Cuerpo deriva
Cómo citar este artículo
Laria, Rocio (2024) Cuerpo deriva. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 8 de marzo.
¿Qué hay en esto de bailar y escribir? ¿Qué tan grande es ese dolor amnésico, tan real, que me/nos atraviesa? ¿Por qué la necesidad de volver cada vez, a soportar-el-soporte? El goce de vivenciar la paradoja. La construcción de lugares seguros implica el desmantelamiento de las defensas. El arrojo voluntario responde también, a la urgencia.
La circunstancia siempre será lodazal. El cuerpo, la tierra. Un milagro que nos baña y nos excede, el agua. Esculpimos empantanados. Somos respirados por el paisaje. Somos uno de sus ojos posibles. Un ojo y una boca del ambiente lactante. La cultura es un pezón. Nosotrxs, ¿artistas?, cachorros incontinentes, agraciados huérfanos. Nuestros destinos parecen tragados por el mismo indicio de la concepción y la muerte, fuerzas irremediables, como atractores extraños, una sola hendija. Somos efectos del embudo del eterno retorno, la deriva mariposa.
Roberto Harari en el libro Palabra, violencia, segregación y otros impromptus psicoanalíticos dice: "el infans se encuentra sumergido en un ruido de fondo indiferenciado, en un cabal magma fónico pegajoso. En dicho magma fónico logra aislarse, mediante fluctuaciones, una redundancia mínima, una repetición primera, una circunstancia local donde el Otro primordial recibe su propio mensaje en forma invertida: se trata del eco, que recorta y reitera. Es el mismo eco detectable en el laleo, en la lalación, en lalengua, esto empieza a ordenar el caos fónico” (1).
el cuerpo como primer intento de silencio
la danza como recorrido pulsional singular
del propio cuerpo como espacio
para el tiempo subjetivo
atractor extraño
recorte y repetición
desestructuración ordenada
goce en el desequilibrio
la vida comiendo del filo
desbordado
Volviendo a Roberto Harari "Localizamos entonces un magma de inicio, en el que se encuentra sumergido el infans, ¿cómo se hace para tomar distancia de este magma sónico? Se necesita un <<punto sordo>>”. Patricia Inés Mariscotti en su texto Articulaciones conceptuales entre el psicoanálisis y la danza dice que con el movimiento ha de haber algo del mismo orden, el acorazamiento muscular ha de acontecer ante una torbellino de contactos, con todo lo que esto conlleva, temperatura, presiones, pesos, etc., en el que el infans también está sumergido. No solo sónico, aparece también un magma tónico. Mariscotti dice que danzamos para evitar quedarnos aspirados por la gravedad, ese magma fónico, magma tónico. Creo, más bien, lo contrario. Separarnos del ambiente representa un peligro. Todos los nacidos hemos sabido sobrevivir bajo la hostilidad de la luz. ¿Por qué querríamos diferenciarnos, si la primera experiencia fue traumática? Si en noches de soledad, todavía queremos ser una semilla y descansar en la panza de la tierra, dormirnos anestesiados con su paciencia.
barro
el movimiento alborota el silencio
crea nuevas formas de vacío
como una tijera
recortando figuras en el papel
un bailarín se recrea en cada movimiento
en el diálogo entre los soportes
en el encuentro cada vez inaugural
de su peso con la gravedad
La gravedad como confirmación del cuerpo
como un efecto del estar en el mundo
como reencuentro con sus ataduras
en la cruzada por liberar el abismo
como ensayo de una voz en el discurso del Otro
como un reflejo del Otro, que nos recita
La escritura es otra marca en la humedad de los silencios. La grafía de una síntesis libidinal. Una glándula de la memoria sin violencia. Una costilla extraída del barro. Un cuerpo anidado por la danza y la escritura, es un cuerpo astillado. Perforado, impotente. Un cuerpo que baila y escribe es un cuerpo entrenado en la renuncia, porque sabe que sabe, que nunca podrá. Un cuerpo roto al servicio de un desborde primitivo.
La escritura como revés silente
como forma de recuperar la experiencia constituyente
la danza como fuga hacia el caos
la posibilidad indefinida, la inmanencia del barro
la lucidez de jugar siendo
a no-ser.
Ph. @Juanjosborean, de la obra Il Buco, de Laura Cuchetti
Notas
1. Harari, Roberto. Palabra, violencia, segregación y otros impromptus psicoanalíticos. Buenos Aires, Catalogos, 2007.
2. Patricia Inés Mariscotti. Articulaciones conceptuales entre el psicoanálisis y la danza. s/f disponible en https://mayeutica.org.ar/wp-content/uploads/2021/09/Mariscotti-Patricia.pdf
Sospechar del texto. Prácticas de escritura con Juan Dominguez
Cómo citar este artículo
De la Torre, Julia (2024) Sospechar del texto. Prácticas de escritura con Juan Dominguez. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 15 de enero.
Este es (¿será?) un texto de preguntas, de sospechas, de repreguntas, de personajes, de diferentes voces operando sobre un mismo cuerpo. De poner las palabras de atrás para adelante, oscurecerlas, iluminarlas y repetirlas. Repetir las palabras, repetir las palabras, repetir las palabras, repetir las palabras.
Ella hizo un taller con Juan Dominguez y un texto se le metió adentro. Escribía sobre la contemplación, sobre cómo mirar las cosas y cómo las cosas la miran a ella. El texto se volvió cosa y ella se volvió la cosa que tenía enfrente.
El encuentro empezó con una entrevista.
¿Qué pregunta me harías si yo fuera quién hace las preguntas que vos estás respondiendo? ¿Qué pregunta te faltó hacerme? Ella empezó a hablar y con el tiempo se fue convirtiendo en la voz de la persona que tenía enfrente ¿Qué pregunta me haría a mí misma si fuese la persona que tengo frente a mí?
Dejan de importar las respuestas por un ratito. El texto se vuelve performático sin quererlo. ¿Se vuelve la persona que tenemos enfrente? El texto se transforma en cuerpo y ella deviene texto.
¿Qué preguntas le hago a mi texto que ahora es “de ella” y que es un cuerpo que se mete adentro de la piel?
Juego con el orden de las palabras. Ordeno las palabras en un juego. Palabras que juegan a ser orden. En palabras, las órdenes son más que juegos.
La propuesta de Dominguez fue ponerle filtros al texto. Los filtros son ejercicios de reescritura que van transformando el ritmo y en este punto aparece la dimensión espacial. Como si el texto fuera una extensión que puede tener volúmen, vacío, puede apretarse todo en un rincón, estar contra la pared, ser penetrado, gritarse desde lejos o susurrarse de cerca.
Los filtros pueden cambiar el cuerpo de la que escribe, transformar un “yo” en un “ella” o un “nosotros”, con el solo ejercicio de cambiar el género y el número. Pueden cambiar el momento en el que sucede el texto, jugando con las pausas y los verbos. Otro filtro añade ficción o delirios, e incluso juega con las palabras y suma fonéticas raras. Hay filtros que le preguntan cosas al texto, o se preguntan cosas entre frases, hasta acabar rotundamente en un diálogo, es decir, esas voces que conviven dentro de un mismo cuerpo y confrontan.
El texto que ella escribió ahora puede estar escrito por mí, escribirlo rápido, encontrar las pausas del texto, repetir insistentemente una palabra.
De pronto ella se puso de pie y caminó. Miró la computadora desde lejos, frunció el ceño y sonrió. Escribió en un papel algunas palabras que no quería olvidar y volvió al documento de google. ¿En qué momento se hace necesario decir un texto?
Ella explica: - Él nos habla de su obra “Clean room”.
Yo respondo: - ¿Es una obra sobre una experiencia colectiva en una misma habitación?
Sí. Habla de un diálogo posible entre personas que no dialogan. El diálogo es vibración entre cosas. Él también sugiere espacios de compromiso compartido. Creo que el compromiso sin urgencia, por el gusto de estar juntas y en conflicto, es como un ejercicio de presencia. Las realidades que se chocan en una habitación (room), ensucian todo lo que estaba limpio (clean) y se transforman (o no) en otras realidades que a veces llamamos ficción. ¿Estaremos hablando de lo mismo? Quizás solo compartimos el espacio de esta página por un rato y no pasará nada más.
Escribir sobre ella es también escribir sobre cosas que me pasaron a mí mientras hacía el taller. Pero también sobre lo que le pasó a alguien que no sé quién es y lo descubro mientras la escribo. Sospecho que la persona que escribe ensucia el texto que yo intento escribir y a eso lo llamamos ficción. Hago preguntas para descifrar cuál es la voz de ella, que a la vez me responde con otra pregunta y entonces las respuestas dejan de importar.
Finalmente llevamos el texto a escena, porque ya no queda otra. La propuesta de Juan Dominguez es escuchar lo que el texto nos está diciendo y desde qué lugar se posiciona para decir algo al público ¿Qué partes del texto hablan del tiempo? ¿Qué partes hablan del espacio? El texto puede venir desde diferentes fuentes y la información que nos provee cambia dependiendo del dispositivo que utilicemos.
Las estrategias son conmovedoras: C pegó todo su texto en las paredes, A organizó un programa de preguntas y respuestas, J dirige al grupo como en una visita guiada, E se sube a un banquito y predica, la otra C encontró que la pausa es todo lo que su texto quiere decir, en cambio I es pura verborrea y K no dijo nada. El texto puede ser una sola palabra escrita en una caja de fósforos o puede ser eso que aprendemos de memoria y ya no nos olvidaremos nunca más.
El texto se nos pegará en las cosas y en el cuerpo.
Texto escrito a partir de mi participación en Laboratorio “Las cosas” que impartió Juan Dominguez entre los días 18 y 21 de septiembre de 2023 en el Teatro Pradillo (Madrid), en el contexto del Encuentro Nutrientes.
Ph 1: Montaje de K. dentro del laboratorio “Las cosas” de Juan Dominguez.
Ph 2: Extracto de la obra “Poètica de lo borroso”, transferencia sobre tela. Instalación colectiva en Espacio Oblicua. Barcelona, 20 de octubre de 2023.