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Jueves, 25 Enero 2024 14:14

S/Cit(u)ación: Citación Situada. Borradores erótico-teórico-poéticos de una escritura parergonal

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Cómo citar este artículo
Paesani, Grazia  (2024) HS/Cit(u)ación: Citación Situada. Borradores erótico-teórico-poéticos de una escritura parergonal. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 25 de enero. 

Uno
Borró con el dedo índice de la mano derecha, frotando contra la hoja, hasta hacer desaparecer casi por entero la “hache” de ojo. Aunque una lagunita azul, en el borde superior de la línea, indicaba allí su presencia turbadora. 
Mojó el dedo con un poco de saliva y empezó a frotar. 
Primero, frotó suavemente, pero la tinta del bolígrafo no se diluía con facilidad. 
Borró con el dedo porque en el colegio no lx dejaban usar goma. 
Después, frotó con un poco más de fuerza. 
Al primer intento, nunca sabía bien si hoja se escribía con jota y con hache y ojo con jota pero sin hache. La lagunita de la hache había quedado bastante visible y, además, el dedo, al frotar, había afectado al papel, que se desmenuzaba en pelusitas. Al final, un pequeño agujero se formó allí. Así fue como supo que el papel no era un todo compacto, sino que estaba formado por un abigarrado conjunto de cosas que se deshacían y se desintegraban. Cosas tan frágiles que podían destruirse, junto con lo que se había escrito (2).

Escribir y borrar. Borrar cada vez. Borrar con el dedo. Humedecer los dedos con la lengua. Ensalivar la lengua, babear y frotar con los dedos para provocar, para invitar. Quizás [para ir hacia] el más difícil de los retos: desplazarse de lo cor-recto y de la comodidad de lo ya trazado (4). Escribir y borrar como una práctica del desvío. 

En ocasiones, un borrador es un instrumento que sirve para borrar. Su composición material no es sólida, es gomosa, flexible. Borra, sí, pero no elimina. Va dando otro lugar. Un devenir no-lugar que combina los trazos y deja aparecer otro momento de la letra. Un borrador también es un texto provisorio que guarda el error, trata (d)el terror, tropieza. Es la falla de la escritura y el fracaso de escribir. Escribir y Borrar. Borrar cada vez para reescribir, para escribir junto, sobre, desde, entre las marcas. Borrar para desescribir y desinscribir. Escribir en borrador para devolvernos al deseo y revisitar las huellas de lo que ¿hubo? ¿hay? ¿quisiéramos que haya (7)?

Un borrador es apenas el trazado de una secuencia de pensamiento. Es la escritura y su huella. Un borrador de escritura parergonal no busca evidencias, son solo trazos entre lenguas. Un borrador busca que las lenguas se toquen. Una escritura en borrador insiste en que la lengua se afecte, para hacer dudar al pensamiento recto, tieso, hétero, que asegura que algo puede ser una verdad. En un borrador de escritura parergonal nada de lo que se escribe es cierto: ni con certeza, ni acertado, ni verdadero.

Dos
¿El borrador, entonces, es una burla a la obediencia de la lengua seca y segura de sí? (5). Si contesta esa pregunta, la respuesta podría costarle dos besos en la boca, más un rápido aleteo de lengua (2). 

En ocasiones, parece que es más fácil introducir una modificación en la estructura de la frase que en la relación entre dos o más lenguas. Quizá, mágicamente, el nuevo orden de las palabras o la incorporación de unas nuevas tenga la facultad de resquebrajar la estructura. Hay estructuras en apariencia muy sólidas, pero que se vienen abajo rápidamente (2). Una lengua seca y segura de sí, una lengua mayor, que se parece más a la de la institución, no se destempla nunca. No padece accesos de ira ni resulta injusta. No maldice ni suelta improperios. Pero también es imposible halagarla. Porque no confiesa jamás un deseo. Y no asumir ningún deseo, la libera de cualquier responsabilidad, pero también de cualquier gratitud (2).

La lengua del borrador es húmeda, flexible, gomosa, desubicada. La lengua del borrador es más parecida a las lenguas de las amantes. Su carácter principal es responder con vísceras ardientes y un deseo que llena de agua la boca (2). 

Y entonces comentan: «Vamos a tener que controlar tu lengua», «Vamos a tener que hacer algo con tu lengua». Se escucha cómo el enojo sube por sus voces. La lengua del borrador no deja de empujar, presionar, destemplar las estructuras sólidas. Y entonces, dicen que «Nunca han visto nada tan fuerte ni tan obstinado». Y piensan: ¿cómo domesticar una lengua salvaje, cómo domarla para que se esté callada, para que se quede quieta? ¿cómo conseguir que se mantenga abajo? (6)

Tres
Humedecer la lengua como una práctica de escritura parergonal solo puede ser un borrador. Un trazado que piensa junto, con, entre, contra el ergon. Un pensar teorizar erotizando, ensalivando los dedos, afectando el entre de las lenguas. Un borrador también como palimpsesto. Ese método antiguo de an-economía de materiales [dos puntos] usar una piedra suave para borrar, raspar en el pergamino la escritura anterior e imprimir allí otras narraciones. El texto anterior nunca desaparece del todo. Se trasluce, se asoma, palpita en la superficie (4). 

Un borrador se aleja de las lógicas del presente y las presencias plenas para acercarse al titubeo del trazo, a la resonancia de la huella, al suplemento, al farmakon. Un borrador como regalo como veneno (Gift/gift) (10). 

Parece que, al hablar, al escribir, al narrar, hay borrón pero “no hay cuenta nueva” y en ese gesto se juega la disputa por los sentidos que subyace a toda escritura (4). El borrador como boceto cruza el pasado con el porvenir de un presente impuro, híbrido.

La palabra borrador me arroba (8) -con placer intenso- por su amorosa invitación a la polisemia. A un borrador no le importan las respuestas ni las certezas, sino la insistencia por la pregunta y el error, el terror. Un borrador trae también en su memoria a cierta tradición lésbica, la de Wittig y Zeig, que invita a este no-lugar donde la escritura es práctica somática y pensamiento provisorio.

Cuatro
La fórmula de relación entre dos lenguas – o entre más- permanecía tan fija como la rigidez del lenguaje. Pero, quizá, una súbita interrupción de la monotonía de la sintaxis podría provocar cierta ruptura del tejido en el nudo de la relación. Quizá porque se dio cuenta de eso fue que buscó, en la maraña de fórmulas fijas, una variación. Había advertido el precio desproporcionado de la repetición (2).

Y entonces, empecé a borrar un poco el entre de las lenguas para zigzaguear. Zigzaguear como un modo de deambular con los movimientos, de recorrer un territorio, incluso de ocupar el tiempo (4). A ver si la interrupción dejaba entrar, llamaba, convocaba, dejaba pasar por mi boca tu lengua -nuestra lengua- esta lengua como máquina deseante. En el contacto, en el entre, las lenguas se van humedeciendo, se desubican y, en ocasiones, se calientan (9). Y así, se parecen más a la fluidez corrosiva del agua (4). 

La escritura del borrador entra con la lengua en punta y con la punta de la lengua de la fantasía rodea la duda y la deuda, incita al contorneo del cuerpo de la letra, pero con la sensibilidad de la hierba, delicada y abrupta, que se cuela entre las grietas (4).

Cinco
Y la lengua del borrador empieza a robar. Y en el robo se pregunta por la cita. El encuentro de otra lengua entre su boca. Y la ética de robar-te una cita. Y la ética de situar tu cita. Y la ética de arrobarte en una citación situada.
¿Cuál es la diferencia entre robarte, sacarte las palabras de la boca, tocarte con mi lengua y citarte? 
Si decenas de nuestras babas componen un tejido que puede filtrarse en la piel y entrar por los poros a humectar la letra. Si la baba es cuerpo del lenguaje. Si con tu baba mezclo y contamino la carne de mi texto. Si del babeo nadie queda inmune y del lenguaje, tampoco… (5) ¿quién tiene la propiedad de tu lengua? 
Si las prácticas artísticas son colectivas y las ideas no son originales, sino que se tocan, se cruzan, se unen unas con otras y cambian de forma y migran a otros territorios y entran en otras bocas ¿quiénes apoyan la privatización de la(tu) lengua (1)? 
La propiedad intelectual sustrae la memoria y somete la imaginación a la ley. Y creo que robarte un poco la lengua, robarte con la lengua, es un procedimiento (1) de pensamiento y de escritura.
Y entonces, una in-certeza pequeñita: leer, pensar, citar, escribir son exploraciones que invocan recombinaciones (1) y proponen otras dinámicas de juntura y articulación. Y entonces ritmo, espacio y modos de fluir pueden borrar con el dedo húmedo para dejar que la lagunita disemine el sentido. Porque, al parecer, los sentidos de una lengua, de una escritura, pueden descoyuntarse, dislocarse, desencajarse y construir otros sentidos.

Seis
¿Si te robo te borro? ¿si te cito no te robo? 
Dicen que robar deriva de una palabra que no sé pronunciar en alemán (raubon -que también es ladrón), pero en su memoria aparece despojar. Despojar está muy cerca de desnudar. Desnudar implica retirar algo en parte o en todo. 
Desnudar me hace dudar así que sigo el zigzagueo de la duda y desnudo la palabra: el prefijo -Des- niega o invierte el significado. Nudar resuena con a-nudar. Anudar es hacer nudos. Y, nudos, viene del latín nodos que es juntura, articulación. 
Y, en francés, robar trae en su memoria al disimulo, que es algo así como pretender otra cosa. Y entonces, otra in-certeza: robar o citar puede ser también retirar algo de tu lengua e invertir, anudar o desanudar el (des)orden del tejido para provocar otras junturas en la rearticulación que di-simule otra cosa.
Me llega de otra boca la palabra arrobar (8), que es embelesar o quedarse embelesado por algo. Embelesar es hechizar. Pero arrobar también es mencionar a alguien, o sea, citar.

Siete
Y entonces ¿robar es borrar? ¿si te robo te borro? 
Parece que hablar es citar, si esto es así te pregunto: ¿cómo medís el peso de un pensamiento? ¿cómo sentís la textura de las palabras que salen de mi boca en una citación robada? ¿cómo situás el robo de una cita? ¿de qué trata, de qué se trata, cuál es el tratamiento del cuerpo de la cita? ¿cuál es el territorio de la lengua de la cita? ¿a qué distancia están las lenguas? ¿qué hay entre vos y yo cuando te monto sobre mi lengua, cuando te pongo entre mi boca? ¿qué hay entre vos y yo cuando te cito, cuando te arrobo, cuando te vi-sito con tu lengua en mi boca? ¿qué sentís cuando desarticulo, descoyunto, cuando junto, cito y sitúo? ¿qué sentís cuando tu lengua se pasea en otra boca? ¿cómo se da el pasaje, cómo se arma el paisaje, entre las lenguas de la cita? ¿de quiénes son las palabras que citamos? ¿quién tiene la propiedad de tu lengua? ¿si te cito no te robo? ¿si te excito no te borro? 

Sin certezas te entrevero. Te entreverso el pensamiento. Robo algo de tu lengua y te sitúo en este borrador. Las citas están al borde y desorganizan el “verdadero” orden. Si introduzco, si escribo una introducción, el abstrac de un borrador, podría organizar este desorden para disimular la calma y hacerles creer que la lengua tiene un límite. Tal vez así pueda controlarla, mantenerla abajo, domesticarla para que se esté callada, para que se quede quieta.

Ocho
La lengua es una trampa. 
Una trama. Un tejido. Una articulación. Junturas y (des)anudamientos que simulan sentidos. Pero ¿qué es escribir sino andar babeando palabras por ahí? (5)
Un borrador de escritura parergonal es una investigación doctoral donde nada de lo que se dice, se escribe, se piensa, se narra, es cierto: ni con certeza ni con acierto.
Un borrador es una ficción. Una fricción entre las lenguas del texto. Un esfuerzo por dejar que resuenen las poéticas y problemáticas de una citación situada. Un borrador es un juego para abrir, para poner en duda y pensar las deudas del sentido. 

Nueve
Siempre entre mi pensamiento te invoco, te convoco, te visito, te arrobo, te cito, te borro y te sitúo. El riesgo, probablemente, sea que la escritura, la lengua, se nos hiera un poco. 
Un borrador insiste en que una palabra mía te invoque sin la ley del género (10-5) que ponga el límite entre tu lengua y mi boca. 
Citarte en un borrador de escritura parergonal es como ir de visita entre grafías, grafemas y gráficas que combinan sus huellas. Las marcas de escritura con itálicas, negritas, comillas, corchetes, paréntesis y versos dan el empujoncito para hacer que el sentido salte. Salte de tu lengua a la mía para insistir en la iterabilidad, en la singularidad y en la inseguridad de cada letra, de cada error, de cada palabra de vos y de tus voces, cada vez. 
La invitación de estos borradores es a suspendernos para abrir el juego siempre escurridizo de la diseminación. Un juego que se parece más a un jugo entre lengua, humedad, saliva, baba, donde las palabras se pegan, se despegan, se cuelgan y hacen puentes.
Tal vez lo único que nos dejen los textos sean d(e)udas. Tal vez entre tu lengua y la mía no haya más que confusión, trastabilleo, tartamudeo, balbuceo, titubeo, vacilación, muletilla. Tal vez cuando te escucho, te leo, te pienso, algo de tu lengua se queda entre la mía. Tal vez el aleteo de mi lengua cuando te (ar)roba es un juego escurridizo: como un orgasmo, como un afecto, como un placer intenso y -no tanto- [como] una afección (3). 
En la escritura parergonal el entre de mi lengua y la tuya es apenas un tocarse, un estar junto, un roce, una provocación. 
Un borrador de escritura parergonal es un robo y también un arrobo.

Textos-cuerpos-escrituras convocadas a este texto
Aparecen resaltadas en negritas, itálicas y otras marcas gráficas con la intención de dar cuerpo y situar la citación. Cristina Peri Rossi, Jacques Derrida, Josefina Ludmer, Gilles Deleuze, Vir Cano, val flores, Gloria Anzaldúa, Julia Crosa, Ana Levstein, Marie Bardet, y seguramente algunas más que no puedo identificar. 

Bibliografía
Anzaldúa, Gloria. (2015-2022). Borderlands. La frontera. Argentina: Bocavulvaria.
Bardet, Marie. (2021). ¿cómo def-hendirse en un hueco, en cuero y en el culo (del mundo)? Lecturas des-ubicadas y calientes https://www.bibliotecafragmentada.org/como-def-hendirse-en-un-hueco-en-cuero-y-en-el-culo-del-mundo-lecturas-des-ubicadas-y-calientes/
Cano, Vir. (2021). Borrador para un abecedario del desacato. Buenos Aires: Madreselva.
Deleuze, Gilles. (1996). Crítica y clínica. Barcelona: Anagrama.
flores, val. (2022). labiar el desierto. Buenos Aires: La libre.
Ludmer, Josefina. (2007). Sobre el plagio. https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/subnotas/3843-615-2007-05-27.html 
Paesani, Grazia y Crosa, Julia. (2023). Invocar el archivo: Escribir lo imposible desde el sur. Heterotopías, 6(11), 1–16. https://revistas.unc.edu.ar/index.php/heterotopias/article/view/41634
Peri Rossi, Cristina. (2023). Nocturno urbano. Relatos y poemas. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Notas
(1) Ludmer, Josefina
(2) Peri Rossi, Cristina 
(3) Deleuze, Gilles 
(4) Cano, Vir
(5) flores, val 
(6) Anzaldúa, Gloria
(7) Paesani, Grazia y Crosa, Julia
(8) Lesvtein, Ana
(9) Bardet, Marie 
(10) Derrida, Jacques 

 

 

 

Grazia Paesani /tur

Nunca sé bien dónde está el borde. En mis escrituras pegajoseo los límites entre lo poético, lo erótico y lo teórico. Entre el papel, la pantalla y la escena. Entre las letras y lo escénico. En mis trabajos zigzagueo por la docencia, la edición y la investigación. Juego, vinculo, toco, junto, monto la poesía – y la entrever(s)o- con la lengua de la academia. Milito la textura de la lengua lesbiana que anda merodeando entre los textos. Busco que la melodía haga puente en la escritura crítica. Escribo en borrador porque no tengo respuestas ni certezas. Escribo con la intención de ir de visita a otro/s mundo/s.

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