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Lanfranco, Marina (2024) Reseña de Cartografía de la fragilidad expuesta. Estrategias de diálogo con la ciudad. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 6 de marzo.  

 

...poner la carne en el espacio de todxs. 
García Agud y Camacho Tárraga, 2023

 

Se dice que el agua es un elemento de la naturaleza que siempre permanece en las mismas cantidades más allá de sus alteraciones y cambios de estado en el ciclo hidrológico. Se considera que es una sola, y no varias y que, la manera correcta de denominarla sería  “el agua” y no “las aguas”. Siempre me incomodó esta forma de su denominación. Aunque también sea cierto que, en términos ecológicos y como elemento de la naturaleza (tal vez el más vital), se constituye como único. Pero me gusta mucho más pensar en las aguas, todas diversas, con sus ritmos y colores, con sus sabores tan distintos y sus recorridos sinuosos.

quietos estanques

mares revolucionados

arroyitos que cantan canciones en las piedras que recorren

ríos turbulentos

maremotos

lagunas que se secan

torrentes que arrasan

gotas de rocío 

charcos de lluvia

lágrimas saladas que brotan sin parar

y de alegría…

Son todas aguas distintas y cada vez me resulta más incómoda la referencia singular no solo de las aguas, sino “de lo que sea”, porque cada singularidad necesita de un plural que la contenga, ya que, la generalidad de un todo homogéneo, la hace desaparecer. 

Es en esas aguas infinitas, donde veo reflejadas un sinnúmero de preguntas sobre corporalidades, territorios y ecofeminismos que hace tiempo me interesan como categorías de análisis. Estas últimas, con las enormes diferencias de volumen conceptual que representan, y, al igual que con las aguas, son todas bien distintas y complejas. 

Los interrogantes que proliferan en mi interior sobre estos grandes océanos conceptuales generan en mí un enorme interés; les estudio, les leo y reconozco entre líneas cuando visito literaturas que no versan directamente sobre tales universos de análisis. En definitiva, les tengo  presentes en mi vida cotidiana, en mis propias prácticas. 

He sido tomada por preguntas que me parecen maravillosas y que activan la incertidumbre de “cómo” nos identificamos individual y colectivamente en los espacios que habitamos con otres. 

Y, como el agua, nos devuelve un reflejo, cada vez distinto, parafraseando a Boris Groys (2023) y su narciso en el libro Devenir obra de arte (1).

De ahí que observo una enorme dificultad de no encontrar una forma de entrar de lleno en su estudio profundo, tal vez, porque no la hay.

Hablar sobre corporalidades es necesariamente autobiográfico y esa exposición me seduce, un poco me pierde, un poco me asusta pero sobre todo me intriga.

Me parece vital bucear en las aguas de otras escrituras que toman como eje la necesidad de preguntarse sobre las corporalidades en un espacio-tiempo lejano geográficamente pero cercano materialmente como es la ciudad de Valencia.  Me interesa personalmente, por haber visitado y recorrido con la avidez contemplativa de quien no es nativa esa ciudad increíble y por haber tomado al urbanismo español, al ambiente y el territorio en otras épocas como objeto de estudio en mis investigaciones académicas y trabajado en esas problemáticas en más de una oportunidad. 

El libro Cartografía de la fragilidad expuesta. Estrategias de diálogo con la ciudad escrito por Aurora García Agud y Jor Camacho Tárraga recorre sus propias historias, sus corporalidades y las de otres en un territorio determinado que se va modificando junto con sus cuerpxs y sus percepciones página a página. 

Son corporalidades que dialogan de manera constante con la ciudad, con las calles y plazas, con las pintadas en las paredes; de manera ecosistémica, somática, “interseccionadas”, al decir de Crenshow (2), “imbricadas” al decir de Falquet (3), en y con el ecosistema urbano que les es propio, y que se construye de manera permanente en cada activación sensible. Pensarlo de esta manera transforma al territorio en un espacio vivo.

El libro que han escrito Aurora y Jor constituye  una investigación situada que, si bien se encuentra localizada en la ciudad de Valencia (España), sus procedimientos “derivacionales” son  tan sugerentes que dan ganas de replicarlos en muchas otras ciudades. 

Territorios vivos

¿Qué elementos constituyen nuestra corporalidad (en singular y en plural)?

¿Qué del territorio la conforma, la marca, le deja una huella?

¿Qué de la historia personal y colectiva deja rastros?

¿Qué matrices de pensamiento nos pueden colaborar a pensar la corporalidad de manera ecosistémica?,

¿y cuáles de manera somática? 

Este libro, en efecto, recupera recorridos, derivas, archivos, imágenes y textos producidos durante una investigación ecosomática situada, con estrategias de exploración creadas por sus autoras con el objetivo de habitar su ciudad natal, para re-conocerla con nuevas miradas y nuevos cuerpos, como si lo hicieran por primera vez. 

Extrañadas

Las autoras han cruzado un marco teórico muy vasto, imbricando distintos aportes epistemológicos para construir el propio. Parten del concepto de heterotopía foucaultiano y lo re-definen para aplicarlo al territorio y a su propia investigación.

El primer procedimiento de registro es observacional, pero el segundo es táctil, des-jerarquizando la mirada que coloniza todo nuestro mundo sensitivo, acción tan necesaria para entrar al (re)conocimiento de espacial desde un registro sensible, diverso y no binario.

Todo el tiempo atraviesan el libro fragmentos de los diarios de ambas investigadoras y, al leerlos, nos podemos meter un poquito más en sus mundos internos, en sus pensamientos más espontáneos, lúdicos y en sus contradicciones. Nos permiten ingresar a una capa más profunda de su epidermis. 

Inter(¿in?)disciplinaria(s) 

Habilitando la deriva, los paseos que realizan Aurora y Jor, re(des)versionan a Thoreau en un siglo XXI post-pandémico para ensayar una nueva habitabilidad, para re-conocer y re-comprender la ciudad con otros ojos y con otras pieles.

Así, aparece necesario redefinir los abordajes epistemológicos en este momento de la historia, donde lo contextual se vuelve evidente y requiere ser registrado y re-jerarquizado. 

El contexto, por ser contexto no se transforma en algo secundario. Es tan principal que ofrece el entorno posible para poder observar. El contexto condiciona y posibilita, limita, pero a la vez, permite expresar. Es el ambiente natural y artificial donde se desarrollan nuestras ideas las que tienen sus bordes borrosos e inciertos por la interacción de lo físico y lo cyborg (Haraway) (4). 

Considero que frente a la obsolescencia, la inadecuación de las miradas heteropatriarcales, ciscapitalistas y neoextractivistas, aparecen alternativas tanto o más potentes para  revisar nuestros recorridos investigativos.  

Josefina Zuain hizo el acompañamiento del proyecto de investigación de Aurora y Jor y les invitó a llevarla a un formato de libro. En ese recorrido, escribió unas Notas del trayecto, a modo de prólogo, subraya que el trabajo realizado: 

 

(…) da cuenta de una intuición que abre paso al saber sistémico, al saber que integra cuerpo y mundo como vectores relacionales de la experiencia, de la vida.
Ese abrir que es al mismo tiempo un perder alberga un gesto político, en tanto contiene la potencia de gestionar nuevos modos de habitar la ciudad
(Zuain en García Agud y Camacho Tárraga, 2023:11). 
 

No solo habitar la ciudad sino también la pregunta como apertura (o sabotaje) epistemológicx al decir de val flores (5) hacia un universo de aguas en plural que nos permite sacudir y salpicar las limitaciones para observar en nuestras pieles y en nuestras corporalidades, las huellas y rastros del territorio y de la historia. 

Generando registros, haciendo (y abriendo) archivo Con otres.

Una ciudad feminista es una ciudad sensible a todas las desigualdades. 
Inés Moisset, Prólogo del libro La ciudad que resiste, 2019 (6)

Encuentro una íntima conexión entre la investigación que aquí se reseña con la propuesta platense de investigación situada, extensión y activación urbana de la Colectiva de Arquitectas La ciudad que resiste. Hacia un urbanismo feminista. Desde hace varios años, en la ciudad de La Plata (Buenos Aires, Argentina)  la Colectiva de Arquitectas viene trabajando en un proceso, me atrevo a denominar, de reconfiguración epistemológica de la ciudad y de lo urbano y que intenta dar cuenta de sus heterogeneidades y desigualdades. Encuentro entre ambas propuestas elementos que las vinculan por su saber sensible y por la necesidad de re-generar otras formas de habitar, a través de las caminatas, los paseos, las observaciones in situ, los recorridos, las derivas. Me parece oportuno citar el texto de Luciana Lima titulado (re!)-parar  Arquitecturas de la demora, proximidad y cuidados:

(...) la generación de las arquitecturas de la demora, propiciarán la experiencia sensible del territorio.
(...)  los proyectos  que  promuevan el  andar en una  deriva pausada, que genera recorridos  rincones, desvíos, alterando  la  circulación; 
propiciará  la  desaceleración, para dar espacio al detenerse y reunirse en las arquitecturas de proximidad.
(Lima, 2022:33)

Luciana Lima (7) junto a Verónica Pastuszuk integran y han impulsado en La Plata la red de arquitectura feminista y proyectos como la Colectiva de Arquitectas antes mencionado, Territorio Tolosa (8) y Proyecto Veredas (9). 

Estas lecturas sobre  proyectos distantes geográficamente pero que aunan un pensamiento del habitar urbano distinto  al impuesto, que no responde a un patrón de producción, hetero-cis-patriarcal y capitalista se nos hace sugerente y necesario, pero tambien nos des-arma y activa el deseo de otras formas de habitar la ciudad. Y en ese desarme, en la convicción de que necesitamos  otros aires y otras aguas, otras formas de pensarnos en plural en y con el entorno urbano pre-existente que se re-construye a cada paso, tenemos que volver a armarnos y volver a nombrar con todas las dificultades que ese hacer permanente impone.

Las demoras y las pausas, 

las contemplaciones, 

el tiempo perdido (?) 

los caminos sinuosos, las variaciones,

las subversivas raíces de las plantas que crecen en las paredes,

las esperas   

los espacios ¿vacíos?

la resistencia orgánica ante- entre el avance racionalista

las líneas rectas

los rayos del sol caen en una casa,  y, en la de al lado, un edificio la priva de luz

detenerse a observar una flor en la vereda ¿De quién es una flor en la vereda? ¿Tiene que ser de alguien? 

mirar muy de cerca una antigua pared de ladrillos para descubrir el ecosistema que allí existe 

caminar a la noche sola,

el espacio público, la calle

los miedos y los desafíos  

caminar mujer, marica, trans, travesti, lesbiana, migrante, marrón, pobre, indígena

caminar 

 

es mucho más que solo caminar

 

Hacia finales del año 2021, desde el proyecto Territorio Tolosa  invitaron a ACIADIP (Asociación de coreógrafes, intérpretes y afines de la danza platense)(10), a participar de una intervención performática junto con otras grupas artísticas. En ese momento escribí una poesía que me parece que puede dar cuenta del acontecer en mi corporalidad de ese territorio junto a otres:  

(RE!) DANZAR

                       volver a la danza

                       a habitarla en y con el cuerpo

(RE!) DANZAR

                        las incertidumbres, la desazón, la angustia, la emoción

(RE!) DANZAR 

                         una pandemia incomprensible, incontenible e inconmensurable  

(RE!) DANZAR

                         la columna, los isquiones, y la brisa en la planta de los pies

(RE!) DANZAR 

                         la emoción contenida entre cuatro paredes y fugada apenas de manera imperceptible por la pantalla, azul, pixelada, intermitente, como un halo, como un espectro durante días, semanas, durante interminables meses 

(RE!) DANZAR

                           la humedad y la risa, el color ámbar de los atardeceres en los ensayos

(RE!) DANZAR

                            con otres, en comunidades; vulnerables y fuertes a la vez con un mar de fondo pandémico a flor de piel sintiente, sensible, presente aún.

 (RE!) DANZAR 

                            la ciudad y la calle, nuestrxs cuerpxs y nuestros abrazos (10)

Encuentro en Cartografías de la fragilidad expuesta valiosas herramientas como práctica colectiva y como metodología de re-apropiación del espacio, como vehículo de re-contextualización territorial y corporal atravesados por la experiencia propia y compartida.

No solo el  contenido del libro es atrapante e invita a su lectura, sino que queda de relieve, a través de las decisiones de diseño que han sido tomadas para darle cuerpo a la obra, una  sensibilidad estética que realza el contenido del libro, como pieza en si misma. 

Les animo a leerla y dejarse llevar por el recorrido.

Referencias bibliográficas y notas

1. Groys Boris (2023)  Devenir obra de arte, Caja Negra Editorial, Buenos Aires. 

2. Crenshaw Kimberlé (1991) Cartografiando los márgenes. Interseccionalidad, políticas identitarias y violencia contra mujeres de color en Stanford Law Review.

3. Falquet Jules (2022) Imbricación: más allá de la interseccionalidad: mujeres, raza y clase en los movimientos sociales, Editorial Madreselva.

4. Haraway Donna (2019) La promesa de los monstruos. Ensayos sobre ciencia, naturaleza y otros inadaptables,  Holobionte ediciones.

5. flores val (2018) la pregunta como sabotaje epistémico, ediciones precarias, colección f(ru)ta, Neuquén.

6. Moisset Inés (2019) Prólogo en Lima Luciana y Bilmes Irene La ciudad que resiste. Hacia un urbanismo feminista, EDULP La Plata.

7. Luciana Lima (2022). (re!) parar. Arquitecturas de la demora, proximidad y cuidados. Cuadernos Del Centro De Estudios De Diseño Y Comunicación, (175). https://doi.org/10.18682/cdc.vi175.8580 Se puede consultar completo en el siguiente enlace recuperado de https://dspace.palermo.edu/ojs/index.php/cdc/article/view/8580 acceso 10.11.2023

8.“Territorio Tolosa (TT) es un proyecto de contemplación urbana que centra el reconocimiento de la ciudad a partir de recorrerla, caminarla, desarrollando señalamientos a través de intervenciones performáticas en el barrio de Tolosa. Investigan sobre el concepto de “hacer territorio”: conocer sensiblemente a la gente y los espacios que habitamos” (Lima y Bilmes 2019:19)

9. Se puede visitar el Proyecto Veredas donde hay una descripción del mismo, a través del siguiente enlace recuperado de https://www.fau.unlp.edu.ar/novedades-fau/proyecto-veredas-derivas-y-recorridos-en-el-barrio-el-mondongo/ acceso 12.11.2023

10. Se puede acceder a la información de ACIADIP en su página web a través del siguiente enlace recuperado de https://aciadip.wordpress.com/  acceso 12.11.2023 

11.Texto performático escrito y leído el 21.11.2021 invitada junto con el colectivo ACIADIP a participar de  (RE!) PARAR, Territorio Tolosa, Mula Cultura y Archivo histórico de la Provincia de Buenos Aires. La imagen corresponde a la intervención realizada en la misma fecha en la plaza de Tolosa, lugar donde iniciaba el recorrido por los hitos elegidos esa tarde.

 

 

 

 

 

 

Publicado en En palabras

 

Cómo citar este texto
Carmichael Renee (2023) Tierno y brutal. Los espacios para hacer libros de danza. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 18 de Julio

 

En un posteo en Instagram, realizado durante los diez días de la residencia de Segunda en Papel Editora en el Museo y Centro Cultural de Carpintería, San Luis, Argentina, en la cual participé como invitada, Josefina escribió una lista DIY sobre el trabajo con el archivo personal. En el punto 2 de la lista “Do It Yourself”, menciona que la computadora no es un espacio, sino un dispositivo. Josefina sostiene que: un espacio es algo de lo cual se puede entrar y salir y que se ocupa con un cuerpo. Cuando empecé a desarrollar este texto sobre mi experiencia en la residencia, escribí justamente lo contrario, que mi Desktop es un espacio. Ahora me encuentro frente a esta paradoja… situación absurda que se siente muy humana: después de reírme, pensé en serio, ¿qué hago? No quiero generar una contradicción sin sentido. Tampoco es que no haya sentido en lo que plantea Josefina. ¿Cuántos espacios existen y para qué tipo de prácticas? Me fui a buscar la definición de espacio en el ¿no-espacio? de mi Desktop (0):

 

(0) La definición de espacio en el ¿no-espacio? de mi Desktop.

 

La definición número 11, desde la matemática, dice: “Conjunto de elementos, llamados puntos, entre los que se establecen ciertas condiciones.” Me quedé (y me quedo) pensando en esta definición del espacio definido por la matemática ya que tiene que ver con mi práctica de investigación. Pienso en el conjunto, en los puntos y las condiciones de abstracción formal de la computación. Pienso en los algoritmos que ejecutan relaciones entre archivos, datos, formas, tiempos y gestos en mi Desktop. Formulé otras preguntas: Si la forma abstracta de la computación es inconmensurable con la forma abstracta humana, ¿cómo es el “espacio” de la computación si no puede ser abstraído por la palabra “espacio”?  ¿Cómo se mide el espacio computacional? ¿Entendemos el espacio de la computación por las diferencias de cómo calcular la distancia? ¿Por d = √[(x2 – x1)2 + (y2 – y1)2] en vez de  f (x + y) = f (x) + f (y);? ¿Por Math.hypot(x2-x1, y2-y1)  en vez de eDistance = math.dist([P], [Q]) print(eDistance)? ¿Dónde y cuándo termina el espacio de la computadora y el espacio en que está mi cuerpo? ¿Cuál es la relación temporal de la ejecución de un algoritmo con el “espacio” en que se ejecuta? Si bien el cuerpo nunca entra en el espacio de la computadora físicamente, entra el espacio en y con una cuestión de atención, acompañado con datos que miden esta atención y a la trayectoria de los ojos. ¿Cómo se puede definir está relación cuerpo-computadora más allá de los usos instrumentales de plataformas y redes?

Estas preguntas, que surgen de pensar el espacio en cual despliego mi archivo personal, me ayudan a seguir ensayando relaciones entre el cuerpo, el movimiento y el código. Intuyo que pensar la computadora como un espacio permite al cuerpo entrar en movimiento con la abstracción formal de un algoritmo. ¿Los bordes que definen un espacio dependen de la práctica?

Decidí seguir con la imagen de la computadora como espacio para hablar de un sistema de hacer libros de danza que pone en jaque este ¿no-espacio? a través de archivos de danza impresos en papel y montados en paredes con cinta de papel. Este texto explora mi experiencia como invitada a la residencia de creación con Segunda en Papel Editora con mi archivo de la convivencia guardado en mi Desktop, usando las herramientas que uso cotidianamente: capturas de pantalla y el procesador de texto TextEdits. En este texto traigo algo de mi propios modos de hacer y esta es probablemente una consecuencia inevitable por el mecanismo que proponen Maria Paz Garaloces y Josefina Zuain al hacer libros de danza. 

A. Apertura 

No me gusta producir en el celular. El espacio del celular sólo permite ver una cosa a la vez, sabiendo que hay otra cosa abierta detrás que permanece inaccesible. Siempre es una a la vez. Me resulta tan frustrante y limitado que mi cuerpo se tensa. Necesito la computadora porque tiene espacio para desplegarme, porque me permite ver muchas relaciones a la vez. Algo computacional hecho de tabs abiertas: una tab del traductor DeepL para pensar entre inglés y español, ventanas chiquitas de TextEdits con notas y citas pegadas y copiadas para sacar su formatting, un Word que llena la pantalla para tapar todo (un supuesto momento de concentración), márgenes y capturas de pantallas de tamaños diferentes, más y más misceláneas. Mi Desktop se vuelve el espacio de un mapa conceptual hecho en píxeles de tipos diferentes (.docx, .jpg, .html, .psd, .indd, etc.) del proyecto actual en que estoy trabajando. A veces se producen encuentros de proyectos múltiples, capas que van una arriba de la otra, capas que se tocan (1).

 

(1) Capas que tocan de mi Desktop actualmente.

 Josefina y Paz se propusieron trabajar en los archivos que, a partir de su lectura, decidieron que conformarán los próximos tres tomos de Catálogo. Los textos de la danza. Por la cantidad de materiales necesitaban mucho espacio para desplegar(se) en y con el material, para poder ver muchas relaciones a la vez. Nos encontramos en un museo con su sala vacía, calurosa, por la tarde, un lateral de vidrio y los otros lados llenos de pequeñas ventanas. En el espacio hay suficientes paredes para desplegar todos papeles (2).  

 

(2) Suficientes paredes para desplegar papeles en el museo.

 Lo que vi acontecer durante los diez días que entramos y salimos del museo, es el desarrollo de un sistema de despliegue de píxeles hechos tinta y papel montados sobre las paredes. El proceso no tenía mucho que ver con una computadora en sí, sin embargo, encontré que tiene mucho que ver con mi Desktop. Este ¿no-espacio? de la computadora quizás es una paradoja cotidiana: a menudo se niega la computadora en LA Danza por el opuesto discursivo entre Computadora y Cuerpo, pero las prácticas de danza entran constantemente en espacios computacionales que alojan y mueven sus archivos. Estos archivos son justamente el material con que estaban trabajando Josefina y Paz en las paredes del museo. Pareciera ser, según el sistema de trabajo y edición de estos libros de danza (3), que el Desktop y el libro no son, en principio, espacios suficientes. Ni hablar del celular. 

Link a video (3)

(3) El sistema de desplegar materiales en paredes para hacer libros de danza. 

 Así que fuimos a San Luis para sumergirnos y mover(nos) en las paredes de una residencia. Luego de 9 horas de ruta saliendo a las 5 de la mañana de Capital Federal, cruzando Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y una parte de San Luis (4) y un día y medio de adaptación corporal que pasó a la velocidad de un click (5) mientras seguía caminando bajo el sol fuerte de la montaña… Resulta que tampoco usé mucho mi computadora. Usé mi celular para grabar videos, sacar fotos, compartir datos con Josefina (porque no andaba muy bien Internet) e hice un poquito de noise y gestión en las redes sociales (6). Después (ahora mientras escribo este texto desde el Word que tapa mi Desktop), y luego de 9 horas en sentido contrario camino a Buenos Aires (esta vez saliendo a las 4:30 de la mañana) (7), con la sensación absurda del sueño encima por habernos levantado tan temprano sumado al cansancio después de despegar y sacar todos los documentos de las paredes del museo (8), quiero hacer algo similar a la realización de un libro de danza en residencia: desplegar materiales espacialmente (en mi Desktop) para pensar y procesar. Para ver muchas cosas a la vez.

 

(4) Cruzando. 

 


(5) Un click corporal 

(6) Noisey redes.

(7) A las 4.30 de la mañana. 

 (8) Unos momentos absurdos. 

B. Palabras trasladadas 

Tenía en San Luis mi copia (física) del libro Improvisación en Danza, publicado y traducido por the one and only Segunda en Papel Editora y recordé que en el texto titulado Delante de tus ojos, Lisa Nelson habla de que el uso del video portátil en la danza le permitió volverse  espectadora de su propia visión. Cito una parte (en mi Desktop) (9): 

 (9) La cita de Lisa Nelson. 

 Mientras observaba el salto analógico de los archivos de la computadora al papel, al corte con tijera, a la pared… me preguntaba por mi propia forma de mirar  mi computadora. ¿Desplegar un archivo espacialmente cambia la forma de observar y ser observada? 

Otro libro que tenía conmigo era Recursividad y contingencia de Yuk Hui publicado por Caja Negra. El libro hace un recorrido por el pensamiento filosófico (bien duro) de la recursividad y la contingencia, para hablar de lo cibernético y lo sensible más allá de la funcionalidad. Tomé notas y subrayé el libro, también pasé mucho tiempo buscando (¡me costó!) una cita sobre el reloj, en la que Yui Hui habla de dicho  mecanismo no como algo negativo, sino como una forma de pensar y no como totalidad. 

Un día de todos los que pasamos juntas en residencia, mientras Josefina y Paz trabajaban en el tomo IV de los Catálogos y detrás de la pared móvil que dividía al espacio en dos salas (pero que no llegaba a cerrar por completo), use la cinta autoadhesiva de Segunda en Papel Editora del otro lado de la sala para armar una maqueta en papel de un libro. Ese día fueron Josefina y Paz quienes sacaron fotos de mi trabajo (10) y de mí también mientras ponía el trípode con mi celu para grabarlas en acción en la otra la sala (11). Cada tanto llamaba a Paz para que viniera a chequear lo que iba haciendo al armar mi libro y revisar si tenía bien la paginación.

 (10) Unas fotos sacadas por Josefina y Paz.

(10) El trípode del otro lado. 

C. Microclimas

Cinta y papel, cinta de papel, paredes de un museo con muchas ventanas, es un sistema sorprendente resistente al viento y la lluvia de una tormenta suficientemente fuerte para hacer lío en las calles de Carpintería (12). 

Link a video 1 (12)
Link a video 2 (12)

(12) Un sistema resistente x 2. 

Estar en residencia significa trabajar los domingos. Trabajar en lo que te encanta es trabajar pero de otra manera, independientemente del día. ¿Es esto realmente trabajar? (13)

 

(13) ¿Es realmente trabajar?

Tierno y brutal. Intenso y pacífico. Las sensaciones en mi cuerpo eran nuevas y siempre acompañadas de una tensión, un “entre” que todavía me cuesta poner en palabras, aunque pude ponerle movimiento en el museo (14).

(14) Tierno y Brutal.

Me adapté rápido al ritmo apaciguado de la Carpintería, y me resultaba muy intenso el tránsito por Merlo, que no  es el ritmo de Buenos Aires. Hubo una época en que Merlo fue famoso por la calidad de su aire, un microclima que ayudaba a curar cualquier enfermedad. Creo que por el creciente  tráfico no existe más ese aire. A pesar del lío de Merlo y su falta de microclima sano, fuimos dos veces. Una, para visitar el mercado donde compré yuyos y un vinagre de molle y miel (Paz compró una bolsa de una yerba especial para seguir juntando fuerzas el domingo en residencia), y la segunda, (un viernes a la noche) para dar una charla en una librería que había abierto sus puertas  hacía sólo dos meses: Sacha Libros. Fue un evento espontáneo, una de las contingencias emergentes de hacer libros de danza en residencia en otra ciudad, del estar presente y de las ganas de conocer a la gente local, y viceversa (15).

 

(15) El no-microclima de Merlo.

D. Partículas 

El papel ya cortado no sirve y hay que tirarlo. Los otros papeles (16) los separamos para usar como borradores (17) para el taller de Oficios Editoriales que dieron Josefina y Paz el sábado a la tarde antes de aperturar el trabajo realizado en residencia. Una diferencia intuitiva. 

 

(16) ¿Papeles? 

 

(17) ¿Borradores?

 

Aprendimos, en el transcurso de la convivencia, que a Paz le molesta que hayan migas sobre la mesa o en el piso, y que a mí me gusta comer snacks todo el tiempo (18). ¿Siempre hacen falta snacks durante una residencia? Una de las tardes fui caminando al quiosco más cerca del museo para comprar snacks y bebidas frías para reanimar los cuerpos. No era domingo, pero igual estábamos cansadas y hacía mucho calor.

(18) Migas. 

E. Disposiciones 

Hay un cartel entrando al estacionamiento del museo que dice “Estacionar a 45º grados”. Por la disposición de los árboles no entendíamos cómo ubicar el auto, ¿desde que referencia tomar esta dirección?. Nos importaba estacionar debajo de los árboles para que el auto estuviera protegido de los rayos de sol (pero nunca a 45 grados) (19).

(19) 45 grados. 

Para buscar los snacks ese día, tuve que caminar sobre la ruta Av. Mandarinos. Caminé hacia el lado contrario. Cuando me di cuenta que no había nada, siquiera una casa, volví para atrás por el otro lado. Camino de montaña, en subida, bajo el sol. Me gustó el ejercicio. La distancia de un pueblo no se percibe igual que el recorrido de las distancias en la ciudad (20). 

 

(20) Distancias nuevas.

F. Rincones 

El sistema de trabajo del que fui testigo durante los días en San Luis es sólo una parte de lo que será el desarrollo final de los libros que Josefina y Paz seguirán trabajando (librazos, estoy segura). El resto seguirá (no únicamente pero principalmente) en los espacios de las computadoras de Josefina y Paz, en las llamadas virtuales, en los espacios-tiempos de sus Desktops (seguramente muy diferentes uno al otro, y también muy diferentes del mío), pero que juntos conforman los rasgos de un proceso todavía (y tal vez por siempre) por desplegar en rincones de archivos, píxeles y tintas, en estos lugares del sistema que se esconden detrás de sus labores hacia la materialización de los libros, como los códigos suelen estar en general pero que, sin embargo, todavía (y siempre) forman parte de su experiencia (21).

 

(20) Algunos códigos del sistema. 

Hay sistemas para hacer libros de danza y, según mi experiencia en San Luis, aunque este sistema es luego fijado en tinta, sigue viviendo en el más allá de los susurros del viento que mueve papeles resistentes a un clima (ahora sin micro), en los restos de papel no cortado para tomar notas y usar en otros talleres, en las memorias mezcladas con los píxeles de mi Desktop, en los píxeles de un archivo guardado en el espacio de otro(s) Desktop(s) y, de vez en cuando en el celular, por si a alguien le gusta usar este espacio (siempre a su propio riesgo). Si bien prefiero sobre todo el espacio de un libro, no creo que sea más real que el sistema a través del cual se forma (22).

Link a video (22)

(22) Otra ejecución del sistema de hacer libros de danza de Segunda en papel Editora.  

 

 

 

 

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    Cómo citar este artículo. Vilar Laura y Zuain Josefina (2024) Improvisando danzas, improvisando apuntes. Cuadernosdedanza.com.ar ISSN22508708. Publicado: 30 de enero. Leer más
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