en la pared, separando los glúteos y abriendo el piso pélvico hacia atrás elongamos nuestras piernas. Josefina nos propone realizar algunos ejercicios como subir y bajar en relevé (manteniendo siempre los glúteos separados), la exploración de la curva de la columna nos va preparando para la práctica.

Así, de a poco, en ronda y en cuatro patas, empezamos a probar con nuestros culos las maneras posibles de moverlo. Jose nos iba mostrando en su propio cuerpo, a su manera, las formas de hacerlo. Primero, Up y Down. Después, Up y Down dividido. Ósea, Up-Up, Down-Down. Después levantamos las rodillas y lo probamos en una nueva configuración del cuerpo. Vamos llegando a Bubble: un Up y Down muy rápido en el que se arma una vibración (in)controlable.

Con todas estas técnicas y direcciones de cadera pasadas por el cuerpo, comenzamos a probar desplazarnos por la sala. Hicimos una especie de pasarela en la que íbamos trasladándonos en grupos de cuatro personas usando todas las herramientas aprendidas ese día y más. La invitación fue también a incorporar lo que a cada unx le daban ganas de probar, jugar, bailar y vibrar. 

La última práctica fue dividirnos en dos grupos para poder vernos mientras bailábamos. Bailar mirándonos, usar las caras y las miradas propias y ajenas como sostén de la danza fue un gran ejercicio, tanto para inspirarse al estar mirando “desde afuera” como al estar twerkeando “desde adentro”. ¿Qué actitud tiene mi culo hoy? Desde afuera daban ganas de entrar, desde adentro daban ganas de llamar la atención de lxs compañerxs que hacían de público. La mirada tensaba lo que en el otro extremo pasaba en los glúteos. 

Al final-final, escribimos lo que nos había generado esta práctica. Estabamos todxs felices, risueños y fulgurantes. No podíamos creer que tan cerca teníamos algo tan liberador. Soltar los glúteos, mover el culo. Jose nos propuso que armemos, de cada encuentro, un párrafo para compartir con el grupo: párrafos que aparecen intercalados en la presente crónica. 

 


 

La mandíbula se empieza a soltar y la transpiración lubrica a la vergüenza. Cuando mi pelvis está en alto en posición horizontal y mi cabeza se desorienta puedo moverme mejor. Las manos me devuelven la presencia de lxs otrxs en el registro de mi cuerpo. ¿Cuánto de mi culo puede dejar de responder a quien soy hoy? Ese personaje en realidad siempre acecha y se desata cuando la disputa se distrae. No es de forma inmediata, pero eventualmente el cuerpo se ensortija. La posibilidad de entender desde la acción del movimiento, sin ver, quizás desde el tacto. Recordatorio: poner las manos en los glúteos para registrar la vibración, y tal vez, eventualmente, pueda hacerlo sin ese tipo de tacto dactilar. ¿Habrá lugar entre mis uñas y las huellas dactilares para tocarme al revés?

Guich

 

La clase me hizo sentir libertad tanto de cuerpo, específicamente de culo como de mente. Si bien es un trabajo que requiere concentración para entender qué es lo que hay que mover, también requiere liberación de prejuicios y experimentar en cuerpo el movimiento. Considero que se siente mejor de lo que se ve y creo que ahí está el código, para entenderlo hay que experimentarlo. El movimiento del culo me dio relajación no solo en esa zona sino en todo el cuerpo. La forma de enseñanza es muy acorde a lo que buscaba, ya que Jose explicó movimiento por movimiento y también hubo un espacio de impro. Estoy muy feliz y siento un nuevo hallazgo.

Pri

Venía en bici a la clase pensando en la consciencia de la musculatura interna en relación a las carnes movedizas incontrolables que quedan a la vista de lxs otrxs. Mi control vs. Mi caos. ¿Cuál me pertenece? ¿Cuál es realmente para mi? ¿Por qué lo liberador de este movimiento es hacia afuera (en un principio)? Además de soltar las carnes habrá que soltar la mente (que piensa: “qué pensarán los de afuera”). Para poder volver la mirada a tus ojos mientras te bailo este tema.

Leti

 

Laxa-deseos-fluir-apertura-agua-expandirse-cómoda-confianza-suelo pélvico. Soltarse-soltar-administrar-fluir-no pensar-sentir-disfrutar-no reconocerse-descubrirse-crecer.

 

Anónimo

 

Vibro desde los pies a las nalgas. Dejo que sean las nalgas. Abro el culo. ¿Cómo es un movimiento erótico? Ablando la rectificación de mi columna. Circular.  Recular. Ir hacia el atrás.

Flor

 

 


Día 2. 17 de enero del 2023

¿Cuantos huecos desconocidos para mi tiene la cadera que suda hoy?

 

En el segundo encuentro, varias personas me acercaron papeles cortados a mano de sus cuadernos con párrafos de reflexiones para el grupo. Empezamos de la misma manera que el día anterior: escribimos cómo se sentía cada unx ese día, en ese momento. En relación al encuentro anterior, en relación a la vida misma. También, anotamos 25 palabras/conceptos que surgieran a partir del seminario y del twerk.

Entramos en calor el cuerpo. Repasamos lo visto el encuentro pasado y seguimos. Probamos el “Jigle”. Fuimos probando distintas maneras de hacerlo, desde distintas posiciones. Se planteó la importancia de experimentar en lugares difíciles porque clarifica la prueba desde posiciones más simples. Es decir, que probamos lugares complejos para que luego lo más “simple” nos resulte más directo, más fácil. Incluso probamos el movimiento desde lo sonoro con un cinturón con monedas (tipo de danza arabe). A algunas nos facilitó encontrar el movimiento. Con el cinturón, era muy claro si el movimiento se estaba generando desde la cadera o no, si estábamos encontrando lo que buscábamos. Aprendimos también recursos geniales como girar la cabeza, usar el pelo en nuestro favor. Este detalle, para nada menor, me resultó buenísimo para el resto de mis danzas. El uso de la mirada, mover la cabeza, soltarla, lanzar el pelo, acomodarlo, son recursos que dan al twerk (y a la danza en general) un toque expresivo, sensual, absurdo, carismático (lo que se desee que genere) tan sutil como genial. Me cuesta creer que recién ahora lo descubro. Pienso: “Claro, estamos moviendo lo que tenemos en favor de nuestra danza, de la diversión, de la tensión con lx otrx, con el espacio”. Si para esto usamos nuestro culo… ¿por qué no usaríamos también otros elementos como el pelo, la cabeza, la mirada, la lengua, los dedos, las manos? Usar nuestras herramientas nos sirve para la vida, para la fiesta, para encontrarse con lxs otrxs. Esa actitud de jugar con lo que hay. En el juego sincero, creo yo, está la belleza.

Luego, nos trasladamos como en el encuentro anterior. Trasladarse es clave para entender las transiciones y el ir de a poco coordinando el movimiento del culo con el traslado. Ir conectando vibración con traslado no es fácil. Mientras lo hacía pensaba que eso era una verdadera fiesta: mover el culo con técnica y a su vez ir probando, agregando, mezclando, condimentando con maneras y búsquedas propias de movimiento. Todo al ritmo de reggaeton. ¿Por qué no quisiéramos entrenar para la fiesta y festejar el entrenamiento? Desde ese encuentro, no vi más la diferencia entre la exploración y la sonrisa que tengo en una fiesta un sábado a la noche que la exploración y la sonrisa que tuve entrenando twerk. El contacto con el propio cuerpo y con los otros cuerpos es una fiesta. ¿Por qué no?. Del tan conocido binarismo naturaleza-cultura me surge pensar la existencia de un “binarismo fiesta/no fiesta”.

En este encuentro nos dividimos en dos grupos para mirarnos bailar. Si bien sabíamos de qué se trataba, algunxs estábamos menos sueltos, menos disponibles, quizás por cansancio, quizás por vergüenza. Aunque estuvo buenisimo volver a ponerse en la posición de observadora y de observada. Te pone “en una”. Ser observada genera una tensión que, si estás bailando sola, es mucho esfuerzo imaginar. Además, el feedback (la mirada, el aliento y la sonrisa) es muy estimulante. Fagner Pavan, quien participó del seminario, en sus clases de “Prácticas escénicas performativas” nos habla de “lianas” como líneas de tensión dramática. Pienso que la mirada ajena podría funcionar como un conjunto de “lianas” que nos va llevando de un lugar a otro, armando un recorrido de ridiculez, sensualidad y búsqueda con el culo abierto. La música, el espacio y el resto de los bailarines también son “lianas” para una búsqueda de múltiples constantes, hallazgos, traslados, movimientos y seducciones. 

La del observador también es una posición muy útil. Por un lado, te permite ver cosas que desde adentro no se ven. Por ejemplo, a dónde lleva la mirada la compañera y cuánto más intenso se arma todo cuando la mirada penetra en algún lugar concreto con intención. A veces, también, cuando la búsqueda de la compañera es muy sincera no la podes dejar de mirar y acompañás, expectante cada hallazgo. Observar te “manijea”, te dan ganas de entrar y darlo todo, te recarga energías para imaginar todo lo que harías estando ahí y luego entrar y hacerlo.

Terminamos el encuentro escribiendo. Por un rato largo se armó mucho silencio, un silencio grupal sintonizado. Todxs con los ojos, la atención y las lapiceras en los cuadernos, escribimos muy concentradxs. Me resultó increíble la diferencia de estados (tanto individual como grupal), es decir, cómo estábamos antes y cómo después de la práctica… 

“Se ve que abrir el orto te deja en una” pensé. Estamos muy acostumbradxs a guardar, cerrar, endurecer, callar lo que nos dicen que tenemos que guardar, cerrar, endurecer y callar. 

Lo que pasa cuando todo eso se suelta y se comparte, es (como minimo) novedoso y liberador. Me pregunté qué es lo que nos guardamos TANTO. El deseo, la sexualidad, la sensualidad, la seducción parecen esos objetos que unx pretende cuidar tanto que cuando los busca ya no sabe en dónde los dejó. Confundimos cuidar lo sagrado con privatizarlo, darle solo el espacio individual de nuestras casas, familias, hogares, parejas, en aquello que llamamos “intimidad”. Más allá de todo esto hay un deseo efervescente de aquellxs que creemos que hay algo más. Que hay una calle a la que salir, que hay algo más público, más colectivo, más compartido, más sutil, más amorfo. Hacer Twerk fue hacer público ese deseo vibrante y encontrarse con la hermosa sorpresa de otras personas en la misma situación. Personas con deseos, con contradicciones, con curiosidad, con cara de concentración, sorpresa y expectación, con ganas. Salimos todas felices y excitadas con el hallazgo. Felices al descubrir que, algo tan cerca y tan simple como mover el culo, nos puede hacer tanto bien.


 

 

Cambia la dirección del movimiento de la cadera y la sensopercibo distinto, modifica la imagen, se abren nuevos imaginarios. Existe un movimiento que encuentro apenas por instantes cuando algo en mi libera, suelta o simplemente deja de retener.

Gaby Moura

 

 

Día 3. 18 de enero del 2023

La música? De fiesta. Claro! Si es una fiesta! Mover el culo, mirarse, reírse, encontrarse, guiarse por el deseo es una fiesta.

Si la mirada puede funcionar como contrapunto del culo mientras lo muevo, el culo también puede ser lo que compensa otro movimiento no lineal, interno. Un deshielo desde mi nuca al sacro. Se van sacudiendo con cada traqueteo, los cimientos que me abrazan y me fijan alrededor de la columna a este eje. Cada vaivén es una brazada que da la fiera, personaje tratando de llegar a la tierra firme de mi yo. Cada serpenteo de la columna, la cara al piso, empujar el suelo para salirme de él hacia arriba o sostenerme para pegarme a él, son movimientos para no ahogarnos. Temblor-calor-dulzor de la transpiración, de ser agua en publico, imitarme en el espejo de la reacción. Obedecer por el placer de saber que la resistencia siempre cabe entre las hendijas y los pliegues .

Para el tercer y último encuentro ya había más papelitos cortados a mano. Se sentía en el aire la expectación de seguir con lo que estábamos descubriendo. Ya sabíamos más o menos de qué se trataba pero queríamos seguir probando. Hablamos de lo contentas que nos habíamos ido los encuentros anteriores. Cómo no había comparación entre el estado que llevaba una al Galpón (con la ciudad, los quehaceres y el estrés cotidiano a cuestas) con el que te ibas de la clase.  Al salir de la clase, nada parecía importar tanto. La soltura del culo, da una liviandad que no se puede explicar, ¡hay que vivenciarlo!. Y si esa soltura es acompañada, si tiene la complicidad de un grupo, si no hay un ocultamiento ni vergüenza, si hay risas de por medio, es una liviandad casi, me atrevo a decir, revolucionaria. 

Hacer de los tabúes comunidad y carne tiene algo de revolución. Porque… ¿podríamos cambiar como sociedad si algunas cosas de las que no podemos hablar se colectivizaran? Si dejáramos de ocultar y silenciar cosas que nos pasan a todxs y que acarrean vergüenza, represión y aislamiento…. Sostener una vida en base a ideales de belleza y movimientos hegemónicos que no existen trae frustración, consumismo, alienación y, por qué no… crisis ambiental. 

Como los anteriores encuentros, empezamos escribiendo. Cada unx en su cuaderno plasmó cómo se sentía y pensó tres deseos o metas, para la práctica de ese día. 

Los mios tuvieron que ver con la no-frustración, con el deseo de soltar y con poder conectar con la mirada de lxs otrxs. Repasamos lo que habíamos visto hasta ahora al son de “Marianela”. Una canción muy divertida que nos proponía pasar por todos los movimientos aprendidos: Up, Down, Up-Up, Down-Down y Bubble. Después un poco de Jigl agregando curvas. Las curvas fueron otra herramienta nueva fundamental. Aparentemente simple pero genial y necesaria para todo lo que se quiera hacer en materia de movimiento y de fiesta. Las mil pruebas que se pueden hacer moviendo la columna y culminando con un movimiento en seco del culo: para los costados, moviendo la cabeza, en cuatro patas, arrodilladas, etc, etc. Habilitar la curva es habilitar toda una proyección del culo y la sensualidad. Agregamos también mover la cabeza, usar el pelo, ir bajando e ir subiendo. Todo en distintas posiciones. 

Probamos desplazarnos con todo lo practicado en los tres días y nos observamos en dos grupos. “No soy yo, es mi culo”. Esa es la actitud que nos interesa. Es un personaje que no es ni tan solemne ni con un ego tan grande. Es un culo que se mueve, que se ríe del absurdo, que entiende que no hay mucho más para transitar la existencia y el encuentro con lx otrx que soltar y pasarla bien. 

El protagonista acá es el culo. No somos tan importantes. Permitirse ser poseídas por el culo que sabe más que una y “sufre” menos. La vibración trae más vibración. Me viene la pregunta ¿Mover el culo mueve mi deseo o es al revés? ¿O es una relación simibiótica? Soltar, también porque es un movimiento que, así como se encuentra, se pierde, y vuelve y se vuelve a ir y vuelve a aparecer. Se trata de confiar. De dejarlo ser, que se descontrole, que la vibración recorra y haga de las suyas. De pronto, cuando se pierde el movimiento, no hay que desesperar, él mismo vuelve. Soltar la carne del glúteo te libera la mandíbula. Jose nos decía “no dejo de pensar, dejo de flashear pensando”. Empieza a aparecer otra cosa. No un juicio, sino un acompañamiento de transformación. La idea no es anular el pensamiento, sino ir atendiendo cómo y dónde está el pensamiento. 

La consigna para la improvisación final fue: “Empiezo estando en una”. De vuelta, nos encontramos con la mirada del otrx como sostén. Tener en claro que si te perdés, tenés herramientas de las que agarrarte para volver a la exploración. Siempre habrá un espacio, una mirada, un ritmo, una propuesta, un sostén del que agarrarse. Una vez que se internaliza todo esto, el resto es mandarse a ese abismo, tomar ese riesgo. Soltar. 

Terminamos cada unx escribiendo en su cuaderno. En esa carne evidentemente está contenido lo que negamos. La concentración final de la clase dio cuenta de lo que se movió. Soltar la carne mueve cosas. Libera algo que es un misterio. El silencio de concentración grupal colectivo se repitió en todos los encuentros. Empezábamos “en una” y terminábamos “en otra”.

 


 

Cuando la carne se sacude, se vuelve algo eléctrico. Como un cable pelado. No fluye, pero hay chispas, hay conexión. El cuadrado lumbar ha sido fuente de dolor durante muchísimos años. Que de pronto pueda ser punto de apoyo de toda la práctica, es una novedad que me tiene conmovida y perturbada.

Raquel

 

Me duele bastante el cuerpo, la zona de la espalda baja y las dorsales. Ayer sentí el culo mucho más blando que la primera vez y yo estaba más predispuesta a hacer la práctica ya que sabía con que me iba a encontrar. Al salir me sentí más relajada y fue una experiencia aún más hermosa que la primera 

Pri

 

Ardiente como un fuego. Filoso como una navaja. Jugoso como un pomelo. Vibrante como un terremoto. Picante como un jalapeño

F.P

 

De lo simple a lo complejo para que el retorno a lo simple tenga lucidez al movimiento. Distintas estrategias para descubrir movimientos que traen sensaciones nuevas. Es mi culo y yo soy mi culo. 

Luciana

 

En estas dos clases o encuentros de Twerk se abrió la pregunta por la sensualidad. Me llevó a pensar en diferenciar lo que se puede hacer, explorar con las posibilidades del cuerpo. Me llevó a pensar sobre el adentro y el afuera. Descubrir las señales que el cuerpo puede dar. Pero señales para qué, para quién. Me queda esa sensación de que por ahora lo que voy descubriendo son las gestualidades. Que al surgir de lo desconocido en tanto de lo que se puede expresar como de lo que se recibió, es como una obra de arte que con la materialidad del cuerpo se puede armar. La mirada, la postura,la pose, lo que cada unx puede comunicar. Con lo que se tiene y se desconoce. Que no es un bailar o decir solo para el espectador. Si no, en primer lugar, para una. Como esa pose, postura que Jose dice: “Aca ya estoy en una”. Ahora estoy en esa = EN UNA ¿MISMA?

 Graciana

 

 

 

 

 

Publicado en En palabras

Cómo citar este artículo.

Zuain, Josefina (2022) Algunas claves somáticas para entender por qué el Twerk es revolucionario. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN 22508708. Publicado el 3 de Diciembre.

Luego de varios años de dar clases de twerk, empecé a llamar Somatic Twerk a una parte de la práctica, a esos momentos “suaves”, de detención, de estudio, esos momentos en que nos concentrábamos en una parte, en una sección o en una relación muy específica. Las sesiones de Somatic Twerk eran tiempos durante los cuales igualmente la parte desvelaba que somos un todo, era un ejercicio de atención. 

En verdad las técnicas somáticas operaron siempre en mi manera de transmitir el Twerk y lo único que se transformaba durante la sesiones de eso que llamábamos Somatic Twerk era la intención de restar variables para concentrarnos en alguna cosa: pop con el glúteo derecho, pop con el izquierdo, pasar la fuerza del isquiotibial a la lumbar, hacer wain para sentir la cabeza de fémur y ganar flexibilidad. 

Así que Somatic Twerk nace como una resta para explorar el movimiento desde la percepción sensible y ganar precisión técnica, fuerza, flexibilidad y conciencia. Este es un principio fundamental de las técnicas somáticas, que Feldenkrais (1) describe de la siguiente manera: 


Cuando levanto una barra de hierro no siento diferencia alguna si una mosca se posa sobre ella o alza vuelo desde allí. En cambio, cuando sostengo una pluma puedo sentir una diferencia si sobre ella se posa una mosca. (...) El control más delicado y perfecto del movimiento sólo se alcanza mediante el aumento de la sensibilidad, es decir, mediante una capacidad mayor para sentir diferencias. (1972, p. 67)


Estamos evidentemente hablando de la Ley Weber-Fechner que establece que “el menor cambio discernible en la magnitud de un estímulo es proporcional a la magnitud del mismo (...) la intensidad de la sensación es proporcional al logaritmo de la intensidad del estímulo (...) si un estímulo crece en progresión geométrica, la percepción evolucionará en progresión aritmética” (3).

 

Partes del cuerpo, miscelánea médica, Alemania, manuscrito anonimo siglo XV.

Fuente: Biblioteca Británica.

 

Entrenar Twerk es un ejercicio de diferenciación constante. Diferenciar direcciones, diferenciar partes del cuerpo, vibrar y sostener. La tarea es trabajar atendiendo y sintiendo, es decir, el entrenamiento es con la percepción y a través de la investigación kinética se va constituyendo la discriminacion de tonos, posiciones, ritmos e intensidades de fuerza.

Se dice a menudo que el Twerk es revolución y efectivamente esta danza puede darlo vuelta todo. No solo porque, claro, es necesario atender el culo y desmenuzar ese bloque que llamamos cadera y del cual solemos usar una porción mínima de sus direcciones potenciales. Sino también porque para danzar Twerk hace falta derribar unos cuantos prejuicios del mismo modo que hace falta aprender nuevas formas de usar las cadenas musculares. Hace falta recalibrar las relaciones de la musculatura profunda con la carne y la piel para lograr la vibración. Hace falta disociar partes, ritmos e intenciones. Hace falta desandar los juicios morales que sostienen clasificaciones de danzas y cuerpos. Digamos, para empezar, que hacen falta varias cosas…

Manuscrito que recopila textos de medicina, astronomía y filosofía de los siglos XIII al XVI, Harley MS 3719 se encuentra en las colecciones de la Biblioteca Británica. El cuerpo sangrantes, como se ve en esta ilustración, se representaban comúnmente en los textos médicos medievales. Indica dónde retirar sangre en función de la enfermedad y el temperamento del paciente. 


 

Clave Nro. 1. El Twerk exige superar el dualismo mente-culo. 

Esto significa que es necesario desarmar juicios morales que distribuyen estilos de danzas. Esta acción puede darse simplemente quitando los procedimientos propios de las técnicas académicas del trono de la danza para dar espacio a lo erotico, lo bizarro, lo ridículo y lo divertido. Asumir que incluso en esos climas es posible (y muy copado) el proceso de aprendizaje. Asumir que cuando nuevos  procedimientos son posibles, otros hallazgos tienen lugar. 

Cuando hablo de destronar no me refiero a la eliminación o la persecución de las danzas académicas. No me refiero a la desvalorización o el desprecio de ciertas formas de danzar, es evidente que esa postura sería la misma pero ubicada en otro lugar. Feldenkrais (2) lo explicaría de la siguiente manera: 


Los modos de pensamiento primitivos tienden a oponer bueno a malo, blanco a negro, frío a caliente, luminoso a oscuro, y a ver en esos términos oposición o conflicto. Un pensamiento más evolucionado no puede atribuirse oposición en un sentido real. Oscuro y frío, por ejemplo, no son los opuestos de luz y calor; hay oscuridad cuando no hay luz, y la relación entre calor y frío es más completa aún. (p. 52)


Entonces, cuando hablo de superar el dualismo mente-culo, me refiero a que es necesario quitar de ahí “arriba” una verdad de danza, generalmente adosada a la danza clásica, el ballet y las técnicas modernas... para eliminar (así) la pesquisa de verdades, esencias y juicios en el ámbito de las prácticas de movimiento. Ejecutar un corrimiento, un cambio de posición, para que otras danzas tengan lugar. 

 

 


Clave Nro. 2. Es menester mover el culo. 

Aquí comienzan a emerger los problemas porque, en principio, siempre que me muevo muevo el culo. De hecho decimos “mové el culo” cuando queremos decir “pasa a la acción”. Pero si el culo es el elemento de la acción como totalidad es probable que no pase nada, es probable que no sepa qué hacer con él. Hace falta entrar en el culo para entender sus elementos y sus relaciones. El proceso de aprendizaje que propone el Twerk es también un proceso de desaprendizaje e implica una larga exploración, porque hemos aprendido a inmovilizar la cadera a lo largo de la vida.

Este era un tema en el que me interesaba investigar, porque se escucha y se sabe que las personas que bailan Twerk afirman que esta práctica ha transformado todo y, con ello, la sensación cotidiana de sus propios cuerpos. ¿Por qué creemos que sucede esta transformación? 

Con seguridad sea simplemente la integración del culo a la vida. No podemos andar por ahí negando su existencia. Todos somos (también) un culo. Allí suceden funciones vitales, el culo es una fuente de placer. La columna es un conector culo-cabeza. 

La minuciosidad de las direcciones de cadera junto al fortalecimiento de las zonas fundamentales del cuerpo transforma los alcances del movimiento y probablemente la clave sea que estos componentes entran en relación a través de la vibración. ¿Cómo se organiza el cuerpo para realizar una vibración? ¿A qué le llamamos vibración? ¿Cómo se pone en juego la oscilación de la carne y los líquidos? La vibración desarma el binomio control-descontrol, algo que solemos escuchar en las clases de danza y desarma al mismo tiempo el binomio activo-pasivo, porque hace falta entrar en otras formas de relacionar y pensar la relación entre los elementos. 


Clave Nro 3. La vida es lo que hacés mientras vivís. 

Siempre me he interesado por observar las maneras en que se inmixtan la vida y las prácticas. También me ha parecido un poco tonta la lucha por la llamada reintegración del arte a la vida, que tantos artistas han proclamado con objetivos institucionales e institucionalizantes. Creo que hay un antes en las prácticas, porque hacer es en sí un estar vital. Y todo lo que hacemos es aquello que hacemos, aquí las palabras no pueden rellenar los agujeros, de modo que los agujeros se revelan parte del hacer, atender, aprender, pensar y bailar. Todo es con huecos.

También me han llamado la atención la clasificación y jerarquización de las prácticas según la clase económica que las lleva a cabo y cómo todo ese universo de valoración moral determina experiencias y pensamientos, es decir, determina vidas y prácticas, prácticas dignas de realizarse según ciertas vidas, prácticas indignas y prácticas de la indignación. Dentro de eso que he llamado el hacer está precisamente el mundo, porque hacer incluye no hacer, incluye deshacer e implica rehacer. 

Bailar Twerk es un sacudón de zonas erógenas y dado que “en la mayor parte de los casos en que la acción se relaciona con un fuerte deseo, se puede mejorar su eficiencia separando la meta de los medios para lograrla”, (Feldenkrais, 1972, p. 91) las transformaciones operadas a nivel de la propiocepción, autoimagen, sexualidad y habilidad, a través del twerk, permiten llegar al deseo por medios inesperados. 


Clave Nro. 4. Tu culo no está atrás tuyo. 

Durante el tiempo de las prácticas (sean estas las que sean) es posible tanto individuar partes como atender a las relaciones que son tan parte como las partes que pretendemos ficcionalmente individuar, de esa ficción bebe la pedagogía. En mi acercamiento al twerk encontré una palanca muy poderosa en la integración de la sensualidad y el juego erotico a la danza, tanto como en el proceso de desfrontalización que implica la intención de mover el culo. De hecho, mientras mi culo imaginario permanecía ubicado demasiado atrás, trabajar con el espejo me mareaba. Tuvo que revelarse físicamente que el culo viene por los lados y que existe una elasticidad en el ojo que era necesario entrenar, luego de años de mirar las cosas demasiado de frente. 

Ese culo que desborda por los lados recordándonos que somos volumen, impacta eróticamente. Luego de varios meses de entrenamiento, con los grupos las conversaciones técnicas empiezan a ir hacia cómo el twerk está transformando nuestra performance sexual. Qué hacemos y cómo lo sentimos. El desempeño físico gracias al entrenamiento facilita la permanencia en el juego y en determinadas posiciones, lo que hace que las posibilidades y las sensaciones sexuales sean nuevas y renovarse sexualmente es maravilloso. Pero además, lo erotico se vuelve un proceso que es con una misma, quiero decir, se amplía el juego a nuevas relaciones porque se integran y mueven pliegues demasiado plegados. 

El mundo cambia cuando te animaste a bailar en calzones y descubriste que la vibración de la carne es justo lo contrario al tan practicado control de la imagen que te ha torturado toda la vida. En el Twerk las posiciones, la intención de ciertos pasajes, la música, la ropa son eroticos, sensuales, guarros, bizarros. Por mi parte considero que hay algo muy vital aquí.


Clave Nro. 5. Es preciso des-higienizar la imagen. 

Para bailar Twerk hace falta des-higienizar la imagen. Esto requiere, implica y exige desprenderse de ciertas preocupaciones que hacen las cosas bastante densas pero en verdad son cuestiones muy superfluas. Me refiero específicamente a la textura de la piel, la celulitis, los pelos, los granos, los agujeros, el labio derecho, el labio izquierdo, los huevos, el ano…  

Vibrar la zona del piso pélvico, exige abrir pliegues que suelen estar arrugados, como apretaditos. La disociación entre la fuerza que hacen los esfínteres y los músculos que se encuentran permite que algunas zonas de piel que suelen permanecer “adentro”, asumen por los bordes. Corre aire donde antes no corría nada, se experimenta la diferencia entre zonas que trabajan como bloque. Ese culo pulido, terso, rosado y duro que quizás hemos pretendido tener, se revela en la experiencia como una imagen de estatua, el trabajo de los captores sensoriales de tu piso pélvico y tu ano, te recuerdan que no sos de marmol (o que no estás muerta). Lo sucio, lo caliente, lo rugoso son tus zonas erógenas. Entre el placer provocado por el movimiento de las terminaciones nerviosas que allí se encuentran concentradas y a montones, la velocidad y tu atención que anda un poco excitada, ese culo de mármol que nunca tuviste no solo ya no te pertenece, sino que ahora no te interesa mas tenerlo. Vibracion es vida!

Entonces, el entrenamiento va dando cuenta de cómo el cuerpo se va transformando porque nuevos pensamientos se hacen posibles y nuevos pensamientos se hacen posibles porque ciertos usos acostumbrados de la atención pierden sentido o se vuelven imposibles. 

Digamos que no podemos hacer Bubble sostenido mientras caminamos en cuatro apoyos, combinando con up-down y deslizando cada tanto la rodilla derecha para abrir el piso pélvico y, al mismo tiempo, estar preocupada por las estrías...

 

 


Notas

(1) Feldenkrais M. (1972) Autoconciencia por el movimiento. Ejercicios fáciles para mejorar tu postura, tu visión, imaginación y desarrollo personal. Barcelona: Paidós. 

(2) Feldenkrais M. (1972) Autoconciencia por el movimiento. Ejercicios fáciles para mejorar tu postura, tu visión, imaginación y desarrollo personal. Barcelona: Paidós. 

(3) https://psicologiaymente.com/psicologia/ley-de-weber-fechner


 

 

 

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