Al comienzo ellas corren, corren, corren y corren. Sin pausas, casi sin mirar atrás, a veces sucede una caída que no termina ahí. El caminar, el andar, la manifestación del ir, desde allí, el despliegue de preguntas. Sin tener la certeza del destino, el andar va abriendo camino a las experiencias de la vida. De a ratos un tropezón que es caída, pero como si la tierra las devolviera, se levantan para seguir andando. El viento adelante, el viento detrás y el paisaje alrededor. Un dispositivo de visuales, movimientos que ilustran lo que va quedando atrás. El cuerpo sumergido en este andar se deja atravesar, se deja transformar. Cuando caminaba junto a mi amiga Valentina hacia el teatro pensaba en mi deseo de recuperar el andar, el caminar como excusa para conocerse, para recorrerse, para rencontrase. La simple acción de caminar, el pie entrando en la tierra y la tierra devolviendo su impulso, nos invita a seguir el viaje. Una línea de zapatos corta el escenario en dos. Audio de voces de algunos de los que habitamos esta tierra, al…